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31.12.06

ANUARIO DEL REICH AUSENTE


Como ya hice el año pasado, necesito que me digan qué es lo que más les ha gustado del Blog ausente en este año que se acaba. Y lo que menos, también, claro. Considérenlo un consurso, pero como bien saben los que ganaron anteriores... el premio por sorteo se demora tanto que aún no he enviado ninguno. Cosa que me duele enormemente.

También sé que esto es internet. Así que me ha dado por repasar el 2006 y recorrer todo el Blog para darles links y ponérlo un poco más fácil. Mirándolo ahora, ha sido un año de terribles contrastes que ahora explicaré. El principal es la irregularidad. Soy consciente de que esto ha perdido algo de vitalidad y efervescencia en los últimos meses al mismo tiempo que meses como mayo me parecen tremendamente activos. Quiza sea depresión burroesférica, pero no, es falta de tiempo. Absencito se hace grande y requiere que yo sea su Homer.

El año ausente se iniciaba con el nacimiento de Bizácoras y su frenesí gorila. Sigo confiando en este directorio que visito a diario. Sé que hay incluidas direcciones polémicas y que la interactividad organizativa casi ha desaparecido. Pero ahí está, como este blog. Sí, esto es un blog. Esa mediocosa sobre la que tantos se masturban, bluff(af)ean (.2) o malabarean con espíritu crematístico. (Sí, yo también leo a Borjamari). Un mundo, el de los blogs, que puede ser un horror borderline. Bueno, lo es si uno lo recorre despistado y en rebaño. Un extenso páramo de egos al que me acerco y con el que coqueteo. En el que me planto y riego a veces. Plis, plás, liquido blanco y clínex para no manchar el teclado. Que si los 20 Blogs de 20Minutos a los que he vuelto a presentarme, que si menéames, que si tops, que si tal y que si cual. Son arrebatos agólatras, sí, pero debo estar ahí. Igual es que, como me decían ayer en una lista de correo, me considero Su Majestad Ausente. Pero debo estar ahí. Autoengañado en mi necio abanderamiento del subculturalismo pajero gafapasta. Sí. Yo soy el Escolar del pop de derribo que llama a la reflexión mientras pierde lectores por el camino. Juazz. Esos tomates ya tardan.

Ven, yo es que me pongo a hablar de mí y es que me crezco. Pero entíendanme. Algo triste por mi situación actual (en la que no puedo hacer todo lo que querría) me da por repasar las películas sobre las que he escrito durant el 2006 y es que me inflo y realzo. Por orden de aparición: El Alimento de los Dioses, Horror of Frankenstein, Legendary Weapons of China, The Atomic Café, Cibergodzilla: Máquina de Destrucción, La Invasión de los Zombies Atómicos, El Charro de las Calaveras, La noche de los Brujos, One-armed Swordman, Mad Monster Party, Maciste en las minas del Rey Salomón, Seppukku, Dr. Terror, Eclipse en el Tiempo, Last Man on Earth, Asesino Implacable, Battle Beneath the Earth, Capitán Kronos Cazador de Vampiros, Yo Fuí un Hombre Lobo Adolescente, The Terror of Mechagodzilla (finalizando la primera parte de la revisión godzillesca), Invasion of the Saucer Men, The Amazing Colossal Man y Aquel maldito Tren Blindado. Son muchas menos de las que querría, especialmente los últimos meses, pero coño, vista la lista así me siento muy orgulloso. Ahí está todo lo que pienso sobre la verdadera historia del cine en una selección qu emerece ser tomada en consideración por las filmotecas de medio mundo.

Y ojo, que deben incluir el análisis en el que El Más Allá fulciano se miraba al espejo del Inferno de Argento y que me quedó muy bien, sí. O mis incursiones como reportero dicharachero haciendo las ya terceras crónicas desde el Festival de Sitges (y que está vez quedaron redonditas redonditas) o incluso una entrevista exclusiva a ese genio del horror que es Hideshi Hino.

El Blog Ausente también tiene sus secciones. A veces tienen un objetivo tan banal como permitirme la actualización diaria, en esa adicción a las estadísticas de visitas de la que no puedo escapar. Pero es importante para mí que esto siga vivo, plantarme ante el teclado por necesidad autoinducida y vomitar con orden y sin concierto. Los Flash Mundial, los escaneos de viejas revistas de Jóvenes católicos o aquel Mondo Ausente dedicado a reflexionar sobre noticias bizarras están en el congelador. A cambio me he sacado de la manga los exitosos Boogaloos Encefálicos o un par de series con mucha más chicha de la que quizá aparentaban al principio: la AIP visual Experience y las Enajenaciones que Desafiaron al Mundo. Estoy muy contento del camino que siguen. El Simpsonario ha avanzado de la L a Q presto a enfocar su recta final. Y luego, claro, están los TuTubos Ausentes, algo a lo que me resistía por pura idiotez, pero coño, es un recurso magnífico y encima me escabulllo de repicar viralmente el TuTubo de moda. Yo mismo corto y pego en muchos casos y en otros surfeo a ver que encuentro. Cuando el año que ya llega reviente de manera purulenta la burbuja bloguera yo seguiré aquí tan pancho con mis cositas.

Los B-Art se han ido espaciando y en ocasiones tienen un sentido casi de obituario. Aún así los ha habido dedicados a King Kong se escapa, sobre el LSD, intentos de compilar el portadismo Spanish Pulp que deberían tener más continuidad, viejas portadas de la editorial Cénit (uno y dos), homenajes a Antonio Margueriti, León Klimowsky, Jack Williamson, la revista Triunfo o la filatelia pajera. No está mal y estéticamente me sulibellan cuando siento el impulso de publicarlos. En Flickr tienen todo un tag bastante disfrutable. O eso creo.

El ritmo de las Vidas Ajenas se ha ralentizado y ahí siento el peso de la responsabilidad. Nacieron por casualidad y ahora deseo mimarlas. Han de fluir según vienen. Este año han podido ustedes conocer al esférico Pablo Cañizares, el transubstancial Jesús María Ostiarra Cristovarría, la odisea zombi de Bonifacio Rodríguez, la reacción contra el orgullo friqui que fue Juan Gomez Garcia, el demoledor y violento Gonzalo Álvarez Quirós (anda que no me reí escribiéndo su biografía terrorista), el delirante Pablo Palomares o la reseña de La Regina di Pianeta Dinosauro, hija de una necesidad: escribir sobre zine sin tener ninguna película a mano.

