6.8.13

1979 – SITGES AÑO DOCE


Como cada verano, calentamos motores para la edición 2013 del Festival de Cine Fantástico y de Terror de Sitges repasando su historia edición a edición, y ya llevamos unas cuantas. Ya de entrada, no puedo dejar de destacar el cartel, uno de mis favoritos, con esa extraña patata dibujada por el pintor surrealista francés Felix Labisse.

La edición de 1979 sigue la pauta de la anterior, un continuismo de supervivencia a la espera de que los nuevos poderes autonómicos decidan apoyar un certamen que entonces miran con desconfianza y sin demasiado interés: un festival de terror en un pueblo costero no parece vital para el renacimiento de la cultura catalana.

Aunque el respaldo de los aficionados al género seguía vivo, la prensa y la crítica volvieron a lamentar la baja calidad de la selección de películas (realizada por Luis Gasca y Rafael Ibáñez Ribot según el catálogo de ese año). Razón no les falta, pero por mi parte no dejo de ver entrañable esta lista de películas donde no faltan títulos míticos de Lo Zombi (Zombi 2 de Fulci), algún título de culto que entonces pasó desapercibido (La casa dalle finestre che redono de Pupi Avati), las aportaciones australianas y de la Europa del Este de rigor, y una larga lista de series be que van de lo ignoto a lo destacable, con The Incredible Meeting Man o la inclusión de una película de Peter Walker, el “Fulci británico”.

El XII Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Sitges se celebró del 6 al 13 de octubre, de nuevo bajo la dirección y presidencia de Antonio Rafales, que para el catálogo conmemorativo (que entonces aparecía el último día de certamen y no el primero) escribió la siguiente carta.

Me hace gracia esa referencia a los coleccionistas que compraron los catálogos de ediciones anteriores puestos a la venta con precios populares. Probablemente mi colección de estos (que tan útiles me son para escribir estos textos) proceda de esa venta, ya que me los regaló mi padre por esas fechas. Me encantaba el Festival pero era demasiado joven para atreverme a comprar una entrada. Al final de la carta también hay un llamamiento subterráneo a la subvención de la Generalitat.

El jurado internacional estuvo formado por Camille Keaton (ganadora del premio a la mejor actriz el pasado año por el clásico del rape & revenge Day of the woman), el experto en cine expresionista alemán Wilhelm Petersen, el director teatral mexicano Eduardo Ruíz Saviñón, el productor y guionista Ricardo Muñoz Suay (vinculado a la mítica productora Profilmes) y el director español especializado en bajo presupuesto y derribo Manuel Esteba.

Palmarés

Clavel Medalla de oro al Mejor director: Juraj Herz por La bella y la bestia (Panna a neitvor).
Clavell Medalla de Plata al Mejor guión: Barry Pearson y Ed Hunt por Plague.
Clavell Medalla de Plata al Mejor actor: Gerhad Olschewki por Der morder.
Clavell Medalla de Plata a la Mejor actriz: Lisa Pelikan por Jennifer.
Clavell Medalla de Plata a la Mejor fotografía: Peter Jessop por The Comeback.
Clavell Medalla de Plata a los Mejores efectos especiales: Conrad C. Rothman por Thirst.
Clavell Medalla de Plata al Mejor director de cortometrajes: Manuli Guido por Fantabiblical.
Premio Internacional de la crítica: Plague, de Ed Hunt.

En su acta, el jurado también hizo una mención especial y una llamada a la creación de un Premio del Público. Por su parte, la Critíca destacaba otros dos títulos y se lamentaba por el “débil nivel” del certamen.


En el catálogo consta también una curiosa Acta del Jurado del Cine Club Sitges Foto Film, un jurado compuesto por miembros del equipo del Festival que encima premia películas que se habían quedado sin nada o que incluso fueron criticadas en su momento. La cosa, supongo, es que nadie se fuera de Sitges sin una alegría.

La retrospectiva estuvo dedicada al expresionismo alemán, y se proyectaron clásicos de la historia del cine como El estudiante de Praga, El gabinete del Dr. Caligari, los primeros Dr. Mabuse de Lang, Metropolis, Nosferatu y M, el vampiro de Dusseldorf.


