15.10.15

CRÓNICAS DE #SITGES2015 (XVIII): GREEN ROOM



La entusiasta adicción que provoca Sitges se debe a múltiples motivos. Uno de ellos es que bien pasadas las dos de la madrugada uno sale del cine vitaminado tras la estupenda Bone Tomahawk y tras apenas cuatro horas de sueño hay que madrugar para lo que promete ser una nueva dosis de cine intenso. Y así es. En Green Room un grupo punk de gira por la América profunda se topa con una banda de peligrosos skins. Como bien indica John Tones en su crónica para Canino, de entrada el grupo punk y los skins no son impostados y actúan como tales. Aunque la etiqueta de Survival Horror no está mal puesta, se trata más bien de la clásica película de asedio, un subgénero que ha dado joyas como Río Bravo y El Dorado de Howard Hawks o Asalto a la comisaría del Distrito 13 de John Carpenter, película esta última con la que Green Room comparte ese aroma de puesta a punto del serie B de toda la vida. En estos tiempos la violencia es más explícita y directa, por ejemplo, y de eso aquí hay un buen surtido. Una de las cosas que me gusta, y que en mi opinión enriquece la película, es que los skins son unos hijos de puta muy peligrosos, pero eso no evita que su comportamiento sea muy de andar por casa y no actúen como un engrasado ejército según se van complicando las cosas. También conviene advertir del posible hype. La película es estupenda, sí, pero tan solo se trata de una honesta película de asedio y supervivencia, muy contundente pero también muy sencilla.

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