1.11.06

THE AIP VISUAL EXPERIENCE (XXIV)



Difícilmente encontrarán una película que defina mejor el espíritu del pop de derribo como esta Zeta-joya de Roger Corman: un filme de bajísimo presupuesto en el que un grupo de espectaculares mujeres vikingas embarcadas en una aventura que las llevará a enfrentarse a una enorme serpiente marina. La idea es clara: no hay dinero para nada, los efectos especiales son de pena, el vestuario son restos de aquí y acullá, tampoco podemos construir un barco sino un decorado de la cubierta y una pequeña maqueta para las tomas panorámicas... pero da igual, hay que rodarlo: son mujeres vikingo con biquinis de cuero. Pero mejor que lo expliquen Tito Corman, Jack Bohrer y Abby Dalton, la protagonista.

Este relato de aventuras escandinavas, con una escenificación extremadamente ambiciosa, se filmó antes de ser titulado. La AIP había medrado a base de títulos cortos y sugerentes, pero nadie fue capaz de resumir la intrincada trama en dos palabras, así que me pasé al otro extremo.
El film vikingo me enseñó una lección capital: a no dejarme cautivar, en lo relativo a efectos especiales, por una elaborada estrategia de ventas. El equipo de Rabin-Block de expertos y maquetas me presentó sus diseños. Habían adquierido el guión de Louis Goldman y querían hacer el trabajo a toda costa. El argumento versaba sobre las trepidantes aventuras de unas féminas vikingas que se echan a la mar para buscar a sus maridos, quienes han desaparecido luchando en las aguas contra el temible Monstruo del Remolino.
La presentación, con los cuadros preparados por aquellos dos genios, era fabulosa. Sus estampas eran hermosísimas, un prodigio. El guión no era particularmente notorio, pero eso no les arredró. "Danos un pellizco de las ganancias -me dijeron- y una pequeña provisión de fondos para crear los efectos, y haremos una labor incomensurable".
Comenté a Jim y Sam que me preocupaba aquella inversión, pero que pondría mi dinero y dirigiría el film si ellos me respaldaban. Vieron la presentación, que lo hacía parecer una producción de varios millones de dólares, y estipularon un presupuesto aproximado de setenta u ochenta mil. Deberíamos ser más cautos. Hice la cinta en diez días, rodando la mayor parte de los escabrosos exteriores nórdicos en Iverson's Ranch y Bronson Canyon. Fue una filmación endiabladamente difícil. En Iverson's batí mi propia marca en cuanto a cantidad de enfoques de cámara en un sólo día: 77. Estaba a punto de enloquecer. La magnitud del film seguía siendo excesiva para un calendario de diez días. Una epopeya vikinga con Monstruo del Remolino no puede realizarse en ese lapso.
Cuando llegó la hora de rodar los efectos comprobé que había sido engañado. (...) Supe que tendríamos problemas en el momento en que íbamos a rodar a las mujeres en el mar, en pleno temporal, con las trasparencias del monstruo. Habíamos dispuesto la maqueta de la nave sobre balancines, frente a la pantalla translúcida. En esta pantalla proyectaríamos las transparencias del monstruo alzándose en los embravecidos mares para amenazar a la embarcación. Lo primero que advertí fue que habían rodado las transparencias desde un ángulo equivocado, y ahora no había forma humana de encajarlas. En segundo lugar, la serpiente era demasiado pequeña. Coloqué delante del decorado un par de tramoyistas provistos de mangueras que habían de hacer coincidir su agua con la de la pantalla. con el barco balanceándose y las chicas moviéndose por la cubierta a fin de difuminar todo lo posible las imágenes proyectadas, filmé la escena sin apenas contraste y también muy oscura, para atenuar al máximo la visión.
(Roger Corman)


Nos habíamos citado en una esquina a las seis de la mañana, desde donde íríamos en autocar a Paradise Cove. Eramos cuatro chicas caracterizadas con sus sicalípticos cueros vikingos, un representante y yo mismo, que trabajaba como ayudante de dirección. El agente de la protagonista, en el último momento, decidió que no firmara aún el contrato. Creía haber descubierto a una gran estrella, o probablemente se figuraban que podrían presionar a Roger para sonsacarle más dinero. Craso Error. Telefoneée a Corman, que estaba en el lugar de rodaje, siempre llegaba una hora antes, y le expliqué la situación. "Pon a Abby (Dalton) de protagonista -dictaminó sin vacilar-. Asciende a todas las chicas un grado en el reparto, y que cada una se estudie sus nuevos diálogos durante el trayecto en autocar. Al representante lo mandas a freír espárragos".
(Jack Bohrer)


Roger decidió establecer un récord, organizó con tanta premura las tomas en los cañones que una de las vikingas del fondo atravesó la escena llevando gafas de sol. Nadie llegó a percatarse. El rodaje de los efectos fue desternillante. Columpiaron la nave en un estudio cavernoso, rociándola con mangueras y tirándonos cubos de agua para mojar aún más nuestras prendas de ante. Entre toma y toma los miembros del equipo nos atiborraban de coñac para no sentir síntomas de congelación. Al terminar la jornada estaba tan helada, tan entumecida, que casi no podía caminar. En Bronson Canyon, uno de los actores tenía que escalar a todo correr una cuesta muy vertical y rocoso. El tipo le dijo a Roger que era imposible. "No seas ridículo, no existe nada imposible", le espetó Corman al tiempo que arrojaba el guión al suelo y se encaramaba al monte a la carrera. Eso es tenacidad. Aquellos films eran tan baratos como rentables, pero exigían trabajo duro... duro y sucio
(Abby Dalton)

En anteriores entregas de esta serie...

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