6.8.07

JOVENCITO, ATÓMICA TE NECESITA


La explosión de la bomba atómica en Hiroshima, de la que hoy se cumplen 62 años, es una fecha básica y clave para la cultura pop. Pero eso ustedes ya lo saben, como también saben que la web de Ethan Persoff es una fuente continua de tesoros, entre ellos la lectura que quiero recomendarles para hoy: The H-Bomb and you, un comic educacional y propagandístico editado en 1954 por la Defensa Civil de Maryland para ser distribuido en los colegios de Washington DC y alrededores.

La historieta, que se abre con el mensaje optimista de rigor ("tenemos la esperanza y rezamos para que nunca seamos objeto de un ataque enemigo pero debemos estar continuamente preparados para lo peor"), es una obra magna de paranoia atómica cincuentera.


En una escuela, tras el visionado de un documental (fíjense que metalenguaje más curioso: el documental educacional-propagandístico dentro del tebeo educacional-propagandístico), la profesora debe responder a la catarata de preguntas de sus jóvenes alumnos. Hablan del origen de la Defensa Civil, que se remonta a la Guerra de la Independencia y a los legendarios Minutemen (y cuyo nombre curiosamente ha heredado una organización paramilitar racista que vigila la frontera con México con el respaldo gubernamental); o de la carrera armamentística (desde un punto de vista ultradeterminista: ha sido así desde la historia de la humanidad, por lo que es inevitable la existencia de armas cada vez más mortíferas). Cuando parece que la profesora no da más de sí, irrumpe en clase un miembro local de la Defenda Civil para explicar cosas como la mítica Conelrad (la emisora de Onda Media preparada para informar a la población refugiada en sus búnqueres domésticos en caso de ataque), la operación Skywatch y las tareas que competen a cada uno.

Lo de la Operación Skywatch y sus Vigilantes del Cielo me parece soberbio. Estados Unidos necesitaba que un millón de sus ciudadanos, de todas las edades y condiciones, se organizaran en turnos de 2 a 4 horas para que las 24 horas del día, los siete días de la semana, hubiera alguno de ellos en los 24.000 observatorios previstos, oteando los cielos en busca de la llegada del temido avión enemigo. Tremenda y brutal muestra de institucionalización de la paranoia. La América feliz y hoy retrofuturista de los 50's debía reservar unas cuantas horas semanales a la vigilancia, a colaborar en el estado de alerta. Mañana, a las seis de la tarde, sesión grupal de paranoia civil.


El otro gran tema tratado son las tareas que cada ciudadano estadounidense debe llevar a cabo en base a cuatro categorías difenciales: papás (construcción del búnquer, liderazgo familiar), mamás (despensa de comida, mantenimiento de basuras) jovencitas (labores de enfermería) y jovencitos. Y es respecto a las de estos últimos donde quiero detenerme un momento. Los muchachos actuarán como recaderos, ayudarán a mamá en la gestión de residuos, colaborarán en la vigilancia nocturna del vecindario y, sobre todo, deberán convencer a sus padres de la importancia de la Defensa Civil. Es decir, que los jovencitos serán el vehículo de la extensión doméstica y viral de la paranoia atómica. Sí, esos mismos muchachos en proceso licántropo de heredar el mundo.


Si se han quedado con ganas de más cómics atómicos, en la web de Ethan Persoff también encontrarán If an A-Bomb Falls, otra muestra educacional sobre qué hacer en caso de ataque nuclear. Ya saben: agáchense y cúbranse. Tralarí Tralará.

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