18.2.07

MATEMÁTICA HOLOCÁUSTICA

Escribía ayer por la mañana que había decidido reseñar tebeos de manera compulsiva e inmediata. Sin mirar atrás y casi con escritura inmediata. Hoy ha sido un día duro: visita al zoo con absencito. Es decir, ha sido un día muy duro. Y me he pasado buena parte de la tarde cocinando una cazuela de conejo con setas (sí, he hecho fotos) pero eso no va a impedir una nueva entrega de pulsión tebeíl. Creo. A ver cuántos consigo incluir esta vez antes de que el cansancio y/o las tareas domésticas se apoderen de mí.



1. El Terror Dentro de Dario Adanti (Dólmen, Colección Dominó).

El tebeo que definitivamente me descubre lo genial de este autor argentino afincado en España. Sí, lo de Amenabar en Mondo Brutto es fantástcio, pero ahí creo que la parte del león se la lleva el señor Mostrenco. Verán, mis dudas con Adanti venían más con los guiones, no con sus excelentes, bellas y características ilustraciones (ahí están, sin ir más lejos, todas esas joyas que dan aún más esplendor a Vidas Mostrencas). Aunque yo creo que era más mi problema y no del autor. Falta de atención por mi parte y también no haberle leído algo tan compacto como esta aventura del Señor Cabeza de Tostadora. A ver, vayamos al grano: si son ustedes lectores ausentes entregados y convencidos, este es tebeo que estaban espereando. A partir de la numerología matemática como factor de caos social (de ahí lo de matemática holocáustica) y con breves interludios que nos muestran al protagonista visitando a su psiquiatra, Adanti entrega una sucesión de episodios que son oro puro para cualquier fanático de la cultura pop como elemento de distorsión de la realidad: ovnis, casualidades perversas, relaciones sociales como campo para la experimentación hipócrita, el fin del mundo y la paranoia total. Y por encima de todo esa obra maestra que es La Senda del Tapir, magna historieta sobre experimentos nazis en Sudamérica que cuenta con invitados tan ilustres como Mengele, López Rega e Isabelita Perón. Vamos, un sueño ausente hecho realidad.

Y dicho lo cual pasamos a un segundo tebeo. O no, maldición. La cena de absencito se ha prolongado más de lo esperado y ya estoy en medio del proceso del "Explícame un cuento". Así que debo cortar por lo sano, apagar las luces, leer tebeos en la cama mientras un niño me habla a lo lejos. El gran post sobre tebeos que estaban ustedes esperando se está convirtiendo en un coitus interruptus.

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