Ha sido un fin de semana intenso desde el punto de vista social. La culpa es del Saló del Cómic, claro. Tres han sido mis visitas al lugar, a lo que hay que sumar un extra: acudí viernes por la mañana, por la tarde, sábado por la tarde y el domingo la mansión ausente se vistió de gala para recibir la visita de Viruete y Montse Akane.
El viernes por la mañana lo dediqué a las compras. Mi paulatino alejamiento del consumo compulsivo de tebeos me provoca cierta desidia por las novedades. Los números 2 a 4 de Los Muertos Vivientes para no perder comba con mi despiste (por lo que novedad tan sólo sería el cuarto), PyongYang (que tampoco es exactamente novedad, pero tras mis escarceos norcoreanos necesitaba leerlo), el nuevo número de Dolmen (no soy comprador pero incluye un artículo muy majo de Jaume Vaquer sobre los tebeos de la IPC que se complementa a la perfección con el mamotreto que escribí para MondoBrutto) y Más Malas Ventas porque sabía que doña absenta se lanzaría sobre él de inmediato (y así ha sido). El resto de mis inversiones se destinaron a la búsqueda de material añejo, que para eso fuí el viernes por la mañana, para estar tranquilo. Un retapado de Zip Nolan (I.P.C., claro), el número 21 de Fantom (poco a poco voy completando esta curiosa colección de Vertice plagada de historietas de horror de la Atlas y de la Charlton) o un par de ejemplares de la revista Mortadelo Especial en cuyas tripas se publicó buen francobelga, en este caso una aventura de Ric Hochet y una de Chick Bill respectivamente.
Eso sí, la gran compra, la que me hizo dar saltos de alegría y regresar a casa con una sonrisa de punta a punta, se produjo casi por casualidad, al encontrarme en una esquinilla un estand en uno de cuyos rincones había un cartelillo donde ponía "Olés a 3 euros". Como iba bien de tiempo me puse a mirar sin demasiadas ganas, pensando que me iba a encontrar con la típica, inaguantable e interminable profusión deejemplares dedicados a Mortadelo. Pero no. Primero apareció uno dedicado a las Hermanas Gilda. La punta de mis dedos segregó una sustancia pegajosa que se adherió al ejemplar. Luego uno dedicado a Los Cuentos del Tío Vázquez. Mi cara empezaba a descomponerse. Y finalmente, para rematar tamaños tesoros, el dedicado a Gu-Gú. ¡Por Dios! ¡Tres obras maestras de Vázquez que andaba buscando desde hacía un listro de golpe en mis manos por nueve míseros euros en total!
El viernes por la tarde acudí con absencito y doña absenta. Descubrí que al pequeñajo no le gusta nada, pero nada, Superman. Sí le gustó, en cambio, la exposición dedicada a los originales de V de Vendetta, concretamente por las cortinas que había a la entrada y salida de ésta. Eso de apartar unas cortinas y descubrir una sala con gente mirando cuadros llamó poderosamente su atención. Así que se dedicó a entrar y salir de manera casi obsesiva. Más tarde me encontré a mi buen amigo Javier Pérez Andújar, micro en mano acompañado de una cámara de BTV (Barcelona Televisió), preparando un reportaje para el Saló de Lectura. Tuvo una idea arriesgada, desoyó los consejos de Hitchcock y decidió que entrevistara a absencito para el programa. Y así fue. Así que ya lo saben: si son de Barcelona ciudad o viven en alguna comarca cercana en la que se ve la cadena pública local de Barcelona, tienen una cita mañana miércoles a eso de las 22:30 : absencito hablando de Drácula y Godzilla en horario de máxima audiencia. Están avisados.
Mi visita del sábado por la tarde fue púramente social: charlar con los adláteres Sark y Eme A; con ilustres dixtópicos como MAB, Fakemon y Jordi Pastor; acercarme brevemente y casi de incógnito a la quedada bloguera para saludar en persona a Álvaro Pons y Jotacé, por aquello de la solidaridad entre los New Adláters que nunca existieron; el incidente de la máscara hizo que fuera reconocido por Myca Vykos y por Elena, muchacha sabia cuyas aportaciones en los comments de este blog me rinden a sus pies.
Y aquí acabaría esta crónica si no fuera porque ayer mis pasos me llevaron, sin querer, a Gigamesh, donde no pude evitar quemar la tarjeta de crédito con The ACME Catalog que anunciaba Hijo Tonto (a simple vista una puta maravilla), una novela de Philip K. Dick que andaba inédita por estos lares: La pistola de rayos y un tomo de ilustración dedicado a carteles de exploitations (ñam ñam) del que he escaneado ese Cool World (Hooker! Fuzz! Junk! Rumble!) que preside este post. Tanto ahorro y tantas penurias para luego cometer un desliz. En fin, eso es todo. Ahora toca intentar recuperar el ritmo habitual de este Blog Ausente, aunque no va a ser tarea fácil.
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