La desaparición de las revistas especializadas en género fantástico y de terror que florecieron en los 70 (o que dieron la espalda a la organización) dificulta localizar documentos y crónicas sobre el desarrollo de la edición de 1979. Transcribo a continuación, con ánimo documental, las que Ángeles Maso y Lluis Bonet Múgica escribieron para La Vanguardia y la de Juan Luis Goas (futuro director) en el semanario Destino.

Entre el Zombi y la obsesión
Ángeles Maso. La Vanguardia, 9 de octubre de 1979

De nuevo el Festival de Sitges, que conserva un gran número de adeptos. Un fin de semana con más horror que fantasía en los largometrajes exhibidos. A destacar, la presencia de Camille Keaton, presidente del jurado, entre otras figuras del mundo del espectáculo.


Las películas más sobresalientes de los primeros días han sido Zombi 2: Nueva York bajo el terror de los zombis, que va fuera de concurso, y es la segunda cinta con el mismo tema ahora por Lucio Fulci con preocupación por los muertos vivientes evocados por el Vudú y The Comeback, película británica de Peter Walker. La cinta de Fulci, como la anterior, está destinada a horrorizar al público con escenas de impacto entre las que destacan la resurrección de los muertos alzándose de sus tumbas, incluso tres siglos después, y toda suerte de feroces ataques de voracidad de los zombis. Para este cuadro de horror -que tan buenos resultados comerciales suele dar- se ha elegido como principales intérpretes a Ian McCulloch, Tisa Farrow y Richard Johnson.


Peter Walker, al principio, —y lo que es más importante, al final de la proyección— es uno de los directores-productores británicos más dedicado al terror. Con The Comeback, consigue buenos resultados con un presupuesto módico, como en Psycho (nota ausente: supongo que se refiere a Schizo), una de sus cintas anteriores. Es un hombre que tiene la mirada fija en Hitchcock, que busca y encuentra el modo de sobresaltar al público con elementos entresacados de la realidad y que sufren un tratamiento efectivo bajo su batuta. Tanto la fotografía de Peter Jessop, como la música de Stanley Meyers están al servicio del suspense que se resuelve con escenas de bastante impacto. Las puertas, suelen ocultar una sorpresa, las ventanas no están ahí para que contemplemos la luz del sol sino para que un rostro pegado a los cristales nos sobresalte.


Los ingleses suelen realizar un cine correcto en el género del terror. The Comeback es una cinta lograda que bajo guión de Murray Smith, nos ofrece las vicisitudes da un cantante divorciado que, de noche, se siente asaltado por las voces, los llantos e incluso el cuerpo de su esposa que ha sido asesinada. La trayectoria fílmica nos dice que además de la temática de suspense, cuenta la obsesión del hombre y sus complejos culpabilidad cuando encuentra un nuevo amor. Los actores, compenetrados con el mundo creado por Walker, nos ofrecen una interpretación convincente. Con Jack Jones, Pamela Stephenson, David Doyle, Bill Owen y Sheila Keith.


Sitges suele ser apta en buenos cortometrajes. Así va resultando este año. Con un corto de dibujos animados Fantabiblical, de Manuli Guido de la productora Bruno Bozzetto, el festival comenzaba con buen pie. El domingo se incluía Good Morning, Son, del yugoslavo Ante Zaninovic, un ejemplo de la cinta de fantasía que puede decir mucho en pocos minutos.

China Nacionalista y Estados Unidos, en desigual competencia
Lluis Bonet Múgica. La Vanguardia, 11 de octubre de 1979

Advertencia: Según se deduce de las crónicas de Bonet Múgica de aquella época, el concepto de spoiler no existía en absoluto y se explica el final de las películas con pelos y señales, quizá porque el estreno de la mayoría era más que dudoso.

En esta nueva Jornada del Festival de Sitges, la tradicional solidez del cine norteamericano de Serie B, en la vertiente fantástica, ha salido fácilmente ganadora en desigual confrontación con un modesto filme de la China Nacionalista.

