6.2.06

LA MODERNIDAD DEL ICONO POP



Anda el mundo revuelto por las dichosas viñetas danesas. No es este un blog político ( o no uno al uso sino sibilino, ya que reconozco que la interaccción entre sociedad y cultura pop de derribo es una de las temáticas soterradas). Así que no voy a opinar explícitamente sobre lo ideneo de ofender religiones mediante el humorismo gráfico, sobre las hordas fundamentalistas que queman embajadas, sobre el sentido conspiranoico que uno puede concluir si se piensa que la cosa se publicó hace casi medio año y no estalla hasta ahora, con la dicen que sorprendente victoria electoral acaecida en Palestina, la movida nuclear iraní o las tensiones en lugares teóricamente laicos como Líbano o Siria. De hecho, y ya que me pregunto, tampoco hay que olvidar la ceguera de los burócratas del pentágono, Sala de Mandos del Imperio, haciendo una guerra en nombre de la democracia. Democracia que ahora devuelve un par de sopapos. Y los que vendrán.

Ven, ya me estoy alejando: digo que no es político y suelto el desbarre. Me centro. Se habla del "escándalo de las viñetas" y, como es lógico, el debate se centra en la parte "escándalo" y me gustaría centrarme en la de "viñetas". Pocas veces un componente clave del medio narrativo gráfico ocupa tantas portadas. Vivimos en una sociedad visual. Al menos los que vivimos en la sociedad borderline occidental (porque sociedades borderlines, a lo que se ve, y nunca mejor dicho, hay varias). Lo icónico, lo pop, la imagen de las mil palabras, patatín y patatán.

Siempre me ha llamado mucho la atención esa prohibición islámica de la representación icónica de su Dios, y por extensión de su profeta. Aquí tienen un interesante y profuso enlace sobre estas representaciones a lo largo de la historia. Ojo porque al final están las que han generado toda la movida actual, no se me vayan a ofender, que a mí las que me interesan son todas las que hay antes: aquellas propias de la religión islámica anteriores a la prohibición icónica (que por lo que sé no consta el el Corán) o posteriores en las que se limitaban a dejar en blanco la cara del profeta; las representaciones cristianas, y, por tanto, críticas con el "infiel" al que batallar y condenar en el Infierno (impresionante las de la iglesia de San Petronio de Bolonia): nos recuerdan que antes del choque entre laicismo y religión hubo un choque entre Cristianos y musulmanes. También podrán contemplar diferentes interpretaciones gráficas del pasaje del Infierno de Dante en el que aparece el profeta del Islam, diferentes ilustraciones del siglo XIX, portadas de libros (incluido un ejemplar del semanario Tintin) y hasta su aparición en South Park (nada menos). Haber hay hasta videojuegos de esos que malforman cerebros.



La Sociedad Borderline Occidental declara el poder de la imagen y uno no puede dejar de reflexionar a través de la actualidad. Magritte decía que la pipa que había pintado no era una pipa de la misma forma que la religión hoy en disputa considera que representar a Dios y su profeta son otra cosa que los representados. Idolatría Pop y curiosa coincidencia. También sorprende que en ese marco de comunicación no visual las ideas se propaguen y generen revueltas. Que el fundamentalismo esté de moda y viva un boom (por describirlo en términos tontos) sin acudir a imágenes o marcas. ¿O acaso la marca es ese Fu-Manchú llamado Bin Laden? ¿Años de ilustraciones bíblicas y de Historias Sagradas para infantes tirados por la borda? Me pregunto si hay tebeos en el mundo islámico. Hasta ahí llega mi cómoda ignorancia. Supongo que sí, porque formas de entender el Islam hay muchas. De la misma forma en que se realizó una película como Mahoma, el mensajero de Dios huyendo del protagonismo prohibido y centrándolo en su tío (encarnado por Anthony Queen), muestra de lo que podría bautizar como "biopic desviado" financiado por Gadafi. Y de la misma forma que algunas ramas prohiben cualquier representación de figuras humanas o animales, un black muslim tan destacado como Muhammad Alí aceptó protagonizar un legendario crossover con Superman. Un icono pop a un paso de la idolatría prohibida.


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