31.5.05

Simpsonario (CXCV)

Dios

Hasta hoy no sabía porqué Dios me ha traído al mundo. ¡Ahora lo sé: para comprar ése cómic!” (Bart). Los Simpson son los únicos dibujos de la televisión que se permiten hablar de Dios, el que se escribe con mayúsculas: desde los eufemismos de Flanders, “mamá ha tenido que irse, ahora está con Dios y pronto os reuniréis con ella”, hasta el contacto directo de Homer con Dios, que le confirma que los sermones del reverendo Lovejoy son un rollo. Por lo demás, Homer describe al Padre Eterno amigablemente, como si se tratase de un camarada: posee una dentadura perfecta, desprende un buen olor, tiene mucha clase, es decir, es un señor de verdad. En definitiva, como dice Matt Groening: alguien cuyas competencias conciernen a la religión y al significado de la vida. Ante la imposibilidad de representar al Omnipotente a través de imágenes audiovisuales, Groening recurre expresamente a la más caduca iconología (una mano gigante que sale de una nube, un dedo que lanza un rayo, es decir, un ser invisible que está arriba y todo lo ve e incluos castiga ostentoreamente) no para convertir al Señor en dibujo animado, sino para subrayar una idea de la divinidad todavía muy difundida en América.

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