He andado tan ocupado que he acumulado un enorme retraso en la versión ausente de las reseñas tebeiles que semanalmente realizo en el Cabaret Elèctric de IcatFM. Así que debo ponerme las pilas porque en nada empieza el Saló de Barcelona y me voy a pasar los cuatro días corriendo por allí de un lado a otro cargado con el micro de la emisora. A la espera de transcribir con calma la entrevista a Jaime Martín, les dejo los tebeos comentados el pasado martes 25 de marzo. Pueden descargar la versión audio aquí o escucharlo en streaming desde la web de la sección dándole al altavoz correspondiente.
Criminal de Ed Brubaker y Sean Phillips (Panini)
Mi devoción por Brubaker crece imparable; y con esta primera entrega de Criminal alcanza cotas estratosféricas. Me cago en la puta. Thriller con dos cojones con un prota carismático y un argumento que no por conocido deja de agarrarte por las pelotas: el del atraco perfecto que acaba por no serlo y al que sigue el correspondiente festín de cuervos. Y encima Sean Phillips dibuja y, sobre todo, narra con la maestría que ya tiene y que se le debe reconocer. Punto extra metalingüístico por las tiras de Frank Kafka, Detective Privado. Un tebeo sobresaliente, imprescindible para los aficionados al thriller de fuste.
Queen & Country de Greg Rucka y dibujantes varios (Norma)
Ya escribí hace un tiempo por aquí que el Queen & Country de Rucka es uno de los tebeos que sigo con ganas e interés. Mi querencia por los agentes secretos así lo exige, pero tengan en cuenta que aquí ni hay glamour bondiano ni hostias pop. Aquí tenemos a Tara Chace, posiblemente la mejor prota femenina que ha parido el cómic de acción en los últimos años, acompañada de un equipo de espías verosímiles y amargados que, a menudo, ven como el los políticos se convierte en fuego amigo. Un "Sí, Ministro" con pistolas y traiciones que ofrece una visión pesimista y gris del mito pop del agente secreto. En su séptima entrega (Operación Alforjas) Tara se sumerge aún más en su particular abismo personal al tiempo que se dedica a perseguir políticos corruptos que venden información petrolífera a la competencia rusa, mientras que la segunda entrega de Confidencial, la complementaria serie de precuelas, está protagonizada en esta ocasión por un joven agente Tom Wallace que, de regreso de Los Balcanes, acepta su primera misión en los últimos días del Hong Kong bajo pabellón británico. Estupendo.
Cobb: Sin Correa de Beau Smith y Eduardo Barreto (Norma)
Dentro de la genérica y variopinta colección Comic Noir de Norma, encontramos también este Cobb que se pretende cómic de la vieja escuela, en las antípodas de la ambivalencia de Rucka. El tal Beau Smith nos regala un héroe, tan internamente plano como externamente musculado, metido en un festín de tiros y hostias dibujados con vigor por Eduardo Barreto. Ese correcto hacer gráfico no evita que la cosa acabe por ser bastante tontorrona, mezclando mafias rusas, terroristas islámicos, cosacos renegados y villanas con katana, todos tan malos como atontados, presas fáciles para el iracundo machote protagonista y sus amigos. De entrada entretiene, pero decae pese al festival de acción que supone. En realidad, se traiciona a sí mismo en el momento en que no alcanza su deseo de ser vieja escuela. Psé.
Vimanarama de Grant Morrison y Philip Bond (Planeta)
Me declaro bastante fan de Morrison, pero en esta ocasión me ha dejado a medio gas. Locura entre el brit pop y el desmelene boollywoodiense, propone un Apocalipsis hinduista que se mueve entre la comedia pasada de vueltas (que le va muy bien al simpático dibujo de Philip Bond) y la metafísica lisérgica. Siendo como es de Morrison, uno nunca sabe la cantidad de detalles de peso que se escurren entre los dedos de las neuronas viendo como una pareja de jovenzuelos paquistaníes desatan la ira de los panteones hinduistas en la capital británica, así que le doy un aprobado porque, al menos, divertido es. Legible.
