En estos momentos mi vida depende del fontanero. Desconozco si podré acudir algún día al Festival de Sitges porque igual coincide con las obras. No tengo agua corriente. Por no hablar del tema económico o del tener que vivir fuera de casa, alejado de mis objetos pajeros y en un hogar, el de mi hermano Mr. Sardinet, en el que por las noches siguen con pasión Hospital Central (creo que ganaría mucho con una subtrama de infección zombi) o esos seres ingratos llamados triunfitos que no me interesan lo más mínimo: cantan y no precisamente el tipo de música que me gusta.
Pero lo importante, lo básico, es que mi calidad de vida depende de EL FONTANERO. Para describir con justicia a este profesional, auténtico ejemplo de que mi abuelo tenía razón cuando me dijo aquello de "te ganarías mejor la vida de lampista que de periodista, eso de la universidad es un atraso, aprende un oficio como Dios manda", nada mejor que el genio del inigualable Vazquez, By Vazquez. Les dejo a continuación una de sus enésimas obras maestras, procedente del Din Dan número 29 (1968). Las cosas no han cambiado mucho desde entonces, por cierto. También me reafirmo que el mejor Vazquez fue el de esa época: ácido y experimental, y si no fíjense en el uso del montaje fotográfico y del tratamiento del cuerpo al más puro estilo monigote. Una delicia.
Pero lo importante, lo básico, es que mi calidad de vida depende de EL FONTANERO. Para describir con justicia a este profesional, auténtico ejemplo de que mi abuelo tenía razón cuando me dijo aquello de "te ganarías mejor la vida de lampista que de periodista, eso de la universidad es un atraso, aprende un oficio como Dios manda", nada mejor que el genio del inigualable Vazquez, By Vazquez. Les dejo a continuación una de sus enésimas obras maestras, procedente del Din Dan número 29 (1968). Las cosas no han cambiado mucho desde entonces, por cierto. También me reafirmo que el mejor Vazquez fue el de esa época: ácido y experimental, y si no fíjense en el uso del montaje fotográfico y del tratamiento del cuerpo al más puro estilo monigote. Una delicia.
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