Recuerdo que a finales de los 80 utilicé la táctica de pies para que os quiero con Tales of the Gimli Hospital. Fue en el Festival de Sitges y la cosa me pareció un indigesto y pretencioso filme que pretendía epatar siguiendo la estética del Erasehead de Lynch. No le llegaba a la suela del zapato. Hasta el director canadiense tenía nombre de pedante: Guy Maddin. Unos cuantos años más tarde se programó Twilight of the Ice Nymphs. Los efectos en mi deteriorado cerebro fueron los mismos. Diantres qué cosa más cursi y amanerada.
Todo esto explicaría en parte qu cuando en el 2002, en la lectura en rueda de prensa de los premios del certamen se anunció que la ganadora era Dracula: Pages from a Virgin’s Diary el 95 % de los presentes se miraran los unos a los otros desconcertados. “¿Qué es eso?” ,“Yo no la he visto”, “Yo tampoco”, “Hostias el ballet de Drácula”, “Yo me dormí a los cinco minutos”. Hasta los programadores recelaban y la peli sólo se había proyectado en un único pase a las 15:30 de la tarde de uno de los últimos días. Yo, que siempre me he considerado cabal, ausente pero cabal, ya me había tragado dos filmes por la mañana y había decidido comer tranquilo: la película era versión en ballet del clásico de Bram Stoker, estaba dirigida por un cineasta irritante, la pasaban a la hora de la siesta y el tipo que hacía de Conde era un bailarín chino.
Este fin de semana he saldado la deuda que tenía pendiente. Al fin y al cabo era la única película ganadora de Sitges de los últimos veinte años (como mínimo) que no había visto. Y miren, les voy a confesar una cosa. Me ha gustado. No está mal. Se puede ver. Es curiosa. Entiendo que ver a Val Helsing dando cabriolas estaca en mano asusta al más pintado. Y es pretenciosa, pues claro que lo es. Pero tiene su gracia, con su blanco y negro con pinceladas de rojo (que tampoco es lo más original del mundo, por cierto), con su look de filme mudo, con sus recuadros de texto pops. Rehuye el corsé teatral en el que está filmada, rompe con inteligencia el orden narrativo del relato original y dedica más de la mitad del metraje (otra virtud: dura poco) a la vampirización de Lucy. Insisto en que no estoy diciendo que sea maravillosa, tan sólo que se puede ver, que no es lo presumiblemente aburrida que aparenta. Que es un cruce entre Nosferatu y Las zapatillas rojas visible. Eso sí, estoy seguro que ese año en Sitges hubo películas más merecedoras y, sobre todo, más disfrutables (Dark Water, El viaje de Chihiro(!), Dog Soldiers, May, EL imperio del fuego).
Debo apuntar algo más. Reconocer públicamente una cosa. El dvd de este Drácula con tutú incluye un corto de Guy Maddin que me ha dejado boquiabierto. The Heart of the world. Es como ver un resumen acelerado de película de ciencia ficción muda que se mueve entre Metrópolis, El Acorazado Potenkin y el Hombre con una cámara de Vertov. Constructivismo soviético y expresionismo alemán en modo veloz, en cinco minutos, con un inapelable ritmo frenético como banda sonora. Y miren, con la manía que le tengo a este hombre debo reconocer que es una pequeña maravilla que desde aquí les recomiendo.
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1 comentario:
A mí el Dracula de Maddin me produce sensaciones encontradas.
Por una parte tiene aspectos realmente conseguidos (el sentido del humor, los subtextos...) y por otra a veces da la sensación de ser un proyeto de estudiante de audiovisuales.
En cualquier caso, no deja de ser una cinta curiosa a la que quizás los aficionados al ballet le podrán sacar más jugo.
Confieso tener Twilight of the Ice Nymphs por casa y no ser capaz de verla. Desconozco cómo será la película, pero el aspecto visual repele.
Nada que ver con The Heart of the World, que es una pequeña maravilla.
Usuarios de p2p perseverad a pesar de las escasas fuentes porque merece la pena.
SD.
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