Ya estoy, por fin, en la tranquilidad del hogar ausente. Sitges '04 se ha terminado para quien esto escribe (aunque algún post más habrá). Ayer, jornada de adioses para con algunos amiguetes y, además de las dos pelis matinales que ya comenté aquí, un par de títuloss más: The Hillside Strangler y Team America World Police.
La primera completaría la trilogía sobre psicópatas iniciada con Ed Gein y Ted Bundy. Esta es la mejor. No esperaba nada de ella y me gustó bastante. El director vuelve a ser Chuck Parello y en esta ocasión describe las correrías de Ken Bianchi y Angelo Buono, dos primos (en el sentido familiar) que se dedican a secuestras mujeres (preferentemente prostitutas), vejarlas, matarlas y tirar los cadávares por ahí. El referente claro es la estupenda Henry, Retrato de un asesino. Nada nuevo por ese lado. Parello, de hecho, ya realizó la secuela hace unos años (no la he visto pero poco se habla de ella). En esta ocasión, estética setentera y ningún alarde visual (algunos hablan de realización plana y televisiva, pero más bien es lenguaje cinematográfico invisible, que no se note al director, que prime la narración sin marcas de estilo; sujeto, verbo y predicado). Los dos primos, aficionados a la pornografía y la prostitución, son como émulos de Ron Jeremy y John Holmes. Le pillan el gusto a la violencia de género y a ello se dedican sin sutilezas, amparados por esa Los Angeles que tras las luces de neón oculta un submundo de miserias ya descrito en otras ocasiones. La película es dura, sin concesiones, incómoda. Muestra la violencia sin reparos, sin preocuparse por las dudas morales, o mejor, entregándoselas al espectador. También hace un extraño ejercicio narrativo. La parte central del filme es desagradable, cruda, y en su última media hora es cuando gira hacia el humor negro. Curioso. Los asideros vienen al final, tras la crudeza expositiva.
También lo es (curioso) el hecho de haber visto seguidas (sólo con el lapsus alimenticio) Saw y ésta. Ambas van de psicópatas pero son muy diferentes. La primera es un mecanismo, una construcción. Un artificio. El psicópata es milimétrico, perfecto, casi divino. A la postre, irreal. Un artista. La segunda nos muestra a dos marginados white trash, nada pulcros. No planifican. Salen de caza a ver que pasa. Improvisan. La idea del asesinato como bella arte es una entelequia. Matan porque son cochambre. Como el que se come un grasiento pollo frito. Son psicópatas de verdad, sin artificios ficticios. Basura.
La última película de la jornada, ya de madrugada, fue Team America World Police. Trey Parker y Matt Stone, los de South Park, de nuevo a la carga. La película no está a la altura de la descacharrante serie, ni del largometraje posterior que me hizo revolcar por los suelos de la sala en su estreno comercial hace ya unos años. También creo que es difícil mantener ese nivel y no seré yo quien lo reproche. Al fin y al cabo el filme tiene numerosas virtudes. La primera que es un alarde de pajerismo supremo. Se construye a partir de los Thunderbirds de Gerry Anderson. Maravillosas marionetas televisivas a las que rinden pleitesía con fervor. Toda la película es un homenaje a éstas. Merecido. No es el único. También hay referencias a La Guerra de las Galaxias o El Planeta de los simios. La segunda virtud es que no se casa con nadie. Es amoral, gamberra. No esperen una reivindicación progresista con mensaje izquierdoso. Éstos también reciben. De hecho, la parodía del gobierno neocon es hasta más sutil e irónica. El comando antiterrorista protagonista provoca más destrozos que su enemigo, hace gala de un insultante desprecio por el resto del mundo y exhibe sin pudores los simbolos patrióticos. La película arremete sin piedad contra ello, pero de una manera irónica que puede hacer que más de un miembro de la sociedad borderline bajo de miras ni se percate. En cambio, se recrea sin complejos ni sutilezas en la parodia casi humillante del sindicato de actores progresistas (los Tim Robbins, Sean Penn, la Sarandon, etc). Parker y Stone dejan claro su caracter de outsiders de la industria. Al margen de todo y sin respeto a nada ni nadie. Ni los símbolos de su país, ni sus gobernantes, ni los que reclaman un tamiz más socialdemocráta. Nada. Gamberrismo antisistema porque sí. Mención especial para la que posiblemente sea el vómito más largo de la historia del cine y para la parodia de Matt Damon, sin olvidar las letras de los temas musicales.
Y eso es todo. Se acabaron estas crónicas escritas con prisas. Casi sin pensar lo que se dice. Sin pulir. "Tengo un cuarto de hora, escribo y cuelgo". Sin revisiones ortográficas o de estilo. Ahora toca, primero, aterrizar, descansar y acomodarse al devenir diario tras tantos días de descontrol (en muchos aspectos). Respecto al Blog Ausente, habré de recuperar la tónica anterior, con sus fotos, sus enlances, sus temas habituales, sus textos algo más corregidos (pero no mucho), aunque ya avisé que hasta final de año voy a tener mucho trabajo.
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