5.12.12

CRÓNICAS DE SITGES 2012 (XLIII): WUXIA


Al acabar Sitges 2012 me quedé con la sensación de que la sección Casa Asia, que engloba la siempre nutrida y nutritiva selección de cine oriental, quedaba por una vez por debajo de otros años. No se alarmen, hubo películas muy buenas y la selección era estupenda, creo que los que fallaron esta vez fueron mis queridos amigos coreanos. También pasa que en ediciones anteriores el cine oriental me levantaba mucho la media del Festival, y quizá este año tan nutrido y tan lleno de películas interesantes no necesitaba tanto del cine oriental para redondear la fiesta. Y hubo películas estupendas, y la mejor de todas, para un fan del cine de artes marciales de toda la vida, fue este Wuxia que se llevó el Premio Casa Asia.

Wuxia también se conoce internacionalmente como Dragon, aunque yo prefiero referirme a ella con el primero, porque guarda una ambición tremenda y supone, a la vez, un juego. Wuxia es el nombre del género de los espadachines y guerreros chinos de toda la vida, el género que acoge las obras maestras de la vieja Shaw Brothers, las reformulaciones ochentenas con la marca de Tsui Hark o esta corriente actual de espectáculo estético tan bello como, ai, vacio de las emociones de antaño. Tomar ese nombre, el de todo un género, es ambicioso pero también un juego porque el filme se atreve a desmontar lo prometido. Por un lado, buena parte de la trama es una especie de CSI zen a cargo de un peculiar detective atrapado por la rectitud de la ley. Por otro lado, Wuxia sólo tiene tres peleas y la primera se formula como la antipelea, con un campesino apacible que parece liquidar a sus tres contrincantes por casualidad. Me encanta que Donnie Yen se preste al juego, del mismo modo que ya era hora que su maestría para las escenas de lucha se despojara de los mensajes nacionalistas chinos de la mayoría de sus películas. Así que uno está disfrutando del espectáculo con la perplejidad del atrevimiento, de ese Wuxia que se luce en el título pero que no parece acatar en forma y argumento, cuando de pronto, BUM. Aparece el gran Wang Yu en escena, uno de los autores más míticos del género recuperado tras unas cuantas décadas sin aparecer. No sólo eso. También irrumpe un luchador manco. Y entonces ya que sí, que uno aplaude y grita Viva porque el homenaje está ahí, enorme y justo.

2 comentarios:

Dr.Max dijo...

Si Wang Yu reaparece puede que el s.XXI no este perdido del todo aun. El Mundo necesita a Wang Yu y los luchadores mutilados, ahora mas que nunca.

Anónimo dijo...

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