Batman & Spirit de Jeph Loeb y Darwin Cooke (Norma)
Agradable lectura ésta, oigan. Darwin Cooke, ante quien me postro por lo mucho que me sulibella gráficamente, cruza los universos de Batman y Spirit (cuyos papás, Eisner y Kane, fueron juntos al colegio, mira que cosa). Así que tenemos héroes enmascarados, villanos enajenados, mujeres fatales y comisarios de policía bien revueltos por Hawaii. Todo con el buen gusto y la soltura que merece un crossover como este, y contrastando con gracia el desparpajo de Spirit con la obsesiva y gris personalidad de Batman. Y añadan el estilo de cartoon retro sobrado de clase de Cooke, que es una maravilla, claro. Un buen prólogo a la nueva colección regular, que veremos qué tal. De momento: no está mal y despierta mis simpatías.
Rising Stars de J. Michael Straczynski (Norma)
Mira que los clones de la Top Cow que le tocaron como dibujantes a Straczynski en su primera excursión tebeíl son el horror, pero aún así, llega un momento en que la historia agarra una emoción y un empaque la mar de consistentes. Es lo que es y no engaña a nadie: una hija directa de Watchmen y similares que, además, su guionista ha explotado luego con Supreme Power, serie a la que hay que poner en paralelo pues viene a ser, más o menos, lo mismo (y que tengo a medias, en espera de retome algún día pues lo pasaba bien con ella, como escribí por aquí en un par de ocasiones). Pues eso, que estos Rising Star tiene su mérito si tenemos en cuenta que la historia no es nueva y, sobre todo, la nula capacidad narrativa de sus dibujantes; porque la cosa despega, entretiene y atrapa. Así que no puedo decir otra cosa: Está muy bien.
Thunderbolt Jaxon de Dave Gibbons y John Higgins (Norma)
Ustedes saben que los héroes de la IPC son de lo más grande que se ha hecho nunca en tebeo; y que les rindo pleitesía sin límites; y que Dave Gibbons es un tipo con crédito suficiente. Pero no. La vieja versión británica, juvenil y de papel, de la mitología nórdica no la conocía, y compararla con el despilfarro gráfico del Thor de Kirby supongo que no le hace ningún bien, pero es que esta reformulación realizada al amparo de Albión se me ha hecho muy, pero que muy, cuesta arriba. Muy poca cosa.
Madame Mirage de Paul Dini y Kenneth Rocafort (Norma)
Paul Dini es otro hombre de crédito a quien sólo por su contribución a las series animadas de Batman hay que guardarle un respeto. En esta ocasión pretende recuperar el sabor del pulp añejo con una especie de versión jamona de La Sombra en un contexto cibertech. Se lee con agrado y el clon de la Top Cow de rigor luce pelín más que de costumbre. Se guarda una buena carta sorpresa según avanza la trama y tal. Tiene cierta gracia, así que le doy un aprobado por los pelos.
The Vanishers de Chuck Dixon y Andres Klacik (Norma)
Antes hablaba de la IPC, y miren, este tebeo sin pretensiones, de adolescentes aventureros, persecuciones en el tiempo y robots pistoleros, me recordó aquellas viejas Selecciones Vértice que alegraron tantas mañanas de sábado hace bastantes décadas. Un tebeo ligero y muy de aventura juvenil de la vieja escuela, esta vez de verdad, cosa que le confiere un tono extrañísimo hoy en día. Se puede leer.
El Lagarto Hipotètico de Alan Moore (Planeta)
Y para acabar un relato corto de Alan Moore, apenas cien páginas de texto que se leen en una tarde con sumo interés. Una historia de vampirismo (que no vampiros), prostitución, sacrificios y venganzas pasionales llena de aristas y dobleces, por mucho que su ambientación gótico mágica me la repampimfle bastante. No está nada mal.
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