Como era de esperar The Old House, dirigida por Yao Fung Pan ha puesto la nota exótica en el certamen. Evidentemente, el terror chino no se adapta a nuestra mentalidad cartesiana de occidentales. La proyección de la cinta fue seguida con curiosidad y una cierta predisposición inicial —cortesía obliga— que luego se trocó en hilaridad debido a varias escenas de impagable ingenuidad, en las que el público soltó la carcajada. Digamos en descargo del filme y de sus autores que el subtitulado (una traducción literal y por eso aberrante en muchos casos) contribuyó definitivamente el jolgorio. Aunque The Old House incorpora un completo muestrario de efectos terroríficos —puertas chirriantes, cortinas movidas por el viento, cementerios filmados con nocturnidad y alevosía—, los chinos de Taiwán —que, obviamente, se deben a su mercado— incluyen elementos atávicos y rituales de difícil comprensión. Con todo, la historia de una aparecida que se venga cumplidamente del hombre que la asesinó tras violarla, tiene un ritmo cinematográfico nada desdeñable.


The Incredible Melting Man, escrita y dirigida por el norteamericano William Sachs, constituyó una agradable sorpresa. Partiendo de un tema ya clásico en el cine de fantaciencia —los efectos de la radiactividad en el ser humano—, la película no da tregua al espectador y se sumerge en un mundo de pesadilla.

El tripulante de una nave que cae de nuevo a la Tierra tras su lanzamiento, sufre graves quemaduras y resulta fuertemente contaminado por la radioactividad. Pocos días después de su ingreso en un hospital, el astronauta logra quitarse las vendas que cubren todo su cuerpo y comprueba, horrorizado, que se ha convertido en un ser monstruoso. El terrible shock le hace perder la razón y huye del hospital. Sembrando el terror a su paso, pues necesita ingerir grandes dosis de sangre. Su cuerpo va derritiéndose lentamente y deja un rastro gelatinoso en esta dramática huida hacia la descomposición total.

William Sachs suple con talento y habilidad la evidente escasez de medio con que se rodó el filme. No hay happy end, y el final, entre sarcástico y aterrador, nos muestra a un basurero recogiendo con su palo los restos gelatinosos del astronauta, que ha sido salvajemente acribillado a balazos junto con el médico que intentaba rescatarlo, mientras nuevos cohetes son lanzados al espacio. La tesis de Sachs es pesimista: al Sistema no le importan los peligros de la radioactividad ni la vida en varias escenas, y al término de la proyección las ovaciones se repitieron.

En la Sección Retrospectiva se proyectó El gabinete del doctor Cailgari, un clásico dirigido por Robert Wiene en 1920. En la Sección de Cortometrajes, y ya con carácter competitivo, fue presentado el corto alemán Accidente en bicicleta, de Pieter Schoenkberg, que causó una excelente impresión.

Comentario: he estado buscando imágenes sobre The Old House, la película taiwanesa que tantas risas provocó, pero no he encontrado nada más allá de que su título original es Gui jia (1976) y que su director, Feng-pan Yao, se especializó en los 70 en las historias de fantasmas (al estilo oriental).

De cómo Hitler perdió la oportunidad de ganar la guerra.
La Vanguardia, 12 de octubre de 1979

El Festival de Sitges prosigue su doceava singladura con más decepciones que sorpresas. Es algo que no puede imputarse únicamente a la selección efectuada por el certamen, sino a la lógica dificultad de localizar películas que se ajusten a su temática dentro de una mínimo dignidad artística. Parece evidente que el cine fantástico no está atravesando un buen momentos y da ello se resiente el Festival.

Defraudó la representación francesa con la película Fascination de Jean Rollin, un especialista del género venido a menos, según se desprende de sus últimos filmes. La historia de una secta de mujeres que se reúnen en un castillo para celebrar extraños rituales y proceder a la libación de sangre humana, le sirve de excusa a Rollin para incorporar un erotismo burdo y gratuito.


Se esperaba con curiosidad la proyección de Jennifer, del norteamericano Brice Mack, pero luego resultó que se trataba de una vulgar secuela de Carrie, el gran film de Brian de Palma. Jennifer, la protagonista, posee también poderes paranormales y los utiliza para dirigir las serpientes a voluntad y vengarse así de quienes la humillan. La película es un calco de Carrie, pero fue bastante aplaudida por el público.


