17.5.05

EL DICTADOR DOGMÁTICO RIMA CON CHOPPER


"The Last Movie se filmó en Perú. Peter Fonda, Jaglom y Michelle Phillips tenían sendos pequeños papeles. Sam Fuller interpretó al director. En esa época Perú era la capital mundial de la cocaína, y todos los cocainómanos de Los Ángeles querían trabajar en una película que les permitiera volver al norte con un poco de droga en las maletas. Hopper se metió varias veces en problemas con las autoridades peruanas, pero finalmente terminó el rodaje y comunicó al estudio que tardaría un año en montar la película (tres meses era el tiempo habitual) y que iba a hacerlo en Taos.

(...)

Cuando Hopper regresó a su tierra natal, anunció su compromiso con Michelle Phillips. Él personalmente –así al menos les dijo a sus amigos- no estaba a favor del matrimonio, “pero (Michelle) se saldrá con la suya de un modo u otro”. Cuenta un amigo: “Dennis se enamora... de cualquier chica que se le pone por delante. Michelle todavía no lo sabe.” Se casaron en Halloween, una fecha bastante apropiada. El matrimonio duró apenas una semana. John Phillips lo llamó “La guerra de los seis días”. Michelle -conocida ahora como Holly Hopper- le dijo que Dennis las aterrorizaba a ella y a su hija Chynna disparando al aire dentro de la casa, que la había esposado para impedir qu eescapara y que le había dicho que creía que era una bruja. La pegaba, igual que había pegado a Brooke –“un golpe” reconoce Hopper-. Una mañana, cuando se despertó, Hopper descubrió que Michelle se había ido. Michelle le dijo a John que, cuando se dio cuenta de qu elo había dejado, Hopper la había seguido hasta el aereopuerto en su camioneta y que se había metido en la pista para tratar de detener el avión que estaba a punto de despegar. Más tarde, Michelle lo llamó. Hopper dijo “Te quiero, te necesito”. Ella le respondió: “¿Nunca has pensado en suicidarte?”.



El montaje de The Last Movie iba para largo, lo mismo que el de Easy Rider. “Dennis se la mostraba una y otra vez a cualquier hippy que se dejara caer por Taos”, recuerda Tanen. “Le decían: “Eh, tío, tienes que poner más cosas.” Cada vez que iba a verlo a Taos, la película duraba veinte minutos más, crecía y crecía como un tumor maligno.” Rafelson fue a ayudarle. “Dennis nunca se presentó”, recuerda. “Los dos primeros días estuvo borracho como una cuba. Violento y raro como un loco”. Se cuenta que Hopper, cuando finalmente tuvo todo listo, con un montaje presentable, un comienzo, un cuerpo central y un final, invito a Alejandro Jodorowsky y se la proyectó, y que éste le dijo que había fracasado, que solo había hecho una película convencional de Hollywood. Hopper, profundamente herido, hizo pedazos la película, empezó otra de cero, desdeñando la narrativa. Hopper lo niega. “Nadie me influyó. Yo era un terco de cuidado, un dictador dogmático que nadie podía doblegar”, dice. “Podían quitármela y montarla ellos, pero no había manera de hacerme cambiar de idea”.

Mientras tanto, en Universal, Tanen esperaba comiéndose las uñas, preocupado por su puesto de trabajo. The Last Movie era el buque insignia de su operación, y había mucho en juego. “Los montadores venían y me decían que no quedaba película, que no había nada que montar, literalmente, que faltaban secuencias”, recuerda. Lo que sí había era una película dentro de otra, algo que Tanen llamó con sorna “una película sin película”. Y añade: La presión de Universal era una pesadilla. Wasserman no era el tipo más accesible del mundo cuando las cosas iban bien, menos aún cuando esta pequeña operación no iba bien. Y tampoco el estudio le iba bien”. Tanen le hizo a Hopper otra de sus visitas periódicas. Kit Carson y Larry Schiller estaban rodando un documental sobre el director, titulado American Dreamer, y había convencido a Hopper para que caminara desnudo por el centro de Los Álamos, para mayor deleite del cámara. A su vez, habían consentido en realizar una fantasía de Hopper, en este caso, llevar cincuenta chicas bonitas a su casa para una “sesión de toma de conciencia”.



En medio de esta escena, Tanen llegó con su limusina. “Me había puesto mi traje de MCA, como un hombre de negocios que iba a hablar con el de la película”, recuerda. “Entré y me encontré con esa orgía masiva, en toda la extensión de la palabra. Dios mío, no puedo ni siquiera imaginar cuánta gente había. Culos y tetas por todas partes.” Schiller, un joven obeso y mugriento con pelo negro grasiento, filmaba la fiesta. “Me acerqué a Dennis y le dije ¿Puedo hablar contigo?”, prosigue Tanen. “Pero Dennis estaba totalmente ido. Yo, con el rabillo del ojo, veía a ese tipo que nos enfocaba con la cámara y le dije: “Por favor, ¿Quieres dejar de rodar?” Pero él siguió. Yo le dije: “Escucha, no quieor tener que pedirtelo dos veces.” Pero no se dio por enterado. Y le dije “Oye, voy a pedírtelo una vez más.” Como seguía filmando, agarré la cámara, la tiré por la ventana y me enfrenté a ese gordo y le dije: “Hijo de puta, te voy a matar”. Y Dennis dijo: “¡Venga chicos, traédme una cámara! ¡Quiero filmar esta escena!” Otra vez las tetas y los culos salieron corriendo en todas direcciones mientras yo pensaba: Qué puedo hacer para salir de éste lío. Esa película casi me hizo perder mi empleo.”



Pese a todo, Hopper seguía siendo famoso, y apareció en la portada de Life el 19 de junio de 1970. La intensa aureola de expectación que rodeaba a The Last Movie rozaba el paroxismo. Tanen sabía la verdad. Había hecho proyectar la película ante Dennis y Julie Stein en la sala de proyecciones para ejecutivos de la Universal. Cuando la película terminó, se hizo un silencio sepulcral; los dos ejecutivos estaban horrorizados. Después, a través de la pared, como si estuvieran ahí en la sala, oyeron que el proyeccionista decía: “De lo que estoy seguro es de que no se equivocaron con el título, pues ésta será la última película que este tío filme en su vida”. Recuerda Tanen: “Teníamos una cosa llamada catástrofe, no desastre, catástrofe. Un terremoto de nivel nueve, y no podíamos hacer nada. No se podía acortar, no se le podía añadir nada. Eso que habíamos visto era la película, y no podíamos escondernos en ninguna parte”.
Biskind, Peter. Moteros tranquilos, toros salvajes: La generación que cambió Hollywood. (Anagrama, 2004). Extractos de las páginas 160 y 170 a 172

The Last Movie fue un absoluto fracaso. Está considerada como una de las películas más malditas de la historia del cine. Dennis Hooper tardaría diez años en volver a dirigir una película: Out of the Blue. Hoy, Hopper cumple 69 años.

1 comentario:

Anonymous dijo...

<span>Q BOBADA  DE PAGINA :-P </span>
<span></span>