29.4.12

LA FACTORÍA DEL TERROR DEL DOCTOR HOLMES

En su última columna para Libro de Notas, Jose Antonio del Valle aborda la figura de uno de mis asesinos en serie favoritos: Henry Howard Holmes. Y como no puede ser de otra forma, la titula El Castillo del Horror. Cuando se pasa lista a los grandes psicópatas de la historia, este otro Holmes no suele hacer acto de presencia, y eso que su cuenta de cadáveres es espectacular: se ha llegado a especular con una cifra de doscientos cadáveres, entre ellos dos niños hijos del que fuera su complice en el tramo final de su carrera, al que también liquidó. Una de las razones que explican ese olvido es que como asesino en serie el Doctor Holmes resulta bastante atípico, ya que en un principio su móvil era el económico. Su especialidad inicial fue cobrar los seguros de vida a su nombre de mujeres a las que seducía primero y luego asesinaba. A finales del siglo XIX no era tan fácil seguir a un criminal de este tipo que cambiaba su nombre con frecuencia y saltaba de un Estado a otro de los EEUU. Más tardé aumentó la eficiencia económica de sus crímenes suministrando difuntos frescos a científicos y doctores, otro clásico. Lo de Doctor Holmes también era un nombre falso, pero es el que ha perdurado porque fue con ese nombre con el que se embarcó en la construcción de su obra maestra.

Con motivo de la entonces cercana Exposición Universal de Chicago (1893), nuestro hombre invirtió sus ganancias en la construcción de un hotel con forma de castillo. Fueron varias las empresas contratadas para levantarlo, ya que al poco rompía el contrato y encargaba a otra proseguir con la obra. Así, sólo él era la única persona que conocía los numerosos secretos del edificio. El Holmes castle tenía habitaciones con salidas de gas para envenenar a los inquilinos, trampillas secretas, toboganes para el descenso de cadáveres, pozos de cal viva, cámaras de tortura (una de sus aficiones) y hornos incineradores. Una auténtica factoria del terror dedicada al asesinato en cadena con modos industriales.

Es este edificio del horror el que hace del Doctor Holmes un caso fascinante, con la aplicación de la tecnología e ingeniería aplicada al crimen en serie y aprovechando, además, la cercanía de una Exposición Universal, evento que durante décadas suponía la muestra de los últimos avances en ciencia y tecnología. En Chicago, ese evento tuvo una cruenta y subterránea perversión. El caso de Holmes anuncia la llegada del siglo XX tanto como la actividad de su coetáneo londinense, Jack el Destripador, mucho más célebre por el aura de misterio que rodea su figura.

Quiero pensar que la profusión de atracciones de feria con trampas y sustos que proliferaron desde entonces se inspiraron en la creación del Doctor Holmes, pero no está documentado. Y curiosamente, su caso ha sido muy poco utilizado en la ficción, y eso que la idea (hecha realidad) de un castillo del terror da para mucho. Me constan, eso sí, tres adaptaciones a la historieta, que es lo que paso a ofrecerles y que motiva esta entrada en el blog. En julio de 1947 Fred Guardineer dibujó The Master of Muerder Castle, la mejor de todas, para el número 53 del mítico comic book Crime Does Not Pay, entonces en su mejor época. Sólo un mes más tarde  Joe Simon y Jack Kirby (nada menos) la adaptaron para el numero seis de Real Clue Crimes Stories bajo el título de Let Me Plan Your Murder. Décadas más tarde, la pieza formó parte de las Creepy´s Loathsome Lore, aquellas planchas de los tebeos de la Warren que en una sóla página recorrían grandes mitos del terror y que aquí conocimos como Archivos científicos. En concreto esta adaptación aparecío en el número 47 de Creepy, se tituló Not Sherlock by A Long Shot y corrió a cargo de Doug Moench y Josep Maria Beà.    

Paso a mostrarles las tres adaptaciones, con el orden cronológico invertido, dejando la mejor para el final. Primero se las muestro despiezadas, con una selección de viñetas, y luego, al final, las historietas completas.

1. Not Sherlock by A Long Shot.  
Doug Moench y Josep Maria Beà para Creepy 47 (1972)

La versión que le dejo aquí es la española, publicada en el Rufus número 23. Esta en su integridad porque lo permite que sea sólo de una página. Como guión, es algo atolondrado y no acaba de explotar lo mejor de la historia. Hay exceso de texto y Beà no puede lucirse demasiado. Además, la traducción española es penosa. Al final les dejo ambas (la original y la nuestra) para que puedan compararlas.








2. Let Me Plan Your Murder! 
Joe Simon y Jack Kirby para True Clue Crime Stories (1947)

Pese a la presencia de Kirby a los lápices, lo cierto es que esta adaptación decepciona bastante, entre otras cosas porque evita en todo momento mostrar los aspectos más truculentos de la historia

Quizá lo mejor de todo sea la viñeta a toda página que muestra al Doctor Holmes armado con un cuchillo de carnicero.

