8.10.08

SINCRÓNICAS DE SITGES (II)

En tiempos de caos la sociedad borderline necesita héroes. Como consumidores de cultura pop estamos acostumbrados al héroe anglófilo, tanto que dejamos de percibir señales que llegan de otros rincones. Este verano nos ha quedado claro que EEUU vive en una esquizofrenía ideológica que lleva al público a sentir atracción por un justiciero enmascarado y un villano seductor en su nihilismo. Orden y caos. En el otro extremo del mundo parecen tener las cosas más claras. Rusia ya tiene a su héroe: Gengis Khan. Mongol, la película Sergei Bodrov, arrasa en las pantallas del Este de Europa y reconstruye con tono épico legendario la figura del conquistador mongol como referente moral y deseo de futuro. Los rusos siempr ehan sido muy dados a la épica, y aquí se permiten hasta guiñar el ojo al Tibet. Eso me tranquiliza: la horda mongola parece más interesada en enseñar los dientes a la China que a occidente, pero bueno. Yo, que he venido a Sitges en busca de evasión, no me he aburrido, aunque la película no deja de ser un quiero y no puedo, una superproducción que rehuye bastante las grandes batallas (aunque el par que incluye animan la función) y se pretende seria mientras intenta sacar partido a los escenarios naturales de la estepa y a la milenaria cultura mongola. Tampoco me convence el tempo cronológico del filme, pero claro, yo no soy ruso.

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