Alemania Federal ha presentado a concurso El asesino, un filme entre costumbrista y policial, que desde luego no encaja en la temática del certamen. Partiendo de una novela de Georges Simenon, el director y guionista Ottokar Runze consigue una narración cinematográfica muy sólida, con imágenes de gran belleza y una excelente introspección psicológica del personaje protagonista, un médico que asesina a su esposa y al amante de ésta. La película se beneficia del soberbio trabajo de Gerhard Olschewki, quien sería un firme candidato al premio de interpretación masculina si la película conectara mínimamente con la especialidad del Festival.


Por fortuna, el optimismo renacería con la proyección de la cinta checoslovaca Viaje contra el tiempo, de Jindrich Pólák. Se trata de una parodia sobre los futuros viajes espaciales que logra hacer reír al espectador desde los mismos títulos de crédito, sobre impresionados en fragmentos documentales de Hitler convenientemente ralentizados o acelerados, para obtener un efecto redundante y demostrar que el Führer cuando lanzaba sus peroratas, se movía como una perfecta marioneta.

Viaje contra el tiempo es un filme divertidamente futurista. En el año 2100 existe en Praga la agencia de viajes Universum, que pone a disposición de los turistas la pasibilidad de trasladarse en modernas astronaves a la época y fecha histórica escogida. El cliente puede viajar a través del tiempo y presenciar, por ejemplo. la toma de la Bastilla, la batalla de Waterloo, la caída del Imperio Romano o cualquier otra nimiedad histórica. Un grupo de oficiales nazis, que no han envejecido gracias a unas píldoras milagrosas, consiguen secuestrar una nave y aterrizan en Alemania, en el año 1942, para ofrecerle a Hitler la bomba atómica que han robado —en el año 2100, claro— del Museo del Ejército de Washington. Le proyectan a Hitler un documental sobre la capitulación de Alemania, pero el Führer se niega a creerlo y ordena la ejecución de los nazis que han viajado a través del tiempo. Le película tiene gags muy afortunados y elevó considerablemente el ambiente del festival, obteniendo grandes aplausos.

En la Sección de Cortometrajes, y también dentro de concurso, se proyectó Ese ser extraño, de José Esteben Lasale. Un filme algo irregular pero con mucha desparpajo en sus diálogos e intencionalidad satírica, que el público visioné con complacencia.

A la espera del palmarés
Ángeles Maso y Bonet Múgica. La Vanguardia, 14 de octubre de 1979

Cuando restan sólo dos cintas a concurso, Thirst, de Rod Hardy, proporciona una nueva pesadilla australiana con una actriz a destacar: Chantal Contouri.

Falta poco para que el Jurado otorgue su veredicto. Por el momento todo son conjeturas. A lo largo de los años, Sitges ha reconocido a profesionales de entidad como Robert Mulligan (1972), Juan Luis Buñuel (1973), Robert Fuest (1974), Darío Argento (1976). Recordemos que el año pasado el premiado fue el australiano Franklin. En el momento de escribir esta crónica el Jurado delibera.


De Australia ha llegado un nuevo producto de interés, Thirst, un thriller en la senda del vampirismo. Un mito del cine fantástico que evoluciona con los años. Australia lo he visto en plan grupo que actúa a nivel internacional donde una secta ha montado ciertos laboratorios que manipulan la sangre humana. La Residencia Hyma, donde reina la hermandad, es un núcleo que esconde un pseudo afán científico con sus propósitos de dominar el mundo. El clan, dirigido por el doctor Frasear, la señora Barker y el doctor Gauss, es una red de firmes tentáculos. La narración tiene una figura central, Kate, que es raptada para que entre e formar parte del grupo, pero que goza de una satisfactoria vida amorosa, lo que permito introducir escenas realistas en este sentido con la pareja Chantal Contour y Red Mullnar. Chantal lleva ea cabo una labor muy profesional en su rol de Kate. David Hemings y Henry Silva viven importantes papeles en este filme que se estructura como una pesadilla vivida por Kate, a la que, naturralmente, pueden vincularse connotaciones de tipo político. Horror psicológico. Dirige la película Rod Hardy, un nuevo director al servicio de un productor prolífico, Anthony Ginnane, que produjo, entro otros filmes, el comentado Patrick. — A. M. M

Drácula empalador, poco mordedor

Tras diversos cambios y sustituciones, finalmente hemos podido ver Vlad, el empalador (La verdadera historia de Drácula), filme rumano sobre el que existía una enorme expectación, por tratarse de una aproximación biográfica al personaje de Vlad II, apodado Drácula (que en rumano antiguo significa dragón o demonio) y también Tepes, traducible como empalador.