Decía que ha sido un año de contrastes. Empecé leyendo muchos libros, a un ritmo vertiginoso que se truncó de golpe ante la llamada de la radio y los tebeos. Esta faceta es ahora la que más tiempo me consume. Y lo cierto es queleo muchísimos tebeos continuamente pero, en cambio, no hablo de ellos demasiado por aquí. No sé por qué me cuesta tanto escribir sobre viñetas. Ando a la búsqueda de un punto y he decidido ser inmediato. Vale, las reseñas de Wanted, Golden Age, los viajes de Delisle o los apuntes sobre el 11-S en los cómics no me quedaron del todo mal, y mientras voy provando con la inmediatez sin acabar de encontrarme del todo cómodo (los textos sobre Lady Snowblood o Agujero Negro son buenos ejemplos). Pero voy a seguir por ese camino por necesidad. Lo que sí me gusta es descontextualizar viñetas y dejarlas por aquí a la buena de Díos. Democracia pitufa, annexos negroides y Planetas Cabeza como motivos de reflexión borderline. De vez en cuando me da por ser golfo apandador y subir historietas pese a ciertos remordimientos para con los derechos de autor. Me auto perdono con la idea de que en realidad la biografía de Fabiola, la historia sobre drogas de Jack Cole o el Ojo de la Muerte de Wolverton no son no son cosas que resten ventas en las librerías porque sencillamente no existen.

Les decía que leí muchos libros durante la primera mitad del año. Hubo reseñas (La Tierra Trema, Soy Leyenda, El Gran Desierto, La Pistola de Rayos, Trampa 22) y extractos (la fórmula del humúnculus, los niños prodigio de Palahniuk, los tebeos del futuro según Philip K. Dick, el anuario de las sociedades secretas, el uso de Kandinsky como arma telepática soviética o los mensajes cifrados en grandes superficies). A menudo mezclandose todo en una amalgama ausente de reseña, extracto, reflexión pajera y b-art portadista.

Pero si hay una lectura que me ha marcado profundamente, esa ha sido El Martillo Cósmico y el descubrimento de la figura de Robert Antón Wilson. Excitó mi imaginación, la desbocó, y bajo su influjo escribí sobre Thomas Noguchi, El retrovisor, el espectro de Tom Mix (era un fake, creo que no lo confesé en su momento), Nancy en wako y su teta, Kim Jong Il, los halcones de Uri Geller, los vínculos entre Maciste y Mussolini, Nikola Tesla, Subterránea, el Misterio Shaver, los acrónimos del mal o el me temo que incrompredido Big Bang a colores de la cultura PoP.

Pues sí. Visto así percibo una unidad sincrónica en todo esto. Recuérdenlo cuando en un par de días les pida el voto en un concurso de blogs. Yo seguré construyendo el personaje enmascarado que consume los ahorros familiares en cultura basura mientras prepara escalivada o Rovellons, pilla cosas de aquí y allí o utiliza los coments para seguir escarbando en el páramo burroesférico. Bueno, qué, ¿han leído hasta aquí? Olé vuestros cojones. Venga. Va. Voten. Digan. Quiero que se expresen. Construyan el Top Ten de textos ausentes del 2006. Estoy esperando. Inquieto. Mi ego se balancea como un yonqui ante la dosis. Respondan de manera meditada o impulsiva, pero háganlo. Y, por supuesto, tengan tomates a mano si lo consideran necesario.

30.12.06

NOSOTROS SOMOS LOS MUERTOS VIVIENTES

walking dead 16

Releer, con nocturnidad, alevosía y de un tirón, los cuatro álbumes que Planeta lleva editados de Los Muertos Vivientes de Robert Kirkman es demasiado gozo para mí. No puedo resistirlo. No puede ser cierto. Desde hace veintisiete años considero el Zombi de Romero una de las diez mejores películas de la historia del cine. Y han tenido que pasar veintisiete años para que venga un jodido guionista de tebeos a coger el toro por los cuernos, o mejor, el muerto por las tripas y exprimirlo con pulsión caníbal. Son muchas las cosas que podría decir, pero ahí va una: empiezas a leer y no lo sueltas. Estás ahí dentro, aniquilando masas podridas, corriendo, huyendo, sobreviviendo, convirtiendote en un humano hijo de puta capaz de todo. Kirkman lo consigue. Menudo cabrón. Te atrapa. Logra lo más difícil: imposibilita al lector escapar de la historia. Te arrebata y pasas las hojas de manera instintiva. Tan instintiva como el comportamiento de los personajes. Nada en ellos chirría. Kirkman alcanza el sueño de todo creador de evasión pop: la generación constante de la gran duda, la gran clave: el ¿Y ahora qué va a pasar? Y claro, sigues leyendo porque estas tan anulado como tenso. Tenso de tensión (entre otras muchas cosas: estado anímico de excitación, impaciencia, esfuerzo o exaltación). Qué cabrón el Kirkman este. Cómo sabe que el subgénero zombi es una cosa muy seria y cómo controla la historia y los personajes. Personajes que son humanos. Porque el subgénero zombi resalta la humanidad en su crudeza, enfrentada al espejo de la masa zombificada. Hombre y Zombi son lo mismo con una pequeña diferencia: la consciencia primaria. Qué gran momento la huida del barrio residencial (con verja). Qué genialidad transmutar el supermercado en prisión de alto standing o viajar con zombis sin mandíbula. Cómo remite sutilmente a los clásicos con la idea de que hay gente que guardará a sus muertos con (no) vida. Qué colección de protas abocados a sacar lo peor de sí mismos. Qué lindo meter niños en la historia, niños que contemplan el apocalipsis. Nuestros niños mirando el telediario. Y el sexo sin calzador. O la afrimación que finiquita el cuarto álbum. La afirmación que es... esto... tan obvia y al mismo tiempo tan... demoledora. Y luego va, el tío, y tiene los Santos Cojones de introducir una trama de sicópatas en una odisea zombi. Qué listo, el cabrón, cómo sabe cuáles son los vórtices del terror moderno. Lo que digo: esto es demasiado bueno para ser cierto. Y aunque me arránquen una extremidad a mordiscos no voy a despertar del sueño. O mejor aún: nos cogemos de la mano y seguimos leyendo.

