13.8.13

EL WHODUNIT ESQUIZOFRÉNICO CON DUENDES Y PERCHERONES.

“Podría considerarse el crimen como la broma definitiva y, a la inversa, a la broma como la forma social del asesinato.” 

Es la única cita que he subrayado durante la lectura de El percherón mortal de John Franklin Bardin. Seguramente tiene más, pero estaba yo metido dentro, hipnotizado por la trama de un libro que ha durado en mis manos lectoras menos de 24 horas. Aunque se trata de una novela de culto (hija de la literatura popular y de bolsillo norteamericana), lo cierto es que desconocía su existencia hasta que hace un par de años me topé con esta lista confeccionada por Karl Edward Wagner.



Aunque no es muy conocido por aquí, Karl Edward Wagner (1945-1994) fue además de escritor uno de los mayores expertos y estudiosos en literatura pulp, así que una lista en la que detallaba sus 13 historias preferidas en tres apartados (horror sobrenatural, ciencia-ficción terrorífica y horror no sobrenatural) tenía su interés, y más cuando se descubre que muchas de ellas, por no decir la mayoría, están inéditas en castellano (si me lee algún editor, ya sabe). En la tercera de esas listas, la de horror no sobrenatural, destacaba en primer lugar The Daedly Percheron de John Franklin Bardin, que sí tenía ediciones en castellano; de hecho, la última de éstas es reciente y la recomendaba nuestro bibliófilo preferido, Jónatan Sark; e investigando un poco se descubría como peculiar título de culto, así que enseguida la puse entre mis prioridades ¡Y qué bien que hice!


El percherón mortal es una novela tan entretenida como extraña, toda una extravagancia que añade toneladas de delirio (incómodo a ratos, divertido en otros) a un género a veces tan matemático como el whudunit, el ¿Quién lo hizo? detectivesco. Empieza con una historia sobre un millonario que confiesa a un abogado tener tratos con extraños duendes, lo cuál le acerca a terrenos frecuentados por Fredric Brown (Marciano, vete a casa); luego continúa con una pesadillesca historia sobre despertar y descubrir que no reconoces tu cuerpo, con un trato paranoico del relato ciertamente conseguido (y que pondría los pelos de punta a Philip K. Dick) y que concluye con un forzado (esto es así) e imposible giro racional. Quizá sería lo peor si no fuera de que tiene el buen gusto, y no hago spoilers, de hacer algo parecido a la escena de los espejos de La dama de Shangai de Orson Welles. Así que ya ven qué tres referencias para un relato original y muy recomendable, especialmente para una tarde de verano.

3 comentarios:

roberto dijo...

pues que interesante descubrir un autor que uno no tenía ni idea. gracias absence.

Hugo RoJo dijo...

Muy buenas, Señor Ausente. Aunque nunca he comentado en este estupendo blog, me veo en la obligacion de reseñarle un curioso caso reciente que creo le puede resultar muy interesante... Se combina paranoia, declaraciones de amor a Bin Laden, iconografia nazi y esa manera tan especial de dar las noticias que tienen algunos (muchos) medios en este pais, con entrevista en Espejo Publico incluida. No he visto un mail de contacto en el blog, asi que le enlazo la noticia en cuestion:

http://miguelgmacho.wordpress.com/2013/08/12/la-detencion-kafkiana-del-gran-angelillo-de-uixo-el-mataviejas-adorador-de-bin-laden-que-comia-perros-crudos/

Es posible que ya lo conozca o que no le interese tanto al haber sido ya tratado en otro blog, pero creo que le parecera muy estimulante.

Benito dijo...

En la Biblioteca Pública de Valladolid tienen cuatro títulos de Bardin; entre ellos el percherón. Aunque están en el depósito -es la edición de 1989, de Versal- se pueden pedir y llevar.