"Al principio había estado tentado de considerar el robot una suerte de Godzilla mecanizado, una metáfora del poder tecnológico de la bomba atómica. Sin embargo, mi idea quedó desautorizada cuando descubrí unos dibujos salvajes y aterradores creados dos años antes de Hiroshima titulados Kagaku Senshi Nyu Yoku ni Shutsugen su (El guerrero científico aparece en Nueva York). En ellos un robot gigante con pinchos en los pies aplasta los edificios de Manhattan mientras echa vapor o humo o veneno por todos los agujeros y las juntas de su cuerpo de Hombre de Hojalata. Aunque la bomba no podía explicar la existencia de ese robot, es imposible escapar a la rabia impotente e incluso la obsesión que su imagen conjura. Tal vez cuando el comodoro Perry atravesó la muralla que había rodeado Japón durante doscientos años engendró las pasiones que apunta el robot, pero esa suposición me la callé. Porque en cuanto pisé Japón comprendí que, en tanto que extranjero, jamás llegaría a saber la verdad."Fragmento de Equivocado sobre Japón de Peter Carey (Mondadori).
Como es lógico, nada más leer el párrafo me he lanzado a googlear en busca de las ilustraciones de 1943. El resultado ha sido relativamente satisfactorio: he dado con la ilustración descrita por Carey pero su calidad de visualización está muy por debajo de lo que me gustaría ver aquí. Estoy seguro de que alguno de ustedes es capaz de llegar a localizar alguna mejor.
ACTUALIZACIÓN: El gran Scary Woo ha localizado una imagen mucho más satisfactoria de la ilustración y el nombre de su actor: Ryuichi Yokoyama. 
La he localizado en este más que correcto texto introductorio sobre los robots en la cultura pop japonesa, en donde se anota lo siguiente:
Giant robots have been (fun packed) rubbish ever since their debut, with Tetsujin 28-go, a larger scale, radio-controlled contemporary of Tetsuwan Atom, and vaguely traceable back to the badly drawn Scientific Warrior from a few propaganda sketches dating from 1943.La idea de un robot gigante japonés destrozando una gran ciudad (que no es Tokio sino Nueva York) antes de la bomba atómica es ciertamente sorprendente. Y aunque es cierto que el gigantismo sembrandor de caos urbano es anterior a Godzilla y a la Segunda Guerra Mundial, también lo es que Godzilla es radioactivo y un bello hijo de La Bomba. La idea del monstruo gigante se remonta a los cuentos alrededor de la hoguera que se debían explicar nuestros tatarabuelos primitivos (es de cajón: si el adversario es más grande da más miedo, y como más grande más miedo), también intuyo que la distribución propagandistica de las imágenes del Guerrero Científico en tiempo de guerra impactaron lo suyo a unos jóvenes japoneses que, paralelamente, eran bombardeados sin piedad. Unos jóvenes que una década más tarde llenarían páginas y pantallas con los primeros mechas del manga, el anime y el cine de consumo pop. Y una reflexión final: mientras el Hollywood convertido en industria de guerra enviaba a Donald o Popeye a la Segunda Guerra Mundial, el propagandismo pop nipón ya lanzaba contra Occidente robots gigantes.
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