walking dead 21

29.12.06

COCAÍNA PULP DE DERRIBO CON PUREZA AL 100 %



El recuerdo es de puro cine de barrio y acude a mí rodeado de vandalismo, bullicio, de últimas filas en ajetreadas y maldisimuladas manualidades genitales, de público inquieto que se levanta, de mala educación, aplausos, gritos. En definitiva, el recuerdo de gente que va al cine a pasárselo bien. Aquel Maldito Tren Blindado. Así se llamaba la película. Una serie bé italiana de Enzo G. Castellari que vi en repetidas ocasiones allá por 1977. En esa época uno iba al cine, no a ver una película, y que ya la hubieras visto era sencillamente una nimiedad. Incluso mejor: sabías cuando podías hacer el burro y cuando debías prestar atención.

De aquellos visionados recordaba, entre brumas, la imagen de unas nazis bañándose en pelotas, la presencia de un negro muy macarra, escenas de destrucción ferroviaria maquetil (la maqueta fílmica, esa gran debilidad ausente) y que los nazis palmaban como moscas y salían despedidos por los aires, entre explosiones, en una media de cada tres minutosde metraje. Probablemente eran siempre los mismos stunts nazis, pero eso siempre da lo mismo. Lo que no sabía es que uno de los múltiples títulos internacionales del filme era Inglorious Bastards, precisamente el título de la peli bélica que prepara Tarantino para el 2008.

Y no me extraña. Hace un par de días, exhausto tras repetidas jornadas de doce horas laborales que aún perduran, decidí volverla a ver. Y joder macho hostia puta. Joder macho hostia puta. Grávenselo ustedes en su puta frente a fuego: Cocaina pulp de derribo con una pureza del 100 %. Una película para esnifar y disfrutar exclusivamente con la parte izquierda de nuestro cerebro (que es la de las migrañas y, por lo tanto, la buena) y espíritu de lagartija al sol. ¿Que no se lo creen? ¿Que esto es una boutade ausente? Ja. Se lo demuestro con una sola frase: salen jamonas nazis en pelotas disparando con metralletas. Desde el punto de vista de lo coolzetoso este detalle es una escalera de color. Un puto pleno al 23. Y más en su contexto, en una escena que no viene a cuento y ni siquiera concluye. O sí viene a cuento: son jamonas nazis en pelotas disparando con metralletas. Eso siempre viene a cuento. Vikingas haciendo ratratatatá y trá mientras les saltan las tetitas. Da igual que la escena no concluya argumentalmente y que Fred Williamson se comporte como un orangután. Es el tipo de escena que debe de quedar congelada mentalmente para pervivir por siempre jamás. El tipo de escena que uno, cuando la palma, cuando estira la pata, cuando avanza hacia la luz del purgatorio zinéfago, recupera en flashes: Sí. Yo ví Quel Maledetto Treno Blindato. Sí. Yo ví a Fred Williamson haciendo el orangután chuloputas con un puro en la boca, con una metralleta en cada mano, en una extraña pose de geiper-man liefeldiano, oculto en la parte posterior de un camión, matando nazis sorprendidos. Qué puto peón (negro) nazi puede esperar la irrupción de un puto negro infiltrado entre las Sturmtruppen, en pleno corazón del cuartel general de las putas SS (SeseeSe). Puedo morir tranquilo. Durante 99 minutos comocí el nirvana ausente del pop de derribo.


Aquel maldito Tren Blindado explica la historia de unos desertores del ejército aliado en la Francia ocupada. Asediados por sus propias tropas, por los nazis, por miembros de la resistencia francesa con cara de miembros de la resistencia francesa adictos al hígado de oca, por sargentos chungos que les disparan a sus soldados en vez de a los pérfidos nazis, por mujeres nazis desnudas disparando metralletas, por jóvenes y cachondas enfermeras francesas. Un grupo de desertores que acaban disparando a su propio ejército en medio de un festival de la confusión: desertores disfrazados de alemanes disparando a un comando infiltrado disfrazado de alemanes. Como lo leen. Coño. Un grupo de ungloriosos bastardos que se cuela dentro del castillo de las SS (el famoso e inaccesible castillo templario en lo alto de risco arisco) porque necesitan un camión. Un puto y sencillo camión. Osea. Llevan media película metidos en un camión en un paisaje repleto de camiones abandonados y por cojones lo han de robar de ahí. Y es que claro... Qué puto glamur tiene coger un camión de enmedio del camino si lo puedes pillar justo de dentro del puto e inaccesible castillo templario de las SeeseeSe (y digo yo que luego lo bajarían con cuerdas) en una acción tan innecesaria como previa al asalto al maldito tren blindado en el que viaja un nuevo modelo de las bombas V1, con un giroscopio que cágate lorito. Un giroscopio con su cable azul y su cable rojo y su autodestrucción en cinco minutos sin cuyo robo estaríamos todos, ahora, cantando tradicionales tonadas tirolesas en una sociedad poblada de vikingas nietas de aquellas que disparaban, desnudas, metralletas. Lo malo es que no tendríamos a Fred Williamson haciendo el orangután. ¿O sí?



Fred Williamson. Coño. Un armatoste de la blaxploitation pasándoselo pipa de bolos por el Eurotrash, matando nazis puro en boca mientras dialoga con su metralleta. Disfrutando de su suerte y del momento. Un machote jugador de fútbol americano reconvertido en leyenda de la serie bé que acabó dirigiendo y produciendo sus propios saldos betamax no sin antes repetir éxtasis actorales a las órdenes de Enzo G. Castellari en aquellas inolvidables explotaciones de Mad Max como Los Nuevos Bárbaros o Los Guerreros del Bronx. Sï. Porque es de Enzo G. Castellari. Tiemblen. O no. Aquel maldito tren Blindado (mecagoendiosquebellezadetítulo) es su obra maestra. Su legado para la posteridad. Su regalo para que cuando la palmemos, estiremos la pata, y avancemos hacia la luz final de la eterna paz zinéfaga nuestra memoria coolzetosa parpadée iluminada y radiante ante el recuerdo de aquellas ninfas wagnerianas sin sentido que hacían ratatatá en el riachuelo mientras sus pezones se alzaban victoriosos exclamando Hail Hitler.

