A menudo se olvida que (el cuento de la) Cenicienta, al menos tal y como lo recogieron los Hermanos Grimm, era un cuento brutal; para poder calzarse el zapato de cristal, las hermanastras se amputaban los talones (una) y los dedos de los pies (la otra) con la esperanza de que el Príncipe no notara la sangre que llenaba el zapato.Fragmento del Monster Show de David J. Skal.
3.5.08
LA VERDADERA HISTORIA DEL POP - CAPÍTULO 22
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