13.3.05

MUERTAS



Cine Morgue es una curiosa página web destinada a la compilación del dato fúnebre. Un diccionaro cuyas entradas listan, alfabéticamente, actrices. Y el cuerpo se destina a señalar, contabilizar, describir, compilar para la historia cada una de las muertes que han protagonizado en la ficción.

Una tarea titánica, inabarcable. La morbidez del dato, a menudo violento, junto con un carácter ciertamente espoileador. La gran virtud es, sin duda, su especialización temática o genérica. Puestos a listar muertes y finadas empecemos por los giallos y por el horror de serie B, que así llenamos páginas. Cientos de secundarias, mayormete ignotas. A menudo los modos maleducados y tajantes de su deceso son más recordado por los fans del gore italiano que la tipa en cuestión. Este marcado carácter pajero se revela en todo su esplendor con las alertas o llamadas a la inclusión, en el filme, de desnudos frontales, topless y demás momentos de generosidad corporal. El hermanamiento del sexo y la sangre habitual en el cine de explotación.



Así, uno puede indagar en la filmografía de Daniella Doria por la que Lucio Fulci debía tener una peculiar querencia ochentera. Perecía asfixiada en una habitación sin ventilación en Il Gatto nero (1980), ahogada por el vómito de sus propios órganos internos en Paura nella citta dei morti viventi (1980), con un cuchillo atravesando su craneo en el desmelenado prólogo de Quella villa accanto al cimitero (1981) o destripada sin contemplaciones ni elipsis gratuitas en Lo Squartatore di New York (1982).



Y es que Fulci era todo un gourmet de la muerte violenta. No he podido resistir la tentación de consultar la ficha de Olga Karlatos, la mujer a quien le penetraba lentamente una astilla en el globo ocular por culpa de un zombi inquiento y voyeur(y de utilizar una ducha con puerta de madera) que luego pasaba a compartir la pieza gastronómica recién adquirida en la célebre Nueva York bajo el terror de los Zombis (1979). El bueno de Lucio ya la había asesinado en Nero veneziano (1977) y volvería a hacerlo en Murderock .

Metido como lector en tamaño berengenal del dato necrófilo me he acercado a otras hembras del bajo presupuesto. En la entrada dedicada a Helga Line constan su presencia en Pánico en el Transiveriano (hemorragia cerebral cuando el alienígena antediluviano sorbe su cerebro) o la doble muerte de El Espanto surge de la tumba (1973) encarnando a Mabille de Lancré y primero ejecutada salvajemente por la Inquisición y luego regresada ya como espéctro vampírico, con una aguja de hacer calceta (de plata, claro) atravesada en su corazón. En la entrada dedicada a Joan Collins, siguiendo con los ejemplos a los que ha impulsado mi curiosidad, constan sus muertes atacadas por curiosas muestras de bestiario fantástico: una planta inteligente en la producción Amicus Las orgías de la locura (Tales that Witness Madness, 1973) o hormigas gigantes en la producción de Bert I. Gordon Empire of the ants (1977). Finalizando esta ronda por el bajo presupuesto, la russmeyeriana Uschi Digard perecía sin oxigeno en una cámara sellada en la recientemente editada Ilsa, la loba de las SS (1974).



De todas formas, el cinéfilo sin zeta también puede encuentrar distracción en tan siniestra web como la de hoy. ¿Qué se tiene especial manía por una actriz? Pues se mira. A Glenn Close le cayó encima la lujosa lámpara de techo de la Casa Blanca en la burtoniana comedia Mars Attacks. ¿Qué se siente una profunda cautivación por Veronica Lake? Pues se rememora su romántica partida al Más Allá en brazos de Frederich March en Me casé con una bruja (1942). Malsana curiosidad tengan ustedes.

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