Todo aquel (maldito) que dude (blindado) de las bondades del unglorioso y bastardo zine debe ver esta película. Es el bolsilibro perfecto de cinco duros. 25 pesetas. 0.15 euros. La referencia a la peseta no es gratuita. Aquel Maldito Tren Blindado es una película que ya nace iconoclasta y rompedora en su propósito de Falso Gran Reserva en tetrabrick. A quién se le ocurre, en el año de Star Wars, rodar en cinecittá un trepidante y convulso refrito a ritmo de zoom de Doce del Patíbulo, La Cruz de Hierro, Los Violentos de Kelly, Grupo Salvaje, El Desafío de las Águilas, El Tren o La Gran Evasión (sí, también hay una persecución en motocicleta por la alambrada campiña francesa). Coño, acabo de leer esto que acabo de escribir y la fascinación tarantiniana se me muestra cristalina: ¿Para qué diantres hacer un remake de Doce del Patíbulo pudiendo posmodernizar subjetivamente Aquel maldito Tren Blindado? ¿A quién se le ocurre? Pues a Enzo G. Castellari.

Aquel Maldito Tren Blindado debe disfrutarse en el sofá, con las defensas bajas y en
calzoncillos. Ráscandose los capilares testiculares o del monte de Venus. Sabiéndose tostada. Dejandose untar por sus avionetas anacrónicas haciendo ratatatá y sus miles de nazis carne de cañón avatidos por un puñado de antihéroes que nunca se quedan sin balas. Con su digna factura de serie bé plagada de explosiones y sus inacabables stunts curtidos a base de eurowestern saltando por los aires, con sus diálogos enmarcables, sus chistes burros y sus arquetipos apelantes del efectivo mínimo común múltiplo argumental en su avance imparable y frenético hacia el Maldito Tren Blindado que ocupa buena parte del final. El reverso bélico de Pánico en el Transiveriano. Con las maquetas de Emilio Ruiz del Río, nuestro particular y más que reivindicable Tsuburaya (Conan, Dune, Operación Ogro) generando destrucción en miniatura. Con esos antihéroes tan bien y mecanicamente esbozados, al estilo con un seis y un cuatro aquí tienes tu retrato. Un grupo salvaje inmediato formado por Fred Williamson (no insisto, pero sepan que la peli tuvo un remontaje usaca llamado G.I. Bro que lo convertía en prota absoluto); Bo Svenson más chulo que nunca con su chupa de teniente bombardero y sus rayban; Un cobarde heroico que parece el piloto de helicóptero de Zombi; El antipático sureño racista; El desertor ex-nazi pacifista ("estoy harto de esta guerra y de ver morir a mis compatriotas" "Pues no haber invadido Polonia"); El Coronel alucinado (Ian Bannen, de profesión sus 100 películas como secundario) y ese descubrimiento que es Michael Pergolani, un soldado italoamericano con melenas, mostacho y unos bolsillos chamánicos de donde sale de todo. Bastardos suicidas.



Y mediten porqué sobrevive el que sobrevive: descubrirán la mecánica que hace grande el zine de derribo. Una mecánica que forja la amistad viril de sus protagonistas a base de valkirias en pelotas con metralletas y diálogos como este con el que me despido extasiado, no sin antes recomendarles un enlace con truquillos del rodaje .

- Teniente... ¿Cómo es que sabe alemán mucho mejor que Adolf?
- Porque tuve una institutriz alemana.
- ¿De dónde es usted?
- De Minneapolis.
- ¿Una institutriz? Deberían tener mucho dinero.
- No. No lo teníamos.
- Oiga. Tengo una maravillosa idea. En Minneapolis conozco un club que se dedica al juego. Podemos conseguir hasta 300 pavos. Alguien como usted nunca podría perder.
- Creo que perderíamos. No he jugado nunca.

25.12.06

EL FINAL DE UN PACTO


La noche del 24 de octubre de 1962 James Brown entregó su alma al diablo y decidió dejar constancia. Hasta hoy mismo no se ha hecho pública una de las cláusulas: la de la vigencia. Finiquitaba la noche del 24 de diciembre de 2006. Hubo intentos de prórroga, pero no surtieron efecto. La epidermis ausente no está triste porque sabe que podrá seguir sudando. Al fin y al cabo el viaje a 1962 sigue funcionando gracias a otro pacto.



MENSAJES CIFRADOS QUE USTEDES DEBEN CONOCER


Si alguna vez estás en el vestíbulo de un hotel grande y empieza a sonar el vals El Danubio Azul, sal corriendo. No pienses. Corre.
Las cosas ya no se anuncian nunca de forma directa.
Si alguna vez estás en un hospital y llaman a la enfermera Flamingo para que vaya a oncología, no aparezcas por allí. La enfermera Flamingo no existe. Si llaman al doctor Blaze, tampoco existe nadie con ese nombre.
En los grandes hoteles el vals quiere decir que hay que evacuar el edificio.
En la mayor parte de los hospitales, la enfermera Flamingo quiere decir que hay un incendio. El doctor Blaze quiere decir incendio. El doctor Green quiere decir un suicidio. El doctor Blue quiere decir que alguien ha dejado de respirar. (...)
En los teatros de Broadway, "Elvis ha salido del local" quiere decir incendio.
En una tienda de comestibles, llamar al señor Cash equivale a llamar a un guardia jurado armado. (...)
En algunos aeropuertos, llamar al señor Silvestri quiere decir que hay un terrorista con una bomba(...)
La señora Pamela Ransk-Mensa quiere decir un terrorista en el aeropuerto con sólo una pistola.
"Señor Bernard Wellis, por favor, reúnase con su grupo en la puerta dieciseis del vestíbulo F" quiere decir que alguien tiene un rehén con un cuchillo en la garganta. (...)
La señora Terrilyn Mayfield quiere decir Antrax. (...)

