15.7.08

NO SÓLO DE GUSTO ESTETA VIVE EL HOMBRE


Leo en Guerra Eterna que la portada del último número de The New Yorker está siendo motivo de escándalo. Realizada por Barry Blitt, en ella podemos ver al candidato demócrata vestido de musulmán, a su esposa de pantera negra, con un cuadro de Bin Laden y una bandera que arde. Acostumbrados como estamos por aquí a enlazar The New Yorker dejándonos llevar por nuestro lado más esteta, nos olvidamos que el legendario magazine también tiene una doble vida, cual Mr. Hyde, en la que la sátira es feroz e inmisericorde. De hecho, podemos pensar que ese territorio, el de la sátira, es más propio de MAD (porque su suvbeersión va por otros derroteros y, quizás, por ese absurdo símil que nos lleva acompararlo por analogía fácil con El Jueves), pero lo cierto es que quizá sea The New Yorker más salvaje en el terreno de la política. O quizá se deba al contraste que producen sus bellísimas ilustraciones con las portadas que de vez en cuando regala, en especial Barry Blitt. Debajo tienen unas cuantas más: Hillary y Obama pillados in fraganti por el Teléfono Rojo, Ahmadineyad viendo como se invade su excusado o, para que vean que no es algo nuevo, los micrófonos asediando la entrepierna de Bill Clinton. Por cierto: aquí pueden realizar un recorrido historico por el portadismo de The New Yorker.



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