7.12.05
HE ENCONTRADO UN PULGAR (Tarantino y CSI)
Ayer tuve la oportunidad de visionar el doble episodio de C.S.I. dirigido por Tarantino y con los que se despidió la quinta temporada. Actualmente no estoy demasiado interesado en esta exitosa serie de televisión, pero si es cierto que seguí con ciertó afecto las dos primeras temporadas. En parte la culpa fue de Doña Absenta, siempre tan sangrienta, que la ponía y yo me quedaba allí delante, en plan pasmarote, sin forcejear demasiado el zapeo. Recuerdo que la segunda temporada nos gustó mucho. Grissom es un estupendo personaje y tantas autopsias y cuerpos mutilados en prime time sin duda es algo que, en la Mansión Ausente, nos conmueve y alegra. Pero luego vinieron todos esos spin off en Miami (me gustó mucho un episodio con un asesino de niñas, pero luego...) o en New York (de la que reconozco no haber visto ninguno). Y así, mientras unos explotaban la gallina de los huevos de oro nosotros hemos acabado por no tener el más mínimo interés por la serie, cada vez más rutinaria.
Y hete aquí que Tarantino, al que se adora en esta casa, no sólo se declara fan de la serie sino que acaba dirigiendo Grave Danger vol.1 y 2, los dos episodios citados, aquí reunidos y editados en un dividí para impacientes, o para gente que procura ir directa al grano, como es mi caso. Y sí, vale, están muy bien. Un par de buenos golpes de efecto (el final de la primera parte, con un continuara tremebundo o las hormigas de la segunda) en una historia muy deudora de uno de los momentos más recordados de Kill Bill Vol.2. De hecho, estoy convencido que parte de las cosas que pasan vienen de ideas surgidas en la preparación de esa escena de Kill Bill (y cuando lo vean me entenderán, porque es muy claro).
Una de las virtudes del episodio, además de que son 85 minutos que pasan volando (gran cosa esa, cuando acaba y uno dice "¿ya?") y de que logra mantener la tensión, es que en todo momento el director de Pulp Fiction sabe que está rodando para televisión y para una serie con sus reglas y sus personajes ya conocidos. Y no los traiciona ni antepone su ruidosa personalidad. Y eso está muy bien, es inteligente, creo. Hace un par de pequeñas trampillas con las acciones paralelas (nada grave) y con la introducción de una pesadilla la mar de divertida, e incluso referencial, ya que no deja de ser una versión perversa de la célebre contemplación del autoentierro del Vampyr de Dreyer (y a la que añade un blanco y negro no sé si por prudencia o como guiño a la matanza final de Kill Bill vol.1)
Como detalles, la presencia de unos envejecidos Tony Curtis y Frank Gorshin (hablando de esa joya que es Los Vikingos) o la de un John Saxon entre tinieblas protagonizando el climax de la primera parte, breve monólogo incluido. No es una obra maestra (por Dios, es C.S.I., qué esperaban) pero sí un dignísimo entretenimiento.
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