Extractos de Asfixia de Palahniuk

24.12.06

SUNDAY MONSTERS : EL OJO DE LA MUERTE DE WOLVERTON

Basil Wolverton era un genio. Desgraciadamente, su obra continua inédita y desconocida para el lector hispano. Leo que está considerado el dibujante de cómics más bizarro de la historia. Lo cierto es que es el eslabón perdido que une el comic book de los 40 con el comix underground, en una carrera que incluye primitivos semiplagios de Buck Rogers, homenages a Li'L Abner, historias de ciencia ficción para la Timely, colaboraciones para MAD, ilustraciones para el Apocalipsis o la Biblia y una serie de retratos y caricaturas cuya influencia es más que evidente en Crumb o en los cromos de Spiegelman de La Pandilla Basura. No busquen estas obras en edición castellana porque no existe. Como mucho, algunas de sus historias para los comic books de monstruos de la Marvel apareció de tapadillo como complemento en viejos tebeos de Vértice. Es por eso que reproduzco aquí una de ellas, The Eye of Doom, publicada en el número seis de Mystic (1952) y que apareció de complemento en Super Héroes vol.2 número 45. Como podrán ustedes comprobar, la conjunción de un grafismo que aúna clasicismo y modernidad es aplastante. Ojos venusianos del espacio exterior como regalo de Navidad de este Blog Ausente.

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LA OSCURA TARA ADOLESCENTE Y EL FLORECER PAJERO


Charles Burns me cautivó desde el primer momento, con aquellas historias cortas que aparecían hace veinte años en El Víbora y que luego se compilaron en un álbum para mí legendario: Misterios de la Carne. Cualquiera que lea este blog desde hace tiempo y conozca a Burns sabrá sumar 1 + 1 para entender mi fascinación ilimitada: ofrece una visión inquietante y perversa de lo pulp y la serie bé, y encima la hace portentosamente suya. El otro día saqué de la estantería Agujero Negro en su versión de doce ejemplares en grapa (los extintos Brut Comix de La Cúpula) y me los zamé de un tirón. Los había ido leyendo según salían. Es decir: lo leía mal y aún así me gustaba, pero joder, todo seguido... joder, la de detalles que me perdía.

La verdad es que me cuesta expresar tanto deleite ante tanta genialidad. No puedo articular un juicio coherente. Así que espero me disculpen porque seguro que este no será un buen post. Agujero Negro tiene muchos niveles de lectura. De manera inmediata y reptiliana funciona como un perturbador relato de horror adolescente. Una sublimante historia de adolescentes que practican el sexo para morir asesinados. También como relato ejemplar de eso que llamaron La Nueva Carne, pero es que encima le da un sentido: La nueva carne es acné. Y ahí está el evidente meollo del asunto: el transito de la infancia a eso tan carente de magia como es la edad adulta.



Estoy hasta los cojones de tanto listillo de Sundance jugando a la mitificación del adolescente norteamericano. Y más cuando la verdadera obra maestra sobre el tema lleva la firma de Burns. El horror del adolescente que descubre las drogas y el sexo, el descubrimiento de la diferencia física, la caída al abismo de tantas princesitas... Y todo ello plagado de imágenes vaginales y fálicas, con imágenes tan perturbadoras como la sodomización de la chica con cola que desa que se la agarres, el beso a la segunda boca de uno de los protagonistas, la idea de enamorarse diseccionando ranas o esos niños del bosque que uno no sabe a ciencia cierta sin son solitarios pajeros en busca de refugio o niños peterpanescos que no quieren dejar de serlo. Qué grande y qué bueno.


23.12.06

SEÑOR JUEZ



En fechas tan señaladas como estas, el Blog Ausente siente la necesidad de vomitar espíritu navideño, y para ello nada mejor que unos extractos enviado spor Doña Sara Ingram a una de las listas de correo que frecuento. Como doña Sara, a quien respeto y envidio por su prosa y sabiduría, tiene su Lector Constante en pausa, le he pedido pedido permiso para copipastear una selcción de "Los muertos también hablan. Memorias de un antropólogo forense". Ella lo recomienda entusiasmada:

Lo escriben William R. Maples (el antropólogo) y MichaelBrowning (el periodista), lo edita Alba en la colección Trayectos, lo traduce Fernando Borrejo Castanedo y yo se lo recomiendo a ustedes. Si uno es fan de esas cosillas del esqueleto (y yo soy ultrafan), el libro no tiene desperdicio. El autor es un tío bastante religioso, que en algún capítulo afirma que no soporta ni la mentira ni la pereza, así que alguna vez hay que aguantarle el discurso moral, ya sabe, "yo he visto el horror, la putrefacción, la cara de la Parca sonriendo y ya no le temo a nada, salvo a Dios". En otro autor, me molestaría un poco más esa actitud, pero a un antropólogo forense se lo permito todo. Tampoco tienen desperdicio los capítulos acerca de la identificación del cráneo de Pizarro, o las de los maltratados restos de la familia real rusa. Hay,además, un capítulo sobre el curioso esqueleto del hombre elefante ,sobre la investigación de un par de crímenes difíciles de resolver,etc, etc.

Mucha gente confiere una horrible grandeza a la idea del suicidio. La mera irrevocabilidad del acto, la zambullida final que sumerge al suicida en ese reino misterioso "del que ningún viajero regresa", nos sacude el corazón con lóbrega solemnidad. En la cultura occidental, los enfoques del suicidio están rodeados de inexorables anatemas y contienen la amenaza de maldiciones perpetuas y de tormentos espirituales que electrocutan el alma. Dante relega a los suicidas al séptimo círculo de su Infierno, donde sus sombras se transforman en los árboles de un bosque oscuro cuyas ramas sangrantes son picoteadas eternamente por aves demoníacas. El dogma cristiano estricto prohíbe sepultar a los suicidas en campo santo. Los monjes que entierran a Ofelia, el amor de Hamlet en la tragedia shakesperiana, permiten a regañadientes, y sólo por "orden expresa" del rey, que su ataúd entre en el cementerio. De otro modo, "habría descansado en tierra sin bendecir hasta que hubiera sonado la última trompeta".(...)