El príncipe Vlad, que vivió entro 1431 y 1476, tiene en Rumania categoría de héroe nacional, no en vano fue el adalid de la resistencia contra los turcos en su invasión de los antiguos principados de Valaquia y Moldavia, al este y al sur de los Cárpatos. Así pues, Vlad Dracul no era ningún bebedor de sangre y entre sus prácticas no entraba la del vampirismo. Fue un patriota nacionalista cuyo afán justiciero le llevó a realizar actos de gran crueldad. Se asegura, en este sentido, que a lo largo de su agitada existencia ordenó empalar a unas cincuenta mil personas, con lanzas fabricadas en madera y punta de hierro. Lo cierto, empero, es que el escritor irlandés Bram Stoker, se inspiró en Vlad Dracul y la Carmilla de Sheridan Le Fanu, paro crear literariamente —en 1897— la figura del Conde Drácula, después mito cinematográfico por excelencia.


Bajo la dirección del realizador Doru Nastase, los rumanos han querido sacarse la espina y exaltar a su héroe independista. Para ello, no han regateado esfuerzos ni dinero en el montaje de una costosísima superproducción sobre la historia —cuya fiabilidad, por supuesto, tampoco es completa— del famoso guerrero valaco. Con un metraje de casi dos horas media de duración, miles de figurantes, lujoso guardarropía, reconstrucciones coreográficas dignas del más lujoso cine norteamericano y un vibrante sentido del espectáculo cinematográfico. El filme presta especial atención a la lucha de Vlad Dracul contra los turcos, infinitamente superiores en número y medios, pero a los que inicialmente consigue derrotar mediante su astucia y grandes condiciones de estratega. De cualquier modo, Vlad Dracul sería decapitado por los turcos en 1476.


En el último momento llegó al festival la copia de Killer behind the mask, producción de Estados Unidos e Israel, que se proyectó casi por sorpresa y, según se dijo, dentro de concurso. Escrita y dirigida por David Paulsen, Killer behind the mask está vagamente inspirado en el modelo que en su día supuso La matanza de Texas.

El filme nos cuenta la masacre que un marido demente organiza en el placentero fin de semana de su antigua esposa y varios amigos de ésta. El astuto truco inicial, con un flashback parcial en el que la esposa recuerda el fatídico fin de semana, sirve de excelente introducción a una cinta inteligentemente realizada.— LI. B. M.


Killer behind the mask (una de las primeras producciones de la Cannon) se distribuyó también como Savage Weekend.

El texto de Juan Luis Goas que viene a continuación resulta bastante demoledor para la selección de películas. Es interesante ponerlo en paralelo con el de Bonet Múgica y exculpa a la organización para señalar a la calidad del cine fantástico y de terror de la época. Goas, en cambio, que ya era un especialista, opina todo lo contrario: el terror vuelve a imponerse como género. También es interesante para comprobar que, años más tarde y ya como director del certamen, fue coherente con lo que escribió.

Sitges 79: De las buenas voluntades a la antítesis del género.
Juan Luis Goas, revista Destino núm. 2194.

Resulta francamente difícil destacar algo positivo’ –al margen de los buenos deseos de la organización- dentro de esta paupérrima edición del Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror.

La calidad de los films proyectados ha sido, si cabe, más baja que en cualquiera de las anteriores ediciones, no hubo un criterio adecuado a la hora de seleccionar las películas y tal lastre se ha dejado sentir durante todo el certamen. Somos conscientes de los graves problemas económicos que rodean, año tras año, la Mostra de Sitges -bajas subvenciones, continuos olvidos por parte del Ayuntamiento y el Ministerio, etc.-, pero tales trabas no son problemas que tengan que ver con la selección de los films. Hay que intentar buscar películas que puedan satisfacer al espectador, no infames subproductos de serie B, y máxime ahora cuando parece que el terror vuelve a imponerse como género. Sitges, si desea continuar con dignidad, debe plantearse muy en serio tales premisas.

De lo malo, lo peor

Tres cintas brillan con luz propia dentro de este apartado dedicado a lo negativo: The toolbox murders, Fascination y The true life of Dracula. De ellas, y por causas muy diferentes, Fascination y The true life of Dracula se llevan la palma por cuanto lo indignante y absurdo.


