2.9.05

CAOS EN EL PRÓXIMO PARQUE TEMÁTICO

Doña absenta y yo visitamos Nueva Orleans en septiembre del 2001. Me gustó. Claro. Bonita ciudad plagada de cementerios, casas coloniales, Rythm & Blues y Vudú. Por otro lado, no dejaba de ser una variante norteamericana de nuestros Lloret o Terremolinos. Los fines de semana se llenaba de turistas dispuestos a correrse la gran juerga y pillar la gran cogorza en la única ciudad de EE.UU que permitía el consumo de bebidas alcohólicas por la calle. También era una ciudad peligrosa. La gente no paraba de decirnos que tuviésemos cuidado, que no nos alejáramos del centro y que no paseáramos de noche. Uno de los índices de mortalidad por disparo de bala por número de habitantes más altos del país, sino el que más. Y los cierto es que transitaban por ahí algunos negros que daban miedo. Mucho miedo.

Hoy Nueva Orleans es una ciudad inundada, con ley marcial, de la que llegan imágenes de supervivientes sin comida ni agua, de bandas armadas, saqueos, violaciones. Veo por la tele el transitar hacia ninguna parte de cientos de familias y me sorprendo recordando la imagen de las películas de zombis inundando autopistas desiertas. También veo eso tan americano de defender el hogar con el Winchester bajo el brazo. Un derecho constitucional. Y veo a Bush suspender la evacuación para garantizar la seguridad, aunque no acabo de entender la medida.

Puede sorprender que la nación que domina el mundo se vea sometida a una situación más propias de países subdesarrollados. Pero también es cierto que la diferencia de clases es tal que los pobres y marginados de EE.UU. son igual de pobres y marginados que los del tercermundo. Triste comparación. Si hubo gente que se quedó en la ciudad pese al llamamiento a salir de ella es porque seguramente no podían hacer otra cosa. Y Nueva Orleans es ciudad de muchos ghettos y mucha violencia armada.

También veo como la administración Bush vuelve a dar muestras de lo que es. Un triste dinosaurio de enorme capacidad destructora pero terriblemente lento en sus movimientos. Y con un cerebro bien pequeño en comparación con la masa que mueve. La ley del beneficio capitalista a cualquier coste hace que una ciudad como New Orleans no tuviera los diques de contención en óptimas condiciones. No me sorprende. Lo de las plataformas petrolíferas más. Y ahí es por donde le va a doler al presidente. Al fin y al cabo me temo que valora más el petróleo que la vida y el sufrimiento de las clases bajas de su propia nación. Como las estadísticas demuestran que no votan, no valen nada.

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