Hay un segundo tipo de suicidio, que podríamos llamar suicidio meticuloso, en el que la persona desea parecer hermosa después de muerta, morir ordenadamente o causar el menor número de problemas posible a la policía. Recuerdo el caso de un hombre que se disparó dos veces en el estómago, pero la segunda vez se preocupó de colocar el cañón de la pistola de forma que la bala entrase exactamente por el mismo agujero que la primera. Por alguna razón no quería dos orificios de bala en el estómago. A veces, las mujeres se ponen un bonito camisón y se maquillan antes de matarse. Un caso notable, ocurrido en Ohio, fue el de una joven dedieciocho años que se pegó un tiro en la espalda, sujetando el revólver por detrás del cuerpo y apretando el gatillo con el pulgar. El cadáver presentaba un solo disparo en medio de los omóplatos, y a primera vista aquello parecía un asesinato. Pero el ángulo de las extremidades, la trayectoria de la bala y el hecho de que el suceso hubiera ocurrido en una habitación cerrada por dentro permitieron a la policía darse cuenta de que se trataba de un suicidio. Al parecer, la joven no quería desfigurarse el rostro con una herida de bala, para estar hermosa en su féretro.(...)

Pero las muertes occidentales pueden tener raíces más oscuras. En esas muertes, cierto tipo de conducta sexual aberrante alcanza un clímax inesperado.Esta práctica es muy antigua y muy peligrosa. En su perversa novela Justine (1791), el marqués de Sade describe a un noble francés que tiene la costumbre de colgarse de una cuerda por el cuello, a fin de intensificar el orgasmo durante la masturbación, reduciendo el flujo de oxígeno al cerebro. Gradualmente, durante varios meses, el noble incrementa la duración de la tortura y la tensión del lazo, hasta que finalmente se mata. Sade era un agudo y frío observador de las conductas aberrantes -incluidas las suyas propias-, por lo que la gente haría bien en tener en cuenta esta moraleja.

Por desgracia, esta grotesca práctica se sigue dando en la actualidad y constituye un conocido patrón de perversión de la conducta, el cual tiene con frecuencia desastrosos resultados. Si esta tortura "funciona", si realmente se produce una intensificación del placer sexual en un cerebro falto de oxígeno, o si sólo se trata de una representación ritual de fantasías de ajusticiamiento o de otros actos sadomasoquistas, es algo que dejo al criterio de patólogos y psiquiatras. Lo que sí sé, y lo que sabemos todos los que observamos estos casos, es que tales conductas, una vez iniciadas, van en aumento y se vuelven más peligrosas cuanto más se practican.
Los rituales de estrangulamiento tienden a repetirse, una y otra vez, durante largos períodos de tiempo. Lo sabemos porque la viga o tubo que se usa para amarrar el extremo de la cuerda suele tener un surco como consecuencia del desgaste. Habitualmente, la víctima ata una cuerda a una viga de madera, o a una tubería del sótano, o a la rama de un árbol. Luego se ciñe al cuello el otro extremo de la cuerda, generalmente colocando en medio una toalla u objeto similar para evitar quemaduras o irritaciones. A veces también se ata las manos con un nudo corredizo fácil de deshacer.

Con frecuencia, la víctima lleva puestas medias de mujer y otras prendas femeninas, y junto a ella, en el suelo, suele encontrarse material pornográfico. Quienes se permiten estas peligrosas diversiones están jugando con la muerte. Creen que pueden parar cuando lo deseen, pero de lo que no se dan cuenta es de que la reducción del flujo de oxígeno que llega al cerebro puede producir la pérdida de conciencia en cualquier momento, sin previo aviso. Nadie le envía al de la soga un telegrama diciendo: "Tu cerebro está a punto de desconectarse". Y entonces se desmayan, inertes, y la opresión se intensifica. El ahogo, la asfixia sin recobrar la conciencia se produce en cuestión de segundos. La víctima aparece muerta en circunstancias que serían extremadamente embarazosas para él si aún estuviera vivo para verse. Antiguamente, cuando estas conductas anormales no estaban bien documentadas, muchos de estos casos eran tratados como homicidios y suicidios en lugar de accidentes.

Pero el crimen sigue su curso: los asesinos han aprendido ese oscuro aspecto de la conducta humana y ahora intentan simular falsas escenas de asfixia autoerótica para despistar a los investigadores. En tales casos, la presencia o ausencia del surco en la viga puede ser de importancia decisiva. Los investigadores también toman nota de que casi todos los que practican la asfixia autoerótica son hombres blancos. Nadie sabe por qué, pero se trata de un hecho estadístico. Estas muertes no son poco habituales. En mi estado, Florida, se da probablemente una media de una al mes. De vez en cuando vemos casos realmente extraños. Algunos hombres, temerosos de jugarse literalmente el cuello, se ponen cadenas alrededor de la cintura para cortar la respiración. Este método de estrangulamiento también resulta efectivo para privar al cerebro de oxígeno. Las víctimas se elevan con tornos de cadena y luego aparecen muertos colgando de ellos. A cierto desdichado le gustaba que su Volkswagen Escarabajo lo arrastrase lentamente con una cadena enrollada alrededor de la cintura. Por desgracia, la cadena se enganchó en una rueda y el coche terminó aplastándolo como un animal gigante.

Otro pobre desgraciado, para quien el placer y el dolor estaban muy próximos, se ponía el transformador de un tren eléctrico en el pene, sujetándolo con unas pinzas, y se aplicaba débiles descargas en los genitales. Por desgracia, en una ocasión -la última-, el transformador provocó un cortocircuito y el hombre recibió una descarga de 110 voltios, quedando instantánea e ignominiosamente electrocutado. Este caso, cuando fue presentado en una de nuestras reuniones, result óinteresante porque los padres del fallecido escondieron el transformador antes de que llegase la policía. Estaban comprensiblemente horrorizados y entristecidos por las circunstancias en que había muerto su hijo, de modo que hicieron todo lo posible por ocultar los pormenores de su muerte. Pero las pinzas eléctricas dejan marcas muy características y muy fáciles de identificar en una autopsia. Tras unas pocas y discretas preguntas por parte de los investigadores, la infeliz pareja se derrumbó y contó la triste verdad de lo sucedido. La muerte fue considerada accidental. (...)