La historia, ya de entrada, toma distancia al incluir un narrador entre los hechos y el lector. Un joven periodista que años más tarde investiga lo sucedido topa en una biblioteca con uno de los policias implicados en la resolución de los crímenes.


El relato parte de la construcción del castillo y del despido continuo de obreros para mantener en secreto su macabro diseño


El relato de las muchas desapariciones de gente llegada a Chicago ni siquiera se detalla, más allá de este comentario en prensa.



Enseguida se centra en la aparición de Pietzel, el complice que le servirá de "comercial" para vender los cuerpos a la ciencia. La historieta tampoco se recrea en el diseño del edificio y sus trampas, más allá del sótano, puertas secretas y este extravagante tobogán que nos regala una de esas viñetas delirantes que tanto gustaban a Kirby.

Holmes revela a Pietzel su sangriento negocio con los seguro de vida mientras le muestra su mesa de disección.

Holmes se arrepintió rápido de haber revelado sus secretos a Pietzel y le liquidó. Fue el error que le condenó.

Desfiguró su rostro y lo sepultó en cal viva para dificultar su identificación si alguien daba con el cadáver.


Posteriormente, Holmes corrió a cobrar un seguro de vida que Pietzel había firmado a su nombre (es uno de los puntos oscuros de la historia real). Algo que levantó sospechas. La adaptación de Simon y Kirby obvia el hecho, terrorífico, de que Holmes secuestró a los dos hijos de Pietzel y luego los asesinó.

Posteriormente, unos obreros de una obra vecina descubrieron el siniestro sótano del palacio del crimen de Holmes.


El cuerpo de Pietzel fue encontrado e identificado.

Una vez capturado, Holmes confesó sus crímenes en prisión. En realidad, el asesino confesó y se desdijo en varias ocasiones, añadiendo confusión a la historia. Con su ejecución se llevó a la tumba muchos de los crímenes que no confesó.

3. The Master of Murder Castle.
Fred Guardineer para Crime Does Not Pay 53 (1947)

Para acabar, la primera y mejor de las tres adapaciones, gozosamente explícita en lo criminal, bastante fiel a la historia original y con un dibujante que supo capturar la esencia pulp de temaño suceso.



Ya de entrada, la viñeta de presentación es bella como pocas; mujeres atadas, tprturadas, cráneos y un rostro de locura enajenada para el asesino.

La historieta comienza con la inicial actividad criminal de Holmes: seducción, seguro de vida y asesinato.


Hermosa viñeta con Holmes deshaciendose de un cadáver


Holmes se describe como el asesino hiperactivo que era, aquí con cuchillos que degollan y la incineración de cadáveres. No está de más recordar que años más tarde el Comic Code, el código de censura que se instauró para los tebeos, prohibió mostrar este tipo de detalles.


Holmes inicia la construcción de su castillo,

una obra que financia casándose con viudas ricachonas


a las que no tarda en asesinar.


Finalmente su obra esta construida.


Y comienza a ofrecer trabajos que eran trampas mortales.


Es entonces cuando diversifica beneficios suministrando material de buena calidad para el avance científico.

La historieta se recrea en ilustrar las cámaras de gas y los nichos de cal viva.

Prosigue su carrera criminal y entabla relación comercial con Pietzel.

Asesina a su socio y liquida a sus hijos. La historieta evita mostrar el asesinato de los niños pero lo ilustra con un arcón chorreando sangre y con los cadáveres a medio enterrar.

La viuda de Pietzel no se cree la versión de Holmes (y fíjense en el detalle de su lectura: instrumentos de tortura mediavales, una de sus aficiones).

La policía encuentra los cuerpos de los niños.


Y Holmes es detenido. La historieta se recrea en mostrar calaveras en el sótano y una muchacha a medio torturar.


Finalmente, Holmes es ejecutado en la horca con la típica viñeta explícita marca de la casa, y es que el tebeo no se llamaba El crimen nunca paga porque sí.

Les dejo con las planchas originales

1. Not Sherlock by A Long Shot.  
Doug Moench y Josep Maria Beà para Creepy 47 (1972) y en la versión española en Rufus 23.



2. Let Me Plan Your Murder! 
Joe Simon y Jack Kirby para True Clue Crime Stories (1947)



3. The Master of Murder Castle.
Fred Guardineer para Crime Does Not Pay 53 (1947)



1 comentario:

rub dijo...

<span>Otra ficción sobre el caso es esta novela extraña que nunca pude terminar: </span>http://www.elmundo.es/elmundolibro/2005/02/08/narrativa_extranjera/1107863447.html