14.2.07

VIDAS AJENAS (XX)



Valentina del Amor Hermoso fue una niña repipi adicta a la literatura romántica. Siempre vestida de rosa, pasó la adolescencia esperando un príncipe azul que no llegaba mientras compraba compulsivamente novelas de Barbara Cartland y tebeos de Purita Campos. Ante las penurias económicas de su humilde familia, incapaz de pagarle su principal entretenimiento, en la primavera de 1992 vende uno de sus riñones en el mercado negro de órganos para poder pujar por la cotizada edición en tomos de Esther y su Mundo. Su carácter inocente y bobalicón, así como su desesperada búsqueda de un amor nunca correspondido, la hacen víctima fácil del siempre desaprensivo sexo masculino. Valentina, en su búsqueda romántica, permite someter su cuerpo a todo tipo de humillaciones (lluvia dorada, coprofagia, vouyerismo, zoofilia) siempre confusa ante conceptos tan dispares como el sexo y el amor. El desengaño siempre hace inmediato acto de presencia, una y otra vez, en más de un centenar de ocasiones, hasta que un día conoce a Juanito Palomares, un muchacho guapo, recatado y honesto. El 14 de febrero de 1997, segundos antes de que el chico le regale un bonito anillo de compromiso, la escultura de un querubín se desprende de la fachada de una iglesia y aplasta a Juanito. Valentina ve con horror como restos del cerebro del muchacho van a parar a su chal de lana rosa y a su bolso del mismo color. Esa imagen la perseguirá durante semanas, despertando todas las noches a las tres de la madrugada mojada en fríos sudores. Recuperada del inicial catarro, percibe que su búsqueda de amor puro ha dado como resultado un profundo odio hacia toda la humanidad en general y hacia el género masculino en concreto. Una rabia incontenible que, por fortuna y gracias a Dios, encuentra un cauce óptimo. Valentina entra a trabajar en Las Grutas del Sado, local de reconocido prestigio sadomasoquista, y muy rápidamente se convierte en una reputada dominatrix especializada en infligir dolor sexual a machos sumisos, famosa, sobre todo, por la rabia con que atraviesa sus penes con agujas de hacer calceta. “Cuando tengo sus miembros sangrantes en mis manos y escucho sus gritos de dolor percibo la paz interior que he estado buscando durante toda mi vida” es el mensaje que desea transmitir, enfundada en cuero negro, a todos los internautas de habla hispana.

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