En la historia abundan los suicidios heroicos: Catón el Joven cayendo sobre su espada en Útica, en el norte de África, en el año 46a.C., después de haber perdido la última batalla para salvar la democracia romana y habiendo pasado toda la noche inmerso en la lectura del Fedón, el diálogo de Platón sobre la inmortalidad delalma; el muchacho que "permaneció en la cubierta en llamas" del buque insignia francés L'Orient, en la batalla de Abukir, y prefirió morir antes que abandonar el cuerpo del almirante, su padre; el monje budista Thich Quang Duc, que se inmoló con gasolina en Saigón en 1963 para protestar contra el corrupto régimen de Vietnam del Sur...
El famoso patólogo forense británico sir Bernard Spilsbury se quitó la vida después de meditarlo mucho. Como había sufrido varios infartos y además era plenamente consciente de que su agudeza mental había menguado y de que pronto iba a dejar de ser útil desde el punto de vista profesional, Spilsbury hizo algo muy significativo. Solicitó sólo cien informes de autopsias, en lugar de los quinientos habituales. Día tras día, los muertos pasaban por su despacho, y cada caso iba marcando el tiempo que se había asignado. Cuando hubo rellenado el centésimo formulario, Spilsbury fue a cenar a su club,regresó a su laboratorio y se asfixió metiendo la cabeza en un horno.(...)

Cuando trabajaba en el hospital de Austin fui testigo de un caso realmente extraordinario: un abogado se había suicidado disparándose cinco veces en la cabeza con un 38 especial, en su despacho, mientras su frenética secretaria aporreaba la puerta de la habitación, que estaba cerrada con llave; no recayó ninguna sospecha de complicidad sobre ella. El abogado había actuado enteramente por su cuenta. Cuando la policía entró en el despacho y le quitó la pistola de la mano, el hombre seguía vivo y aún podía seguirlos con la mirada. (...) La investigación reveló que el desdichado jurista se había metido el cañón de la pistola en la boca y había disparado cinco veces. Dos balas salieron por un lado de la cara, otras dos por la parte superior del cráneo y la quinta quedó alojada en el cerebro.

La mayoría de los suicidios son bastante más premeditados que muchos embarazos. Casi todos los suicidas que he visto se caracterizan por una tremenda determinación y persistencia. En tales casos, lavoluntad de morir puede ser tan fuerte -incluso mucho más fuerte- que la voluntad de vivir. Algunos suicidas están dispuestos a sufrir tormentos infernales a fin de acabar con la pena que los aflige. Hay un caso en la literatura científica en el que un hombre logró cortarse en dos por la cintura con una sierra circular. Un casto terrible, publicado en la literatura de nuestra disciplina, es el de un hombre que metió un gran cuchillo en el viejo radiador de una iglesia y luego embistió repetidamente contra él, golpeando la punta con su cabeza, hasta que por fin la hoja le atravesó el cráneo. Otros casos documentados son los de personas que se mataron elevando el remolque hidráulico de un vehículo pesado o haciendo descender el contenedor deun camión de la basura sobre el cuello y la cabeza, como lentas y pesadas guillotinas. En estos casos, la fuerza de la maquinaria no corta el cuello en dos, sino que lo aplasta hasta dejarlo como un tallarín. También hay casos de personas que se mataron con sierras de arco o se dejaron morder por serpientes venenosas.(...)

Otro suicidio interesante y meticulosamente planeado ocurrió en Gainesville hace pocos años. Un profesor de la Universidad de Florida se pegó al brazo con cinta aislante un abrelatas y otro objeto metálico, ató a ellos los extremos pelados de un cable eléctrico,conectó el cable a un temporizador y programó éste para las cuatro dela mañana. Entonces se tomó una gran dosis de somníferos, los regó con whisky y se fue tranquilamente a la cama. Durmió profundamente y no despertó jamás. El temporizador, de precisión electrónica, completó su circuito a las cuatro en punto y lo electrocutó tal como había planeado.

Conozco el caso notable de un joven que se mató completamente sin querer cuando iba vestido de vampiro para una fiesta de Halloween. Llevaba una camiseta manchada con sangre falsa, y debajo de la camiseta había colocado el fondo de una caja de madera blanda de pino para embalar manzanas. Como toque final, para aumentar el morbo, decidió aparecer en la fiesta con una estaca "hincada" en el corazón. La estaca iba a ir clavada en la madera de pino que llevaba debajo dela camiseta. Por desgracia, las cosas no salieron como había planeado. El joven decidió usar un cuchillo puntiagudo en lugar de una estaca, hundiendo el cuchillo en la madera con un martillo. Evidentemente, pensaba que la tabla de madera lo protegería de cualquier daño. No fue así. La tabla se astilló fácilmente con los martillazos, y la hoja del cuchillo se hundió en el corazón del joven. Sus últimas palabras,mientras salía tambaleándose de su habitación, fueron de asombro e incredulidad: "¡Lo hice de verdad!". Luego se cayó de bruces, ya muerto.(...)

Mike Helprin, durante mucho tiempo decano de los forenses de Nueva York, solía contar la historia de un joven irlandés al que unos testigos habían visto en el extremo de un andén del metro. De repente, se tiró en silencio delante de un tren que llegaba a la estación. Apareció muerto bajo las ruedas, terriblemente destrozado. Pero su familia era católica y no estaba dispuesta a aceptar la conclusión inicial de suicidio. Estaban seguros de que su hijo no tenía motivo alguno para suicidarse, y al final resultó que tenían razón. Helprin volvió a examinar el cadáver y observó diminutas quemaduras en el pulgar izquierdo, en el índice y en la punta del pene. Pudo tranquilizar a la familia asegurándoles que su hijo había muerto por accidente. El joven estaba orinando sobre las vías del metro, y el chorro alcanzó accidentalmente el tercer raíl. El arco de orina, rico en sales que favorecen la conducción, se convirtió enseguida en un arco de electricidad letal. El muchacho murió probablemente antes de golpearse contra las vías.

ACRÓNIMOS PARA TU MALA ACCIÓN DE HOY



S.P.E.C.T.R.E. : Special Executive for Counter-intelligence, Terrorism, Revenge and Extortion, es decir, Ejecutivo Especial para la Contrainteligencia, el Terrorismo, la Venganza y la Extorsión. La más clásica de las organizaciones maléficas sin la cual el agente 007 disfrutaría de vacaciones más prolongadas.

T.R.U.S.H. : Technological Hierarchy for the Removal of Undesirables and the Subjugation of Humanity, es decir, algo así como Jerarquía Tecnológica para la Eliminación de lo Indeseable y la Subyugación de la Humanidad. La organización enfrentada a U.N.C.L.E. y sus agentes Napoleón Solo e Illya Kuryakin.

