30.7.12

THOMAS ALVA EDISON, GENIO DEL MAL Y SUPERVILLANO TECNOLÓGICO

Retrato de un Mad Doctor

Cuando era pequeño y me zambullía en todo tipo de material impreso y con letras, las enciclopedias juveniles formaban parte de mi alimentación. En todas ellas, en el apartado de Grandes Inventores, brillaba con luz propia (y nunca mejor dicho) la figura del Thomas Alba Edison. En la literatura de divulgación juvenil de mi época (y de todas las anteriores) Edison era el inventor de la bombilla que era lo mismo que decir “el inventor de la electricidad” (en realidad, claro, se trataba de su aplicación más práctica y visiblemente doméstica y no de la electricidad en sí, que estaba ahí desde el bing bang). Recuerdo que en la enciclopedia Dime Quién Es (Argos, 1975) se decía que había inventado más de mil cosas (vaya tío); que hizo esperar a las autoridades en la presentación de una nueva creación y que apareció lleno de grasa porque su principal preocupación en ese momento era arreglar un cacharro (estos inventores, tan entrañables, siempre a lo suyo, en su mundo); y que su primer invento fue una máquina de registrar votos (hoy veo el dato como algo inquietante). En definitiva, que sin Edison viviríamos peor y el siglo XX no hubiera sido posible. Uno cerraba el libro, miraba a su alrededor y daba gracias al tipo. Si yo hubiera sido un juvenil geek de las ciencias, seguro que habría hecho de él un modelo a seguir; afortunadamente, pronto me incline por la rama de las letras, a priori menos prieta, metódica y exigente.

 Edison emulando el experimento del Dr. Jeckyll

Hoy, 35 años más tarde, la cultura pOp del siglo XXI comienza a ofrecer una imagen bien distinta del Edison modelo para jóvenes inventores. Edison, hoy, empieza dibujarse como un auténtico genio del mal que no tardará en rivalizar con Moriarty o Fu-Manchú o que incluso podría figurar como fundador de SPECTRA. Nada más escribir esto, me he puesto a buscar alguna foto de Edison acariciando un gato de angora pero sólo encuentro una de sus viejas películas en la que dos gatos simulan un combate de boxeo. Un momento... Edison como pionero de las filmaciones de gatitos. Sí, sin duda estamos ante un auténtico supervillano. Pero vayamos por partes.



La idea de escribir sobre Edison como genio del mal la tenía ahí guardada pero ha explotado definitivamente leyendo la quinta entrega de Atomic Robo. Ya he hablado antes de esta serie que me despierta múltiples simpatías por su tono dicharachero. El protagonista es una inteligencia artificial robótica creada por Nikola Tesla y los arcos argumentales que protagoniza dan saltos en el tiempo. Por sus viñetas han pasado Lovecraft, Charles Fort o un Carl Sagan convertido en heroico científico de acción. En esta última entrega se salta casi a los orígenes de Atomic Robo y se le muestra como un joven (de metal) que se aburre en compañía de Tesla, ya un abuelete siempre abstraído por la ciencia, y que alimenta su imaginación artificial con novelitas pulp protagonizadas por justicieros que luchan contra el crimen y se mueven en las sombras. Y así transcurren sus días hasta que se topa con uno de estos héroes enmascarados que anda enfrascado en una desigual batalla contra una banda de gánsteres de Chicago que se dedican al robo de inventos, patentes y también de un cráneo procedente de la Atlántida cargado de energía telúrica. Al final, como no podía ser de otra manera, se descubre que tras los robos está el mismísimo Edison, genio del mal que ambiciona el poder total, ser el amo y señor de toda la energía del planeta.



Digo que el malo no no podía ser otro que Edison porque en la deliciosa ficción pulp que propone Atomic Robo anda por en medio Nikola Tesla, otro genio inventor que en la actualidad anda en pleno proceso de conversión en mito contemporáneo pese a que murió olvidado y en la miseria. Tengo por aquí la reciente edición española de una biografía (Nikola Tesla, el genio al que le robaron la luz) que no he leído aún y creo que se ha publicado alguna más. El fenómeno está ahí, empujado por una corriente de divulgación científica muy visible en Internet y que, curiosamente, ha hecho de Tesla su icono pOp pese a tratarse de un científico con una historia tan rica en misterios que da margen a la fantaciencia e incluso a teorías descabelladas muy alejadas de la fe en la ciencia y la razón que profesan parte de sus admiradores (y ahí está el rayo de la muerte, sin ir más lejos).



