23.3.09

CIUDAD ESPANTO

Releo a absencito, por enésima vez, el Cuaderno de Tormentas de David Rubín. Los dibujos llamaron poderosamente su atención cuando yo ejercía mi primera lectura individual y a partir de ahí quedó arrebatado. Cuando se lo leo, que es a menudo, realizo una adaptación infantil y, por ejemplo, el jardín donde habitan las almas de los niños torturados se convierte en un jardín de juguetes perdidos, que viene a ser lo mismo, pero en metáfora y sin la crudeza que, creo, un niño de cuatro años no merece. Y sobrevuelo las escenas de sexo porque no entendería nada, al menos tal y como se muestran en el álbum. Al fin y al cabo lo que menos le interesa es la historia de amor. Cuaderno de Tormentas ya me gustó mucho cuando lo leí para mí, pero es con estas lecturas con absencito donde descubro del todo que el poder gráfico de David Rubín es imbatible y que la recreación de esa ciudad maldita y siniestra por la que transita el busca cuentos en busca de inspiración es de las que dejan huella, seguramente porque desborda imaginación y maravilla, y eso es lo que atrapa a absencito, que se ha lanzado a dibujar su propio y diminuto cuaderno, el Libro de la Mala Suerte, en el que refleja aquellas cosas malas que hay que recordar (los monstruos del lavabo, por ejemplo, aunque a él no le dan miedo). David Rubín estará en Barcelona el miércoles, presentando por segunda vez Cuaderno de Tormentas, y lo cierto es que se ha convertido en un viajero constante, quizá condenado por la propia Ciudad Espanto, así que es bueno seguirle la pista en su blog, quien sabe, quizá el Barrio de la Alegría Decapitada, el Gran canal Carnívoro o la Escalinata del Descenso Eterno están más cerca de lo que ustedes se piensan.

No hay comentarios: