31.12.12

TESOROS DEL EUROSPY

Una de las efemérides pOp destacadas del año ha sido el cumpleaños de Bond, James Bond, agente 007 con permiso para matar. En concreto el 50 aniversario de 007 contra el Doctor No, la primera adaptación cinematográfica del personaje de Ian Fleming (nacido en 1952 en las páginas de la novela Casino Royale). El impacto de este agente secreto en la cultura pOp del siglo XX fue demoledor y fotocopias más o menos borrosas o delirantes llenaron novelas de bolsillo, pantallas de televisión, tebeos y cines de barrio. Los pseudobons o euroespías de serie bé fueron legión y la industria del cine de explotación y derribo en régimen de coproducción los facturo baratos y a cientos. Entre tanto título es necesario separar grano de paja (aunque no nos engañemos: todas tienen su encanto). Uno de mis tuiteros cinematográficos favoritos, @faustianovich (aka Fausto Fernández) celebró el evento con una serie de tuits, uno por día, en los que reivindicaba sus pseudobons favoritos junto a un breve comentario. Para que la lista no cayera en el olvido del marasmo de la red social, los fui guardando con la idea de ponerlos en el blog, previo permiso del responsable de la selección, con sus carteles y alguna cosa más. No se me ocurre mejor manera de despedir el 2012 en el Blog Ausente que esta galería de tesoros del Eurospy


Mister Dinamita, mañana os besará la muerte (Mister Dynamit - morgen küßt Euch der Tod Franz; Josef Gottlieb, 1967) porque Lex Barker de 007 contra el poder atómico megalómano mola! (nota ausente: en imdb veo que está rodada en lugares como Arenys de Mar).



Agente End (Sicario 77, vivo o morto; Mino Guerrini, 1966), por su frikoso avión-cohete con una bomba H y por Robert Mark, Mónica Randall y Pepe Bódalo poniendo caras.
Argumento según la Wikipedia: Un agente secreto británico, Lester, se infiltra en una banda que intenta hacer revivir las doctrinas nazis de la mano de su jefe llamado KING, y que es interpretado por José Bódalo. Está provisto con unas gafas negras especiales que le permiten seguir el rastro de un dólar luminoso para sus ojos, pista en un importante caso que le permitirá impedir el lanzamiento de un cohete provisto de una bomba de hidrógeno.


El Hombre del Golpe perfecto (L'uomo del colpo perfetto; Aldo Florio, 1967), donde Richard Harrison busca unas joyas radioactivas desde el Líbano...¡a Marbella!


Reto a los asesinos (A 077, sfida ai killers; Antonio Margheriti, 1966) nuevamente con Richard Harrison en la piel del agente A077. Trepidante y muy violenta..


Rififí en Amsterdam (Rififí ad Amsterdam; Sergio Grieco, 1966), donde el rayo láser de Goldfinger va de mano en mano por los clichés del subproducto chanante.


Supersiete llama al Cairo (Superseven chiama Cairo; Umberto Lenzi, 1965), donde Umberto Lenzi se anticipó a las escenas piramidales de La espía que me amó. En el blog Pseudoespías podemos leer:
El agente deberá recuperar a lo largo de todo el metraje un cargamento de Ibaltonium (¿?) algo realmente radioactivo, robado para aterrorizar al mundo. Desde Londres hasta El Cairo pasando por Lucarno o Roma nuestro super-espia luchara con todos y evitará ser seducido por todas, hasta lograr sus objetivos.

Operación Mogador (Password: Uccidete agente Gordon; Sergio Grieco, 1966), la más presentable de las baratas peripecias que Sergio Grieco consagrara al agente Gordon.



Agente 003, Operación Atlántida (Agente S 03: Operazione Atlantide; Domenico Paolella, 1966) un fumetti encantador, tanto como los modelitos y el cuerpazo de Erika Blanc. (esta es de mis favoritas. Una reseña en La Abadía de Berzano).


Operación Relámpago (Due mafiosi contro Goldginger; Giorgio Simonelli, 1965), porque el malo se llama Goldginger, y porque la chica es Rosalba Neri.


No hay flores para OSS 117 (Niente rose per OSS 117; Renzo Cerrato, 1968), el superagente francés de novelitas, entretenimiento bis y futuras parodias creado por Jean Dujardin. (La lista de pelis que adaptaron el personaje aquí).


Furia en Marrakex (Furia a Marrakech; Luciano Martino, 1966) porque Stephen Forsyth dio el tipo de agente secreto, pese a estar en peli trash. (También es de mis preferidas). Una sinopsis:
Una organización clandestina descubre un tesoro oculto por orden de Hitler durante la II Guerra Mundial. Agentes secretos de las potencias se lanzan en su búsqueda y el equipo de Estados Unidos e Inglaterra salvaguardan el botín
Los espías matan en silencio (Le spie uccidono in silenzio; Mario Caiano, 1966) muy hardboiled, gracias al estilo directo al grano del estajanovista Mario Caiano. (Reseña en La Abadia de Berzano)


Cifrado especial (Cifrato speciale; Pino Mercanti, 1966) porque intenta ser coherente, aunque salgan gadgets Franz de Copenhague.


Objetivo mata (Coplan FX 18 casse tout; Riccardo Freda, 1966) porque es de Ricardo Freda, tiene enjundia, y su agente 777 no tiene nada que ver con Cantinflas.

BOLA EXTRA 1: Dos más que añado a la lista:


Operación 67 (René Cardona, 1967) porque no hay agente secreto más secreto que un enmascarado de plata.


Marc Mato, Agente S 077 (Gregg C. Tallas, 1965) porque es la coproducción más hispana de las listadas y porque un rayo desintegrador de matería siempre debe ser tenido en cuenta. (Reseña en La Abadia de Berzano)


Ypotron (Agente Logan - missione Ypotron; Giorgio Stegani, 1966). Secuela de la anterior, gran score de Nico Fidenco y enésima partícula radioactiva para la destrucción mundial.

BOLA EXTRA 3: La selección de Ordel

El gran ordel, responsable de Cinema de Medianoche y auténtico gourmet de lo zinéfago se apunta a la fiesta con recomendaciones tan psicotrónicas como:


Todos los hermanos eran agentes (O.K. Connery, Alberto de Martino 1967) con Neil Connery, hermano de Sean


LSD, Infierno por un puñados de dolares (Massimo Mida, 1967) que no puede ser más pOp al reunir lisergia y´euroespías. Reseña del propio Ordel aquí.

  BOLA EXTRA 4: ¡MÁS CARTELERÍA VARIADA! 













30.12.12

BALTASAR HACE EL WATUSI



Uno no publica un libro cada año. De hecho, en mi caso la media me sale de momento a libro cada 46 años. Así que dado que los Reyes Magos cuentan con un negrata en sus filas, la opción de que la Black Pulp Box se incluya en la lista de regalos y deseos debe ser contemplada. Dentro de esa caja negra y pulpa está Black Super Power, mi ensayo sobre el héroe negro en la cultura pOp. A partir de los próximos días iré subiendo material gráfico adicional, es decir, un porrón de imágenes que por motivo de presupuesto y espacio no pudieron ser incluidas en el libro.


La galería servirá también como guía de lo que se habla en su interior, que así igual les pica el gusanillo y se pasan por la web de la editorial para comprarlo, que de eso se trata al fin y al cabo. También agradezco mucho las reseñas que se pueden leer por la red. Un par de ejemplos que me agrandan el ego:

Black Super Power es un completo repaso por la historia de los superhéroes de los cómics, en principio, pero acaba siendo mucho más. (...) El resultado es un viaje apasionante por la historia reciente de los EE UU a través de la lucha de los negros por sus derechos, en la que las categorías tradicionales de la Historia saltan por los aires y se relaciona a Malcom X con Muhammah Ali y con Pantera Negra con total naturalidad. (...)Demuestra que la divulgación no está reñida con el humor y con la prosa relajada. Frente al estilo imperante en lo divulgativo, lleno de formalismos, de plural de modestia y fórmulas consideradas válidas para los objetivos que se persiguen —y que también es válido, claro—, Absence se quita el traje de divulgar, se pone las chanclas, se repantinga en el sofá y llena su texto de expresiones coloquiales y tacos, y manda bien lejos a la corrección política.
Fragmentos de la reseña publicada por Gerardo Vilches en su blog. ¡Gracias!

 Black Super Power es un repaso por la historia negra, desde Rosa Parks a Angela Davis, de Malcom X a Martin Luther King. Pero no se trata de un libro coñazo, esta llenísimo de curiosidades: la verdadera letra de “La cucaracha” (porque le falta, porque no tiene, marihuana pa’fumar), la relación entre los Pitufos negros y el SIDA, porqué Speedy Gonzalez ya no aparece en los Looney Tunes, la respuesta sobre qué animal es Goofy si Pluto es un perro… Toda una serie de anécdotas escondidas por la máxima de lo “políticamente correcto” y que el autor no muestra pudor en señalar.
Y esto es un fragmento de la reseña publicada por AGI en No Nos Publican.

 

27.12.12

INJURIA A LA MARCA ESPAÑA


Visto en un ejemplar de la revista El Escándalo de 1926. Respecto a la película, tan sólo puedo apostar por The Black Pirate, dado que es de ese año y es la única que reúne a ambos (aunque la aparición de Mary Pickford es un cameo). Queda pendiente una revisión para aclarar la despreciable injuria.

26.12.12

LEFA Y ULTRAVIOLENCIA


Iba a empezar esta reseña remitiendo al significado que la RAE da a la palabra “pudridero” porque me encanta en sí misma. Afortunadamente me ha dado por mirar en diagonal algunas reseñas y veo que lo de empezar con el doble significado de “sitio o lugar en que se pone algo para que se pudra o corrompa” y “cámara destinada a los cadáveres antes de colocarlos en el panteón” ya lo han hecho otros antes. No me extraña la comunión porque por una vez la traducción creativa aplicada al título de la obra no sólo es un acierto sino que incluso supera el original Prison Pit; pero en realidad si de algo hay que felicitar a Entrecomics y Fulgencio Pimentel es por la publicación de esta joya de ilimitado salvajismo y por hacerlo con una edición que supera la original, para que luego digan.

A Johnny Ryan lo disfruté mucho con Juventud Cabreada pero el olvido al que estaba sometido en nuestro país hizo que le perdiera la pista. El reencuentro ha sido tan intenso y me ha dejado tan a tope que debía comentarlo por aquí, aunque sea con algo de retraso y cuando todo el mundo ha escrito al respecto, porque esta particular biblioteca de Alejandría de la subcultura de derribo estaría muy incompleta sin su mención.



Pudridero tiene una primera y clara lectura, demente y ultraviolenta. Carantigua es un criminal desterrado a un planeta desértico e inhóspito donde su única tarea será sobrevivir enfrentándose, uno tras otro, a los tipos y seres que lo pueblan, todos agresivos, bizarros e hijos de puta. Pudridero puede y debe leerse como un tebeo supersónico de hostias continuas llevado al límite a través del exceso gore (desmiembra, destripa y decapita), la violencia gratuita (adjetivación falaz porque nunca es gratuita y este cómic es una buena muestra) y la escatología aberrante con eyaculaciones, diarreas, orines y pus convertidos en superpoderes que se arrojan al enemigo como si fueran rayos i kame-hame-mas. La apuesta es directa, inmediata y sin coartadas y como digo para mí ya es meritoria de por sí porque este tipo de actitud burra y enajenada ya me ponen verraco de por sí, lo confieso, y mando a tomar por el culo justificaciones. La animalada me gratifica y me es afín, pero también la veo necesaria porque el recato cultural es un virus extendido que lo deja casi todo sin chicha ni limonada. Por eso leo tebeos, porque es el único lugar donde aún se sigue transgrediendo sin mesura de una manera tan física.



Más allá de esa lectura directa y nada sutil del salvajismo de Pudridero como merito y condición que no requiere filtros de razón, es inevitable que algunos lectores queramos ir un poco más allá. En realidad es una traición porque hay que dejar a lo irracional campar a sus anchas, libre, y al ponerle el lazo intelectualizante corremos el riesgo de domesticar el caos y llamar al orden. Pero es que mientras leo Pudridero desfilan por mi cerebro un montón de referentes. Los villanos de Mad Max, el imaginario de la lucha libre popular, los combates de robots de Mazinger Z, la rotundidad del Den de Corben, la serie bé ochentera de gladiadores hormonados. En Pudridero todo ese pop se acomete con ingesta glotona y luego se vomita con grumos.



Luego está el desierto como paisaje. Me hace gracia pensar que ese páramo lo han frecuentado el Coyote de la Warner, Moebius y hace bien poco Max en Vapor. Al sumar a este lote sin par algo como Pudridero me doy cuenta que todos ellos practican el estriptís de la imaginación. Tan dado como soy a hablar de sentido de la maravilla en tecnicolor me descubro ahora fascinado por la fantasía en pelota picada y el personaje abandonado sin más compañía ornamental que una línea de horizonte. En su reseña, Pepo Pérez acierta apuntando dos cosas. Una es el slapstick y el humor de garrotazo (vuelvo a pensar en el Coyote) porque Johnny Ryan lo lleva un terreno casi metafísico por puro exceso. La otra es el camino del héroe, que aquí también sufre la amputación de un brazo, hermanado con la estructura del videojuego. No lo había pensado nunca y Pudridero lo deja bien claro: los videojuegos también acuden al arquetipo del héroe y su viaje iniciático.

Para acabar, la cosa gráfica. Ryan es feísta y en apariencia dibuja guarro y casi como si fuera un niño, pero en realidad Pudridero en un jardín visual muy intenso, epidérmico y estéticamente acojonante. Arte genuino por bello, por subversivo y por salir chorreante de las entrañas.


Pudridero se puede comprar en la web de los editores Entrecomics y Fulgencio Pimentel. Y como es habitual también dejo por aquí el enlace a Amazon.

 

24.12.12

NEOPULP PARA EL SIGLO XXI: LAS CHICAS MALAS DE REFORMATORIO Y EL POLVO DEL PLANETA WESTERN


“En una escena de esta briosa novela (tranquilos, sucede en el segundo capítulo), una jovencita lee un tebeo de terror y acaba perdida en el elíptico espacio entre viñetas mientras la realidad se altera a su alrededor. La historieta no se cita pero es un clásico tan reconocible como indiscutible: Jenifer de Bruce Jones y Bernie Wrighston, publicada en la páginas de un viejo Creepy de 1974. Treinta años más tarde otro maestro de lo macabro, Dario Argento, adaptaría ese mismo relato como parte del proyecto televisivo Masters of Horror. Una de las películas más fascinantes del director italiano es Suspiria, genuina catedral del terror puro e inexplicable cuya acción se localiza en un internado para estudiantes de ballet. Hablar de catedral no es gratuito porque Argento hace del edificio una verdadera arquitectura del Mal, una construcción maldita cuyas paredes se empapan de perversidad para escupir luego maldad a quienes la habitan. En Nigromancia en el reformatorio femenino también se alza una construcción maléfica sospechosa de alimentarse del mal rollo, sólo que no es una escuela para chicas con tutú sino un antiguo psiquiátrico reconvertido en prisión experimental para muchachas menores de edad que han paseado por el lado salvaje y deben pagar el precio de su aventura. Y no nos engañemos, las chicas de reformatorio son por definición carne de pulp y bajo instinto.”
Lo que tienen arriba es el primer párrafo del prólogo que escribí para Nigromancia en el reformatorio femenino, la novela de John Tones con espíritu de bolsilibro publicada por Memento Mori hace pocos meses. Mi texto íntegro puede (y debe) leerse aquí. Por mi parte comentar que me sentí muy honrado por la propuesta, ya que su autor es una de las personas por la que más afinidad siento en estos mundos de subcultura de derribo por los que nos movemos unos cuantos. Además, la novela, es una buena muestra de literatura popular intuitiva y veloz, aunque supongo que eso ya lo escribí en el prologo.



El nacimiento de Memento Mori es una de las mejores iniciativas del año, y toda una alegría que merece continuidad, ya que la otra novela que inauguraba el sello me ha encantado y me ha regalado un estupendo rato de disfrute lector. Se titula Perros del desierto y está firmada por Francisco Serrano, más conocido por esas redes paganas como Frunkfunkhouser. Un western futurista ambientado en un planeta desértico dejado de la mano de Dios. Seco, áspero y directo, el uso de la frase corta es ejemplar y me ha parecido una pieza literaria muy destacable, toda una sorpresa. La recomiendo mucho, ya que es de lo mejor que he leído últimamente (y siempre puesta en su contexto de neopulp de bolsillo).



Perros del desierto y Nigromancia en el reformatorio femenino pueden adquirirse en la web de la editorial. Son baratas, honestas y regalan evasión de la buena. No sé a qué esperan, ciertamente.

EN GENCOMIC: RASHOMON, INTACHABLE Y VÍCTOR SANTOS


Pues eso, que como parte de mi colaboración con Gencomics acabo de publicar un texto sobre dos novedades de Víctor Santos que han coincidido en las estanterías:  Rashomon (Norma) e Intachable. 30 años de corrupción (Panini). Incluye la transcripción de la charla radiofónica que mantuve con el autor en el Cabaret Electric. Pueden leerlo aquí (y el audio original es este).