Es en el crecimiento de la figura de Tesla donde se origina el paso de la imagen de Edison de benefactor tecnológico del siglo XX a genio del mal y supervillano. Los dos científicos se enfrascaron en la llamada Guerra de las corrientes. Edison la continua y Tesla la alterna. Al parecer (ya dije que soy de letras), la primera era más cara y salió victoriosa porque generaba más beneficios a los inversores. (corrección: por una vez ganaron los buenos). La batalla tuvo sus golpes bajos y mezquinos, como muestra la conocida anécdota de la silla eléctrica. Edison recomendó que la máquina que encarnaba la modernidad aplicada a la pena de muerte funcionase con la corriente rival, la alterna, y lo hizo con la intención de desprestigiarla con tamaña mala imagen. Por su parte, Tesla soñaba con la difusión masiva y gratuita de la electricidad, algo que, claro, chocaba con los intereses económicos y la búsqueda de beneficios monopolistas. Es en ese sueño de Tesla donde cabe encontrar su conversión actual en mito pop de internet, emblema del activismo 2.0 contrario a viejos modelos de propiedad intelectual porque suponen no sólo un freno al desarrollo humano y la libre difusión de ideas, sino también porque oculta en su interior oscuros intereses de poder económico (esa misma idea, por ejemplo, flota en el Capitán Swing de Warren Ellis que les comentaba ayer mismo). En este nuevo esquema, Edison se erige así como némesis de Tesla, es decir, en el villano tecnológico a quien debemos la gestación de opacas corporaciones privadas cuyo único objetivo no es el progreso sino el enriquecimiento vil, o lo que es lo mismo, vaciarnos los bolsillos porque hoy, sin electricidad, no podríamos sobrevivir. Edison nos ha convertido en sus esclavos. ¡Maldito Edison!

 Esta foto del laboratorio de Edison demuestra que también inventó IKEA.

Lo cierto es que observando hoy la biografía del antaño modélico inventor de la bombilla se le descubre como un ávido acaparador de patentes que, en muchos casos, eran fruto de una hábil apropiación indebida por vía legal. En algunos casos se mejoraban, es cierto, pero también que con el apoyo de la banca había formado un nutrido equipo de negros y ayudantes que trabajaban a sus órdenes. Sólo así se entiende el millar de invenciones tan dispares y heterogéneas registradas a su nombre. Uno de los casos más conocidos fue el del cine, que como saben se atribuye hoy a los franceses Hermanos Lumiere. Cuando el invento cruzó el Atlántico, Edison ya se había encargado de patentar variaciones, plantar batalla legal a los franceses y ejercer la fuerza de su monopolio (además de ofrecer filmaciones de gatitos). Curiosamente, la industria de Hollywood nació instalada en California para huir de las patentes de Edison y librarse del pago de derechos. Sí, esa misma industria que hoy lucha por todo lo contrario. Así que ya lo ven, sólo hay que escarbar un poco para descubrir que Edison no fue el inventor del siglo XX sino su genio del mal, la sombra diabólica que se alza tras la grandes corporaciones multinacionales, el freno al progreso que no rinde beneficios privados, la SGAE, las agencias de rating, la prima de riesgo y los gatitos de internet. Edison es el MAL, así, en mayúsculas.

 Edison también inventó las muñecas que hablan.

