14.10.13
CRÓNICAS DE SITGES 2013 (XI): MACHETE KILLS
Hace tres años escribí por aquí un canto de amor a Machete. Un canto en el que me reafirmo, y más tras haber revisado el filme en un par de ocasiones. Es por eso que me duele especialmente que una sensación tan terrible como el aburrimiento, aunque leve, me haya acosado durante el pase de Machete kills. En realidad, no deja de ser coherente con elpropio mito de la serie bé de derribo que la secuela amplie espectáculo pero pierda fuelle por el camino. En un imaginario Machete de 1975 su secuela, estrenada en 1978, habría sido víctima del tsunami Star Wars, así que tiene mucho sentido que esta segunda entrega se acerca más a Moonraker que a cualquier otra cosa. Bueno, quizá la clave está en que, por puro exceso, acaba siendo más una parodia a lo Zucker, Abrahams and Zucker (aka ZAZ) cuando el Machete original era otra cosa, por muy festivo que fuera; también parecía festivo Speedy Gonzalez cuando cruzaba la frontera para robar queso a los gatos gringos. El problema es ese, que en su camino hacia la globalización bondiana (estilo Roger Moore) nuestro justiciero mexicano acaba domesticado por el sistema, que no hay un más allá subversivo del que había en la anterior, o peor, que éste se diluye y, al final, lo único revolucionario es que el presidente de los EEUU fume. La película tiene sus momentos, hay jamonas con metralletas, Mel Gibson está divertido y es una fiesta, pero, ai, yo me he sentado en el sofa en vez de bailar.
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1 comentario:
La verdad es que estar a la altura de la original era complicado. A mí, más que el hecho que fume, me es más interesante que el presidente no sea Charlie Sheen, si no Carlos Estévez. El presidente negro, tanto en la realidad como en el cine, para mí no ha sido subversivo desde que el arquetipo del negro competente se impuso en el mainstream, pero el presidente hispano es algo que se ve poco.
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