23.12.12

MI KUNG FU ES EL MEJOR PERO TU NO TIENES ZOMBIS




Un regalo, así es la cosa. Un regalo para los aficionados al cine de artes marciales de toda la vida y en toda su amplia gama, de los wuxias clásicos de la Shaw a los chinos voladores de Tsui Hark, de los monjes de Shaolín a las técnicas inspiradas en toda fauna posible, del enfrentamiento callejero entre escuelas al delirio exótico. Todo. Todo lo ofrece Kung Fu Infinito de Kegan McLeod, profusa novela gráfica (450 páginas aquí bien editadas por Norma) dedicada al género y realizada desde el amor del fan entregado. Así que yo, como fan del género criado en el cine de barrio de los 70, en los videoclubs de los 80 y en las descargas del siglo XXI no puedo más que agradecer y recomendar con entusiasmo. Porque además no se trata sólo de un homenaje, que como tal estaría dispuesto a defender con entrega, sino que es mucho más, y esa es la mejor noticia de todas.

Yo ya estaría la mar de contento con un tributo digno aunque se limitara o se extralimitara al guiño y a la fotocopia de todas esas películas que amo y reivindico, pero es que Kung Fu Infinito va más allá porque recicla con alegría todos los referentes para entregar algo nuevo, una extensa y muy divertida historia que tiene la virtud de ser tremendamente novedosa, que no se parece a nada anterior teniendo dentro mucho de lo anterior. Y no me refiero sólo a la presencia de zombis (sí, zombis, como lo leen) que encima no chirrían (y que por otro lado tampoco serían tan ajenos a una filmografía tan dada al delirio exótico). Y si el mejunje les suena a locura, nada más lejos, porque aquí hay argumento, hay historia, y muy bien llevada, que ni siquiera cae en la tentación de tomar estructura de videojuego (o que si lo hace apenas se nota).
 Por esbozar un poco, la cosa va de cómo los ocho inmortales del kung-fu ven como sus pupilos (uno por cabeza) se entregan al kung fu venenoso y al reverso oscuro justo en el momento en que ellos ya no pueden interferir en el mundo marcial. Y el mundo está peor que nunca, sometido a un emperador pérfido y a una infección zombi provocada por tanta matanza y tanto espíritu que busca reencarnación fácil. La salvación caerá en manos de un nuevo pupilo que se someterá a todo tipo de pruebas y aprendizajes para poder superar tamaño desafío.



Son muchas las cosas que me encantan de este tebeo, que primero vi con sorpresa (desconocía su existencia), luego con interés (nominado al premio Harvey como mejor novela gráfica del 2012) y al que me entregué víctima del hype (tras un par de críticas tan entusiastas como ésta) superando la prueba, y es que la expectativa desaforada es antesala de decepciones. Me encanta, por ejemplo, lo bien que va introduciendo una galería de personajes bastante nutrida, ya que al principio temí hacerme al picha un lio y nunca es así. Me encanta lo bien que McLeod dibuja las coreografías y luchas, me encanta como va difuminando los homenajes y guiños haciendo que estos no sean tales: los monjes de Shaolín, los luchadores mancos, los 18 hombres de bronce y hasta la irrupción funk de la blaxploitation, otro género pop que se hermanó al cine de chinos con la naturalidad de la explotación y el bajo presupuesto.


Como digo, he disfrutado mucho con Kung Fu Infinito como homenaje y como novedosa aproximación. Quizá sea el mejor tebeo sobre artes marciales que se ha hecho nunca si nos olvidamos de la etapa dorada del Sang Chi de Moench y Gulacy (ese gozo pulp). Incluye un prólogo del actor Gordon Liu, un texto de Colin Geddes (programador del Festival de Torinto que como dependiente de videoclub conoció al fan adolescente que hoy firma el cómic) y un epílogo del propio Kagan McLeod que demuestra que no es un recién llegado al club de los que amamos estas películas de chinos que se lían a danzar a tortazo limpio.