Cuando andaba investigando para mi ensayo Black Super Power, que habla sobre la gestación del héroe negro en la cultura popular, me topé con un curioso documento y una historia que acaba por perfilar el carácter mezquino y maligno del inventor de la bombilla. R.F. Outcault es hoy conocido por ser el creador en 1895 del primer gran personaje de la historia del cómic, el Yellow Kid, de amplia difusión en la prensa norteamericana de la época y cuya primera aparición marca, para algunos, la fecha del nacimiento del cómic. Outcault quiso diversificar sus creaciones y se inventó, en 1901, a Pore Lil Mose, un simpático e inquieto negrito protagonista de diversas historietas de comicidad primitiva muy al gusto de la época. El personaje es hoy un ejemplo más del arquetipo racial conocido como pickaninny, es decir, del negrito tontorrón, gracioso y con labios de salchicha. Pero la caída en desgracia del personaje no fue consecuencia de su condición de caricatura racialmente incorrecta (faltaban décadas para que esa visión fuera tenida en cuenta). No. La desgracia del personaje fue su encuentro con Edison. En una de sus historietas, Pore Lil Mose y sus amigos se colaban en el laboratorio del inventor y trasteaban con sus aparatos, recibiendo todo tipo de calambrazos. Cuando Edison los descubre, les gasta una broma al tenderle la mano electrificada, conseguiendo que el negrito salga dolorido y por patas. A Edison no le gustó nada el chiste, demandó al periódico, exigió la retirada de ejemplares y consiguió la prohibición de cualquier reproducción. Pore Lil Mose no sobrevivió a la airada protesta del todopoderoso genio del mal y dejó de publicarse poco tiempo después.






Nota: esta entrada ha tenido otra complementaria. Aquí.

8 comentarios:

Jaime Fernández del Río dijo...

Hace poco en The Oatmeal le daban más cuerda al Edison supervillano enfrentado al Tesla superhéroe...

http://theoatmeal.com/comics/tesla

Mariamaria dijo...

Muy buen tema para hacerse unas pegatinas personalizadas!!
 

Enrique Viola dijo...

Me permito añadir 

Enrique Viola dijo...

¡Upps! ¡Perdón! Decía que me permitía añadir al lado oscuro edisoniano que el inventor no dejó de pensar en una máquina que hacía casas prefabricadas (algo así sale en la peli de los Picapiedras) y en otra para permitir hablar o contactar con los muertos. Y que siempre pensó que era una bobería hacer que el cine fuera un espectáculo público, que eran muchos más rentables artefactos que -previo el paso del insert-coin- permitían ver a un único espectador una peliculilla que, mira por donde, solía ser erótica-festiva.

Roberto_miguel_z dijo...

Edison pudo ser ambicioso si, un vulgar Bill Gates o Steve Jobs si quieres. Pero no le quitaría mérito como inventor, que si tenía conocimientos técnicos avanzados de los que sus sucesores carecen. Es mas entre Tesla o Edison no me atrevería a decir cual es mas grande. Cierto la historia le jugo duro a Tesla, pues al menos merece el mismo mérito de Edison. Sin duda Edison no es el genio que nos hacen creer, pero ciertamente era una mente brillante. Creo que lo mas justo es darle honor a quién honor merece.

ricardo dijo...

yo entiendo que la vision de tesla era algo utopico e imposible de lograr en el caso de la electricidad gratis, y que edison solo era reflejo de la mente norteamericana, capitalista, un tanto egoista pero necesaria para el progreso de la tecnlogia y la sociedad, ¿cuando admitiremos que por mentes siniestras como gates y jobs es que tenemos lo que tenemos y no se hubiera logrado de otra manera? si le hubieramos dejado el trabajo a los buenos intencionados aun estuvieramos andando en tapa rabos y viviendo en cuevas... lo que quiero decir es que es necesario que haya oposicion a todas las cosas... lo bueno y lo malo se complementan... saludos

absence dijo...

Me parece bien tu puntualización. Por otro lado, en esta casa siempre hemos defendido al Mal como motor del progreso y el desarrollo humano.

Jackie de Alarcón dijo...

Thomas Edison se pasó al lado oscuro al procrear tres hijos
más con otra pareja, entre 1888 y 1898. Además, de que Madeline, primera hija
de Thomas Edison con otra pareja le ganó
la guerra a sus consanguíneos mayores por su conversión parental, empobreciéndolos.
Además de Edison, otro famoso que se
pasó al lado oscuro fue el cineasta Roberto Zemeckis, por procrear dos hijos
más con otra pareja, empobreciendo a su primogénito mientras que Mary Ellen
Trainor aún seguía viva, a diferencia del caso de Thomas Edison que fue por
viudez.