En la entrega anterior de esta serie veíamos como los héroes de la Golden Age se iban a la guerra y como la violencia propia de las portadas pulp se adaptaba a los tebeos. Pasemos a las páginas interiores. Arriba tienen la splash page inicial de una aventura de The Web, personaje de corta vida publicado en Zip Comics entre 1942 y 1943. La ilustración es fantástica. Hitler convertido en una terrorífica araña y una Europa sometida a su violencia donde destaca en primer plano una decapitación (vinculada a Francia, muy apropiado). Hay referencias al exterminio y en la fecha de su publicación aún no se sabía toda la verdad sobre los campos de concentración.
Otra decapitación en un tebeo de superhéroes de la Golden Age, en concreto la splash inicial del tercer número de Hangman (MLJ/Archie, 1942) . El villano de turno es The Executioner, un japonés adicto a cortar cabezas a hachazo limpio.
La violencia de las decapitaciones del Executioner no sólo es cosa de la primera viñeta a toda página, siempre en pos del impacto que incite a la lectura, sino que también aparece en el desarrollo de la historieta.
Como ven, el rastro de víctimas decapitadas se deja notar.
Otro tipo de decapitación, delirante a más no poder, la encontramos en el Stardust de Fletcher Hanks, aunque aquí la violencia es de otro tipo, no podía dejar de mentar una de las lecturas más sorprendentes de los últimos años, rescatada del olvido por Paul Karasik con la imprescindible antología I Shall Destroy All The Civilized Planets.
Continuemos nuestro viaje con este disparo atravesando una cabeza de oreja a oreja (en Hangman 4),
o esta impresionante cuchillada en el cuello (Hangman 5),
En el quinto número de Hangman un pintor muestra sus intenciones con el martillo y posteriormente las lleva a la práctica. Llama mi atención que siempre es la cabeza el objeto de la violencia, y luego está el tema del artista sangriento, que dejo apuntado aquí para el futuro (fuera de esta serie).
Hangman, el ahorcado, anunciaba su llegada proyectando el patíbulo y la amenaza de la horca sobre el villano, una sinistra variación de la batseñal. No olvidemos que la pena de muerte, hoy aún vigente en muchos estados de EEUU, era la cosa más normal del mundo a principios de los años 40 del siglo pasado; por no hablar de la simpática tradición local por el linchamiento. La violencia pop no emana porque sí. Otro elemento de interes de la ilustración es la dureza, no exenta de cierto caricaturismo, de la pobre chica estrangulada y con la lengua fuera.
Otro ejemplo de la contundencia de algunas imágenes: arriba tienen a un militar japonés que se suicida mediante ahorcamiento al ser derrotado por el joven aventurero The Filipino Kid (en Yellowjacket 3).
Splash con calavera. La presencia de calaveras se pueden contar a cientos en los tebeos de esa época. Resulta curioso comprobar como el ánimo de sobrecoger al lector está muy presente y que en cambio el terror como género en sí mismo tardará casi una década en ser la estrella de los tebeos de la golden age. Por cierto, a estas alturas les imagino muy interesados en Hangman. Su breve colección, libre de derechos, puede descargarse aquí.
En esta aventura de Yankee Boy (dynamic comics #16, 1945) podemos observar de fondo una calavera armada con hoz. No se trata de una versión comunista de la parca (los soviets aún eran aliados) sino de una imagen alegórica sobre lo pernicioso de la droga, ya que en esta aventura el joven patriota estelado se enfrenta a una banda de cultivadores y traficantes de marihuana.
En la misma historieta podemos ver como los traficantes fabrican cigarrillos de marihuana...
... o como recogen la cosecha hoz en mano.
Para acabar, y como antesala de la próxima entrega (dedicada al terror ante del terror), la página inicial de una aventura en la que Steel Sterling (Zip Comics) se enfrenta a un hombre lobo nazi en París. David J Skal dedicaba todo un capítulo de su Monster Show a hablar del vínculo entre nazis y hombres lobo.(continúa en parte cinco)
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