 

22.12.12

NOSTALGIA DEL ESPACIO EXTERIOR


No Future. El lema punk puede leerse hoy como profecía cumplida. Ya no hay futuro. Vivimos conectados en red pero sin las prometidas mochilas voladoras, en palabras de Warren Ellis. La fantaciencia popular soñó con un año 2000 repleto de maravilla y progreso tecnológico. Doce años más tarde ese futuro no existe y sólo podemos anticipar una distopía de crisis, desigualdad y escombros. La ciencia ficción es un género que casi siempre utiliza el futuro para hablar del presente y hoy parece abocada al fin de la civilización y a la invasión zombie como metáfora de aquella, o le da la espalda al tiempo para soñar con un futuro que ya fue, que ya ha pasado. Hemos bajado la persiana y por el camino hemos olvidado que el progreso no sólo dependía de nosotros, que a lo mejor no estamos solos y que no hay distancias imposibles. Hemos olvidado la Nueva Frontera y el idealismo que impulsaba a la Enterprise.



El sueño del alienígena nació en la ciencia ficción popular pero se apoyaba en la evolución del conocimiento y la ciencia. El mundo pasó de ser plano a redondo y luego a ser una diminuta mota de polvo en un universo infinito y sideral, y si la naturaleza es sabia, no podíamos estar solos, ser únicos. La literatura ufológica nació en las revistas pulp de fantaciencia y sus editores se sorprendieron cuando comprobaron que algunos relatos sobre visitas y contactos con extraterrestres generaban una nutrida correspondencia de lectores que en algunos casos afirmaban haber experimentado eso con que se fantaseaba en sus páginas. Así nació un nuevo género, la fantasía en forma de no ficción, que mezclaba ufología con paraciencias y esoterismos, imposibilitando distinguir al soñador del charlatán, permitiendo que el escepticismo, cargado de razón y sentido común, se llevara por delante la magia y el sentido de la maravilla.

Por fortuna teníamos Carl Sagan.



Carl Sagan fue uno de los mejores y más grandes divulgadores científicos del siglo XX. Entre sus virtudes no sólo estaba su capacidad para enseñar y transmitir conocimientos de manera sencilla, sino que también supo enriquecer la pasión por la ciencia con humanismo, sentido de la maravilla y poesía. Conocido sobre todo por Cosmos, una ya mítica serie documental para televisión que se cerraba, en su última entrega, con la esperanza de que no estuviéramos solos en el universo; pero que era a nosotros a quienes competía buscar a nuestros hermanos de las estrellas. De esa esperanza de Carl Sagan toma esta novela su nombre, porque azul y pálido es nuestro punto diminuto en el cosmos.


Pablo Ríos construye con su primera novela gráfica un  recorrido muy especial y emocionante por las principales historias de encuentros con extraterrestres de la cultura popular del siglo pasado. Traza el camino tomando la forma de historia oral y recreando una serie de entrevistas con sus protagonistas. En apariencia, Pablo Ríos parece no tomar partido y se limita a dejarles hablar parapetado tras una cámara imaginaria que tiene forma de viñeta. Digo en apariencia porque es evidente que toma partido, a menudo con palpable dolor, el dolor de quien quiere que alguna de esas historias que le cuentan (y nos cuenta) sean no sólo verdad, sino también creíbles. En su recorrido toca las numerosas variantes de la historia de encuentros o abducciones con visitantes del espacio. Tragedias personales, conspiranoias, creyentes, charlatanes de feria, delirios cósmicos e incluso la muy particular aportación hispana al tema: el caso Ummo. Tampoco olvida su juguetón espíritu pop y disfruta (haciendo partícipe al lector) recreando gráficamente toda la imaginería visual propia de las historias de extraterrestres, incluyendo homenajes a los que nutrieron las películas de serie B de los 50s o, en uno de los momentos más afortunados de una novela rica en ellos, acudiendo al Rey, a Jack Kirby, para plasmar los delirios cósmicos de Sixto Paz.

(pupurrí de viñetas)

Azul y pálido toma al alienígena como epicentro pero en realidad habla de nosotros, de los seres humanos, de nuestros sueños y miserias, de nuestras flaquezas y, sobre todo, de nuestra soledad. Y el resultado es tan hermoso como emocionante.


Nota: El texto lo escribí para la nota de prensa de presentación de Azul y Pálido de Pablo Ríos. La novela gráfica es una delicia y la edita Entrecomics Comics. Pueden encontrarla en librerías y también adquirirla en la web de sus editores. Una entrevista con el autor en Vice se puede leer aquí.