El señor Fruno (a quien debo una película) ha reflexionado alrededor del espinoso tema tratado ayer. Recomiendo muy mucho su lectura porque está repleta de enlaces que merecen la pena y porque, cojones, explica las cosas con bastante más claridad que yo. Además, me viene bien por puro contraste: Fruno es más honrado que yo. La prueba está en cierto tonillo necio de mis palabras de ayer. Cosas de pajas en ojos ajenos y vigas en los propios. Maldita educación católica y malditos días tontos como el de hoy.
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