Una de las muestras de que Godzilla es uno de los más grandes mitos de la cultura pop es el hecho de que también le afectan las leyendas urbanas. La más famosa es aquella según la cual hubo dos versiones de King Kong contra Godzilla (I. Honda, 1962) destinadas a no herir sentimientos nacionalistas. Así, según esta muy extendida leyenda urbana, en la versión destinada a los EEUU (y colonias, es la que se vio por aquí en su momento) King Kong derrotaba al saurio radioactivo, mientras que en la japonesa era Godzilla quien salía victorioso. Hay una belleza impícita en esta historia: aquella que lleva a convertir los dos monstruos gigantes más famosos de la cultura pop en símbolos nacionales (y culturales) tan potentes que una derrota de uno u otro hubiera afectado a los resultados económicos del filme. (y no olviden poner esto en paralelo a la refexión reprontista Los Hijos de la Bomba).
La globalización y los p2p han tirado por la borda una leyenda muy afianzada, y citada constantemente en un montón de lugares. Es cierto que ambas versiones difieren: la americana recorta escenas y, por otro lado, añade de nuevas (los típicos noticieros, como ya hicieron con el primer Godzilla y Raymond Burr), pero el final es idéntico: Godzilla desaparece en el fondo del oceano mientras King Kong nada de regreso a casa.
Arthur Adams, dibujante tan preciosista como lento, es un reconocido fan de Godzilla. Le ha dedicado tebeos, por ejemplo, y también ilustró la canción que compuso Alan Moore en honor del saurio radioactivo (de hecho, el barbas es otro fan del personaje de la Toho, al que incluso ha dibujado en alguna ocasión). En 1993 dedicó al tema de la falsa leyenda sobre los dos finales de King Kong contra Godzilla la página que les dejo a continuación, publicada en el comic-book Urban Legends.
Bola extra: la portada de Urban Legends era obra de Daniel Clowes, que acudió a la célebre rata frita de los fast food.
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