Hacía bastantes años que no asistía a la gala de clausura de Sitges. La verdad es que como gala resulta bastante desoladora y carente de todo glamour. Para que se hagan una idea: la única estrella en subir a recoger galardón fue el veterano Fernando Guillén, un Maria honorífica entregada por sorpresa. Y el único en demostrar cierto humor fue el coreano Hong-jin Na (The Chaser), que junto a Pascal Laugier (Martyrs) fueron los únicos implicados en recoger premios importantes (el Orient Exprés y el Maquillaje respectivamente). Triste balance. Ojo, no es algo que me preocupe lo más mínimo. Sitges es un festival cuya gran virtud, los últimos años, es la excelente programación. Eso hace que la gente acuda en masa y yo lo prefiero así, aunque también es cierto que la gala es un evidente punto flaco y más cuando la gran mayoría de asistentes a esa sesión son invitados que nada tienen que ver con el público habitual. Las estrellas, a golpe de talonario, vienen, pero no es una medida correcta, por mucho que el político, así como ente, guste de la foto.
No puedo opinar demasiado sobre la totalidad del certamen dado que este año he acudido con retraso, pero por lo visto (y lo que quería ver), la programación me sigue pareciendo estupenda. Cierto es que este año muchos han comentado que era pero que la de anteriores años. No estoy de acuerdo, pero sí es bueno matizar un par de aspectos.
El primero es que quizá se refieran a la sección oficial a concurso. Yo hace mucho que decidí de verla en su integridad (primero porque era inabcable y ahora porque ya me he acostumbrado) y prefiero acudir a todo tipo de seccions paralelas que, casi siempre, despiertan todo mi interés (y el del público). Sitges no es sólo, ni mucho menos, la sección oficial, al contrario: muchas de las perlas que regala cada año hay que buscarlas en otro lado.
El segundo se refiere a la participación patria de este año. Yo no he visto ninguna, pero por lo que me dice la gente, la cosa ha estado bastante floja. Lo cierto es que visto en perspectiva parece muy difícil superar, en ese aspecto, la cosecha del 2007 (El Orfanato, REC, El Rey de la Montaña, Los Cronocrímenes) y que aún es pronto para que sus efectos se vean en pantalla (probablemente todas las películas vistas este año nacen antes de la citada explosión). Y como lo suyo es programar lo español el fin de semana, quizá el arranque del 2008 dejó descontento a más de uno.
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