Fascination, el último engendro de Jean Rollin, es lo peor –siempre subjetivamente - que se ha pasado en el certamen. Aún no llegamos a entender cómo se puede aceptar una película de Rollin en cada edición del festival. ¿Acaso no ha demostrado con sus anteriores realizaciones -Levres de sang o más recientemente Les raisins de la mort-, su total ineptitud y su nula contribución al género? Está visto que no, y poco nos extrañaría tenerlo de nuevo ante nosotros el próximo año.


Capitulo aparte merece la producción rumana The true life of Dracula, ya que de terror sólo tiene eso, el titulo. El film nos cuenta con cierto rigor histórico la vida del famoso Vlad el empalador. Pero en ningún momento pasa de ser un film de batallitas, que nadie se explica cómo ha podido llegar a Sitges, y menos a la sección competitiva.

Lo cierto es que nos podríamos extender mucho más dentro del apartado de lo negativo –casi todo lo era-, pero vamos a dejarlo así para no caer en la reiteración de lo malo.

Si anteriormente le toco el turno a lo flojo que hemos podido visionar, justo es destacar lo poco bueno que ha habido. Y por supuesto en tal apartado hay que destacar la película australiana Thirst, de Rod Hardy.

Thirst se inscribe directamente dentro de la más pura temática del terror-horror, lo cual ya es de agradecer. Australia, que ya desde unos años atrás viene destacándose dentro del tema como una filmografía muy a tener en cuenta, presentó en otras ediciones films de la talla de The long weekend o Patrick, lo cual ya apuntaba un evidente signo de que algo muy interesante se estaba realizando en el lejano país austral. Rod Hardy con su cinta nos confirma aquella impresión antes apuntada y logra colocar en un elevado plano dicha filmografía. Es una lástima que se tenga que aguardar más de una temporada para poder visionar comercialmente estas películas, de la cual Patrick es el más claro ejemplo.

Patrick, la ganadora de 1978, se estrenó mientras se celebraba la edición de 1979. No era (ni será) la primera vez que sucedía. 

El ritual de los premios

Ante todo lo expuesto anteriormente, el jurado debiera de tener una labor más que sencilla a la hora de otorgar los galardones y, curiosamente, todo ha sido al contrario, y una vez más los premios se han repartido bajo el lema de mantener a todos contentos.


El clavel medalla de plata a la mejor realización de cortometraje fue para Manuli Guido por su film Fantabiblical, sarcástica visión en dibujos animados de algunos pasajes de la Biblia. Es uno de los premios más justos. El clavel medalla de plata a los mejores efectos especiales fue para la producción australiana Thirst, galardón injusto por cuanto fue el único que se le otorgó.

The comeback se distribuyó en vídeo como Los crímenes del ático

La mejor fotografía fue para The comeback, ya que no en balde su director, Peter Walker, se quedó en Sitges hasta el final del festival.


El clavel medalla de plata al mejor guión fue para el film norteamericano Plague, indudablemente por ser una cinta de pura ciencia-ficción. El premio a la mejor actriz le fue otorgado a Lisa Pelikan por Jennifer, un burdo plagio de la Carrie de Brian de Palma.

Jennifer, huyendo de su condición de plagio,  se reestrenaría años mas tarde como la engañosa Horrible Carnage

La mejor interpretación masculina fue para Gerhad Olschewki por su trabajo en Der morder, una obra policíaca que nada tiene que ver con la temática del festival. Y la medalla de oro al mejor realizador de largometrajes fue para Juraj Herz por La bella y la bestia. Sin duda, junto con la producción australiana, lo mejor del certamen. Juan Lusi Goas.


OTRAS PELÍCULAS PROYECTADAS

En las crónicas que he localizado de la edición de 1979 hay algunas películas sobre las que nada se dice pese a que fueron proyectadas y constan en el catálogo conmemorativo y en la programación.

La Casa dalle finistre che ridono de Pupi Avati, todo un giallo de culto que por lo visto no levantó entonces ningún comentario.


Something’s Rotten de Garvey Frost, muy ignota producción canadiense con un tema tan bonito como la ventriloquia y el mal.

