4.8.10

DEL TONTO COMO MOTOR DEL PROGRESO

Desde el principio de los tiempos la humanidad se ha reído de sus tontos. El tonto del pueblo es un icono de la ficción que nos da mucha risa. Es un terreno pantanoso, ya que reírse del tonto es cruel; pero yo me resisto a zanjar el tema desde la perspectiva de lo correcto, que supone llevada al extremo condenar esa risa incluso en los terrenos de la ficción. ¿Es lo mismo reírse de un retrasado en la calle que reírse, no sé, con Jerry Lewis o Peter Sellers? No. Y aún así nos reímos cuando Jerry Lewis hace de tonto, no sé si por eso, porque hace de tonto, o porque nos identificamos en su hipérbole splapstick con nosotros mismos y nuestras estulticias cotidianas. Quizá sea un tema de preposiciones: no es lo mismo reírse del tonto que reír con el tonto. Quizá sea un acto de inconsciencia subversiva, una forma de rebeldía contra el orden establecido. A lo peor es puro instinto y reflejo: el tonto nos da risa por naturaleza. A las hienas también les pasa.


Los idiotas de Lars Von Trier es una película de visionado arduo e incómodo. Formalmente porque fue la segunda aportación de Dogma, pero más por lo que se ve y cuenta. En las bases de datos Los idiotas tiene, entre otras, la etiqueta de comedia; pero no da risa. Tampoco creo que el humor danés sea capaz de desternillar plateas y soy de la opinión que el culmen del humor de esa cinematografía son las escenas finales de Bailando en la Oscuridad, que me provocan de manera natural sonoras carcajadas. Siempre he pensado que el director danés lo quería así.

En Los Idiotas un grupo de personas se hace pasar por disminuidos mentales para reírse de la gente; son una especie de grupúsculo situacionista de andar por casa que utiliza al tonto para incomodar a la sociedad (en principio danesa, tan seriota ella). La película, que tampoco es que me guste demasiado, es provocadora en ese aspecto y practica el funambulismo de lo incorrecto, cosa que aplaudo. Al final, con el grupo de gamberros en plena disolución, una mujer que se les ha unido por pura desesperación personal decide hacerse la idiota en medio de su dura tragedia doméstica. Recibe una bofetada que es el reverso amargo de la tradicional colleja con que se premia la imbecilidad. No creo que sea una escena splastick, humor de cachiporra y porrazo, pero ahí está.


La cena de los idiotas ha sido el gran éxito de la comedia francesa reciente. Muy burguesa ella, y con la virtud de su brevedad, es una clásica comedia de situación y enredo que no oculta su origen teatral. Su autor es Francis Veber, el gran valuarte de la comedia de toda la vida y a quien no se le puede negar que sabe cómo triunfar en esto de la risa. Yo le tengo simpatía por ser el guionista de El gran rubio con un zapato negro, que es una película que de pequeño me daba mucha risa. Supongo que habrá envejecido mal.

En La cena de los idiotas un grupo de burgueses crueles tiene la costumbre de invitar, cada uno de ellos, a un tonto a la mesa, en una competición para ver quien lleva al más idiota. La cena, en la película, no se produce nunca porque uno de ellos invita antes al idiota a visitar su casa. Se desata el caos y todo se derrumba: pierde a su mujer, a su amante y se convierte en objetivo de hacienda. Al final, eso sí, Veber reconduce la historia por los terrenos de lo correcto y el idiota invitado, sabedor ya de su condición, tiene una transitoria caída en la inteligencia y obra como una buena persona, solucionando problemas con ejemplar moralidad. Para el estirado burgués, pero, nada será igual: el tonto ha cambiado su realidad.


Balneario 6: dos guiris muy guiris es una comedia alemana chusca y gruesa. Llegó a nuestras pantallas seguramente porque pasa en Mallorca, y el distribuidor le añadió la coletilla al título como reclamo por esa maravilla que es Dos tontos muy tontos. Los dos cenutrios protagonistas se van de viaje a la isla soñada por media Europa y, entre chistes sobre la sangría, el tablao flamenco y los toros, desatan el caos. Es humor de cacas, culos y pedos protagonizado por dos idiotas. Fíjense si es simple la cosa que la vi en alemán a pelo, sin subtítulos, y no tuve ningún problema. De hecho, solté tres o cuatro risotadas y todo, por burra que es la cosa. Aquí no hay coartadas intelectuales ni exquisitez burguesa y la película no deja de ser una muestra de aquello que el Dr. Repronto expuso tan bien: ¿Por qué las llaman españoladas si las hacia todo el mundo?

La clave, aún así, está en el caos desatado. Llegan los tontos y se arma el pitote, la realidad se altera y todo cambia. El orden establecido se hace añicos. Y entonces pienso que el mundo progresa a través del caos y que el miedo al cambio es uno de nuestros instintos más arraigados. El tonto de la ficción es motor de caos, agente de progreso, y quizás cuando nos reímos de él tan sólo se trate de un mecanismo defensivo. Reímos por no llorar de puro el miedo.

6 comentarios:

Mozzer dijo...

<span>¿En qué estás pensando...? siempre que imaginaba al tonto, tenia la imagen del de  los mocos colgando y el avioncito en la mano....hasta que llego Bush para joderme una imagen mas.</span>

JBB dijo...

<span>http://www.meneame.net/story/tonto-como-motor-progreso</span>

Langosta dijo...

<span>Mariaaaaaaaaaaaaa, sangriaaaaaaaaaaaaaa, Mallooooooorca!!!</span>
Un pelicula de culto absoluto, que hoy por hoy no se encuentra con facilidad en castellano

Otis B. Driftwood dijo...

De hecho, yo creo que Forrest Gump sublima precisamente ese concepto: el tonto no solamente es que haga progresar el orden establecido, es que directamente cambia la Historia y jamás es consciente de ello. Y todo sin armar pitotes propiamente dichos.
El idiota de La Cena de los Idiotas tiene en común con éste (y en contraposición al resto de los que mencionas) que siempre es buena persona, que obra por puro altruismo y ganas de hacer el bien a los que le rodean, pero pone tanto empeño que acaba causando el desastre a quien, en realidad, le ha invitado para putearle. De hecho el final de esa obra (yo la vi primero en teatro) es absolutamente redondo, pues esa transición a la lucidez, como bien dices, es momentánea y el idiota sigue siendo idiota.

Apático dijo...

<span>Por eso yo siempre estaré en la vanguardia del progreso :-P </span>

Muhammad Alí Y José Legrá dijo...

<span>Hace unos dias vi un Gafapatas de esos intentando ligar hablando de Dogma ..............</span>