23.1.07

THE AIP VISUAL EXPERIENCE (XXXIII)

machine gun kelly
Machine-Gun Kelly (Roger Corman, 1958)


"Cuando la AIP me animó a probar nuevamente fortuna en un film de crímenes, decidí extraer el argumento de los titulares de prensa, como había hecho con el Sputnik. El primer título que me vino a la mientes fue Machine Gun Kelly. Investigué la vida de George R. Kelly, que en la década de los años treinta fue
el enemigo público número uno del FBI, o cuando menos le atracador más temido de la nación. Kelly fue al fin capturado, entregándose con una docilidad pasmosa después de un secuestro.

Me fascinaba sobre todo la frase que, según los informes oficiales, había pronunciado al rendirse ante un miembro del FBI. La organización policial le había acorralado, y alguien le gritó: “Date preso, Kelly, o dispararemos a matar.”
Él respondió: “De acuerdo, me rindo.”
Luego, uno de los agentes que le prendieron le dijo: “Creíamos que no depondrías nunca las armas, que lucharías hasta el final. ¿Por qué te has rendido?”
“Sabía que si no lo hacía me mataríais.”

Contraté a un buen guionista, Bob Campbell. (…) escribió una historia espléndida, con unos personajes fuertes y bien delineados. Basó en gran medida el argumento en acontecimientos reales de la vida de Kelly. Una de las claves de la personalidad del asesino era su miedo a la muerte. Así pues, en la versión cinematográfica desarrollé en él una vena de cobardía e inseguridad. A mi entender, el film era un inteligente retrato psicológico de un hombre débil que se odiaba a sí mismo, y que enmascaraba sus temores y su incapacidad social y sexual con bravatas armadas o actos de violencia.

En Kelly teníamos una línea argumental consistente y una buena acción, pero el verdadero impacto y complejidad dramática de aquel filme en blanco y negro radicaría en la actuación del arisco actor de carácter en quien confié aquí su primer papel protagonista: Charles Bronson. Había saltado varias veces al vacío con guiones deficientes y actores mediocres. No era éste el caso. Íbamos a contar una historia verídica con unos intérpretes excelentes. Susan Cabot hizo una creación de Flo, la mente implacable, manipuladora, que se oculta tras los mecanismos homicidas de Kelly. Ella le lanza incesantes provocaciones sexuales y es la causante de que al final se derrumbe y llore. Invirtiendo los papeles, Flo empuña un arma e intenta repeler al FBI una vez Kelly ha decidido rendirse.

En el plató, Bronson se decantó más hacia el acomplejamiento, aunque por lo demás nos complementamos bien. Durante una pausa, Charlie y yo empezamos a practicar unos golpes de boxeo. Pensé: “¿A quién se le ocurre meterse en este berenjenal con un tío tan macizo como Charlie Bronson?” Levanté una mano y él la golpeó con su izquierda, doblándola hacia atrás. Volví a alzar la palma y Bronson reaccionó igual y pegó de nuevo. A continuación me incrustó al menos veinte derechazos e izquierdazos en el estómago, no con mucha dureza, sólo la suficiente para hacerme sentir su poder. Le dije: “Eres un campeón, Charlie, pero ahora debo dejarte e ir a trabajar en el guión.” Fue entonces cuando mencionó que venía de las minas de carbón de Pennsylvania y que había sido un aplaudido boxeador semiprofesional.

Kelly supuso el despegue profesional para Charlie, y fue también una de las piedras angulares de mi carrera. El film obtuvo críticas muy favorables en Europa, donde se exhibió en distintos festivales, y en Francia rompió moldes. De repente, mi trabajo era analizado y enaltecido por críticos y eruditos del cine en Cahiers du Cinéma, Positif y otras publicaciones de prestigio. Me trataban como a un cineasta puntero, y Kelly se enjuiciaba como una obra norteamericana seria. Para los observadores franceses, la cinta expresaba temas, yo hacía una declaración de principios, algunos momentos encerraban una significación subyacente y el conjunto pesía un estilo visual plasmado a través de la cámara.

La crítica norteamericana de la época era muy petulante respecto a los filmes sencillos, circunscribiéndose en sus reseñas a los estrenos de los grandes estudios. Una típica revista de mi país definía Kelly como “una cinta de gángsters bastante bien llevada, algo mejor que la media de filmes de bajo presupuesto.” Variety la calificó como una obra “de primera fila”, con un “notable” guión. Tuvo una buena acogida y nos procuró un buen dinero tanto en EEUU como en ultramar."
Roger Corman, Cómo hice cien films en Hollywood y nunca perdí ni un céntimo.


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