South Seas Massacre, de Pablo Santiago. Oscura (y enterrada) producción filipina protagonizada por Troy Donahue, proyectada en pase informativo y que no parece ser para nada una película de género fantástico o de terror.


El Caminante, de Paul Naschy, se proyectó de tapadillo, un miércoles por la mañana y en sesión informativa

Para acabar, en La Vanguardia del 10 de octubre de 1979 se publicó una entrevista a la actriz Camille Keaton aprovechando su estancia en Sitges como jurado. No era nada habitual que la prensa aprovechara para entrevistar a los invitados, y precisamente Camille Keaton no resultó ser una actriz de larga y prometedora carrera. La dejo aquí como curiosidad y les cito para la crónica de la edición de 1980.

Camille Keaton: “Mi tío fue siempre un hombre perseguido”.

Camille Keaton, galardonada el pasado año con el premio a la mejor actriz, por su interpretación en El día de la mujer, actúa por ello como presidente del Jurado Internacional en la actual edición del Festival de Sitges, consagrado al cine fantástico y de terror.

Camille es sobrina del inolvidable Buster Keaton y viene acompañada de su marido, el director norteamericano Meir Zarchi. Como es lógico, las primeras preguntas realizadas a Camilla en la rueda de Prensa de Terraza Martini giran sobre la personalidad de su tío y la influencia que el célebre apellido haya podido tener en su propia camera como actriz.

—No creo que mi apellido me haya beneficiado. A mi tío sólo le vi seis o siete veces, siendo yo muy pequeña. Opino que fue siempre un hombre perseguido, tanto dentro como fuera de la pantalla. Las persecuciones cinematográficas que interpretó tuvieron su prolongación en la vida real. El secreto de su humor residía en el contraste entre su seriedad imperturbable y la comicidad de las situaciones en que se encontraba.

Camille Keaton lleva apenas cinco años dedicada al cine. Su carrera se ha desarrollado preferentemente en Italia. El director Massimo Dallamano vio sus fotos sobre la mesa de un productor y le dio su primera oportunidad en un filme protagonizado por Fabio Testi, el ex boy-friend de Ursula Andress. (nota ausente: se refiere al giallo ¿Qué habéis hecho con Solange?)


Camille reside en Italia, donde trabaja con regularidad, y nos anuncia el próximo estreno del filme que el pasado año le reportó el premio de interpretación femenino de Sitges. Será exhibido con el título de Violencia sexual (nota ausente: al final Day of the woman, que sería más conocida como I spit on your grave, se estrenó como La violencia del sexo). Trata de una violación, y el diálogo con los informadores deriva hacia el tema de la película.


—No soy feminista en el sentido tan manipulado que se le da a esta palabra. Pero considero que una mujer violada es una mujer destruida. En Estados Unidos la ley es muy blanda y beneficia siempre el hombre, porque existe la creencia soterrada de que es la mujer quien directa o indirectamente ha provocado su propia violación. Y esto resulta inadmisible. De ahí que en Norteamérica, por desgracia, sean cada vez más frecuentes los casos de mujeres violadas que se toman la justicia por su mano.

Violencia sexual fue dirigida por su marido, Meir Zarchi, con quien rodará próximamente Poema negro. Los exteriores se filmarán en Nueva York. (nota ausente: la película nunca se rodó).

—Es muy difícil explicar cómo será esta película —nos dice Camille—. Digamos que pretende reactualizar el tema de La dolce vita, de Fellini, a través de una profundización psicológica y ambiental de la ciudad de Nueva York y sus habitantes.— LI. B. M.

Entregas de esta serie:

1967 - Sitges Año Cero
1968 - Sitges Año Uno
1969 - Sitges Año Dos
1970 - Sitges Año Tres
1971 - Sitges Año Cuatro
1972 - Sitges Año Cinco
1973 - Sitges Año Seis
1974 - Sitges Año Siete
 
1975 - Sitges Año Ocho 
1976 - Sitges Año Nueve  
1977 - Sitges Año Diez
1978 - Sitges Año Once

1 comentario:

Elisabet Roselló dijo...

Me está encantando estos artículos sobre historia del Festival de Sitges! Me alegra ver que su calidad ha ido mejorando, así como su consideración. ¡Saludos fuertes!