2.2.14
LECTURAS MALDITAS
Leo Los libros condenados de Jacques Bergier movido por las ganas de diversión e interés por el concepto de libro maldito. Ese deseo de conocimiento debe matizarse, y mucho, porque lo que hay en sus breves páginas está en el confín extremo de cualquier metodología científica y es pura fantasía con forma de ensayo de no ficción. Vaya por delante que siento una enorme simpatía (y recuerden que yo soy persona escéptica) por Jacques Bergier por su condición de coautor, junto a Louis Pauwels, de El retorno de los brujos (1960). Éxito de ventas mundial y piedra angular de la eclosión del llamado realismo fantástico, que llenó las estanterías de charlatanes, desarrollaba teorías e historias dispares en cuatro apartados: los paralelismos entre alquimistas y científicos del átomo (era la época), continentes perdidos, nazismo esotérico (creo que fueron los primeros en hablar de ese vínculo enajenado) y poderes paranormales a raíz de unos supuestos experimentos de la marina norteamericana (que haberlos, los hubo, otra cosa es que llegaran a alguna parte). Una de las cosas que me gustan de El retorno de los brujos además de su sentido de la maravilla es el uso de relatos de ficción de Arthur Machen o Arthur C. Clarke como apoyo a sus tesis. Es algo que me resulta maravilloso.
Los libros condenados es una obra de redacción acelerada hasta el punto de hacer evidente que está escrita deprisa y corriendo para llegar pronto a las estanterías y sacarse unos dineros. En ella Bergier habla de una serie de libros desaparecidos a lo largo de la historia (y de dudosa existencia, añado) para establecer la existencia de una conspiración centenaria llevada a cabo por los que bautiza como Hombres de Negro. Esto es muy divertido porque luego a penas los cita ni habla de ellos. De hecho, cualquier razonamiento lógico o demostrable brilla por su ausencia y su argumento más recurrido es que a él le parece creíble. Y hablamos de alguien que cuando aparece el tema de un supuesto poder de invisibilidad custodiado por los miembros de la Orden de la Golden Dawn lo justifica diciendo que él no tiene nada que objetar a que eso sea posible. Y ya está. Eso sí, subraya un par de veces que el Necronomicón no existe como si eso fuera la prueba de que el resto sí.
Los libros condenados a los que dedica un capítulo a cada uno de ellos son El libro de Toth (la destrucción de la Biblioteca de Alejandría da mucho juego), Las estancias de Dzyan (aunque en realidad sea un capítulo sobre Madame Blavatsky), la Esteganografía del Abad Tritemio (y eso lleva a una biografía del singular John Dee), el famoso Manuscrito Voynich (que desaparecido no está), El Manuscrito Mathers de la Golden Dawn (que aprovecha para atacar con dureza a Aleister Crowley), el Excalibur de Ron Hubbard que vuelve loco a quien lo lee (no conocía esta leyenda sobre el escritor pulp que fundó de la iglesia de la cienciología), los libros del sabio revolucionario ruso Filipov (una especie de Tesla soviético) y acaba con La doble hélice de James Watson, que tampoco es un libro desaparecido sino el relato personal del premio Nobel por sus estudios con el ADN que critica con dureza a la comunidad científica (no por nada esotérico sino por la personalidad mezquina y engreída de muchos científicos) y que fue objeto, como tantos otros, de numerosas trabas ante su publicación.
Los libros condenados de Bergier carece de rigor y no aporta argumentos, si a eso añadimos su redacción apresurada, desde una perspectiva seria y objetiva es muy fácil decir que es un mal libro. No tengo nada que objetar a ello, como diría el propio Bergier, pero por lo que a mí respecta me ha resultado una lectura muy divertida porque ofrece un buen puñado de historias y biografías de asombro disparatado muy estimulantes para la fantasía y la imaginación.
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3 comentarios:
A este libro le tengo echado el ojo por el vínculo que Bergier teje entre el Voyinich y lo nuclear, totalmente infundado por supuesto, pero eso qué nos importa.
Amigo Zito, el tema lo deja caer,pero abunda más en que se trate de un idioma extraterrestre.
Hablando de lo cual...
http://www.newscientist.com/article/dn24987-mexican-plants-could-break-code-on-gibberish-manuscript.html
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