SMERSH procede de la conjunción de dos palabras rusas: "Smert' Shpionam", (Смерть Шпионам), usease: "Muerte al Espía". Bonito significado para la replica soviética de los Servicios Secretos Británicos a los que pertenece Bond, James Bond.

A.I.M.: Advanced Idea Mechanics es más conocida entre nosotros como I.M.A., Ideas Mecánicas Avanzadas y se dedica a hacer el mal en cientos de tebeos de la Marvel.

F.E.A.R. : Federation for Extorsion, Assessination and Rebellion. Literalmente Federación para la Extrosión, el Asesinato y la Rebelión, era la organización del mal enfrentada al Escuadrón de las Sombras para el que trabajaba Zarpa de Acero. En las ediciones de Vértice se convirtió en M.I.E.D.O., aunque la traducción variaba de "Mutualidad Internacional Ejecutora de Disturbios Organizados" a "Muertes, Incendios, Extorsiones y Desastres Organizados". ¡Qué Maravilla!

W.A.M. : War Against Mankind o Guerra Contra la Humanidad, exótica organización formada por el Conde Vargas, la pérfida Mary Ling de Malasia, el indonesio Surjo Ismail, el ex-nazi Homer Bismark o los islámicos Ahmed Alí y Fazlul Bhutto (claros precedentes de Bin Laden) a la que se enfrentaba el agente Barracuda, personaje de la IPC publicado por Vértice en los 60 en la colección Aquí Barracuda. La W.A.M. se traducía en G.C.H. para conservar el significado literal del acrónimo.

A.T.A.C. : Agentes del Terror, el Asesinato y el Caos. Desconozco si la original británica se llamaba ATACK y qué diablos significaría exactamente. Y es que Nelson Lord, otro agente secreto de la IPC a las órdenes de L.E.O.N (la Liga Europea contra Organizaciones Nocivas) nunca fue un personaje demasiado popular y en españa se limito a ser complemento en algunos tebeos de la Vértice. Por cierto, A.T.A.C. estaba especializada en el lavado de cerebros y de ondas implantadoras de pensamientos suicidas.

K.A.B.O.O.M. : Key Atomic Benefits Organization Of Mankind u Organización para el Beneficio Atómico de la Humanidad de Agárralo como puedas y, por tanto, 100 % paródica (las otras, ejem, van en serio).

A.B.U.E.L.A. : Agentes Bélicos Ultramarinos Especialistas en Líos Aberrantes. Organización enfrentada a la T.I.A. de Mortadelo y Filemón. (Gracias a Sisterboy e Ismael por recordármela)

Son innumerables las organizaciones del mal que no son acrónimos o de los que se desconoce su significado. GALAXY, a la que se enfrentaba el agente Flint (a las órdenes de la glamofónica Z.O.W.I.E.); KAOS, la enemiga del Super Agente 86 de Get Smart; la nazi-fundacional HYDRA; la COBRA de GI-Joe. Por otro lado, no he incluido organizaciones perteneciente al bando de los buenos, al menos teóricamente: piensen que, al fin y al cabo, S.H.I.E.L.D. pudiera estar dirigida por Donald Rumsfeld y ser, por tanto, la más pérfida de todas. Y recuerden, en Navidad, hagan el Mal. Por favor.


19.12.06

LOS SUPERHÉROES YEYÉS DE HANNA & BARBERA

Hacía ya un tiempo que tenía previsto subir un TuTubo con la intro de la serie de animación de Los Imposibles (1966). La muerte de Joseph Barbera lo ha hecho una necesidad, así que aquí les dejo al trío de rock beatle-garagero que compartía show con Frankenstein Jr. Guardo un imborrable recuerdo de las aventuras de Fluid-Man (se transfromaba en líquido antropomorfo), Coil Man (sus extremidades eran muelles) y Multi-Man (se multiplicaba) pese a que no tuvieron una larga vida como personajes (al parecer fueron cancelados al considerarse demasiado violentos). Yo no puedo más que reivindicarlos como se merecen. Superhéroes ye-yés de Hanna & Barbera ¿Se puede pedir más?

COMO AUSENTE VUESTRO QUE SOY, OS DEBO UNA EXPLICACIÓN.

Y porque os la debo, os la voy a dar...

La Regina di Pianeta Dinosauro, la película a la que dedicaba un entusiasta texto hace un par de días, no existe. No es la primera vez.



Topé con los carteles mirando el blog de alguno de ustedes (me cachís, no anoté cuál y ahora no me acuerdo) y decidí fantasear como si de una Vida Ajena se tratará (de hecho, ahí archivaré el enlace), mezclando realidad (los retales de Planeta Bur utilizados por Corman, la existencia de un par de italianas llamadas Verdirosi) y ficción. El PoP de derribo es plastilina. Y si alguien se siente engañado ruego me disculpe. Y como dije la otra vez, gracias a Google La Regina di Pianeta dinosauro ha dejado de ser una fantasía: si algún día alguien busca datos sobre ella... los encontrará. Feliz Navidad.

17.12.06

EL BARBUDO CANTA A GODZILLA


En el primer número de la edición hispana de Negative Burn (Recerca, 2006) se incluye la poesía que Alan Moore compuso en honor a Godzilla y que Arthur Adams, reconocido fan del saurio, ilustró. Es el tipo de cosa que no puedo dejar de poner por aquí, corrijiendo un par de errores de la traducción (the tiny twins son las Aelitas y, por tanto, sólo pueden traducirse en femenino y con el "pequeñas" delante). Por cierto, ya tenía esas planchas en el también recomendable TPB Art Adams' Creature Features donde el excelso dibujante adaptaba The Creature from the Black Lagoon, proponía un encuentro entre Godzilla y Daimajin (todo un certificado de pajerismo kaiju que aquí editó Norma hace algunos años) y una breve historieta de Monkeyman & O'Brien. Como está en color y en el inglés original, también lo subo para regocijo de todos ustedes.

Estoy cansado de pisotear Tokio. Ya no tengo interés
en comer coches y arrancar trenes elevados
y echo de menos la Isla de los Monstruos
en el lejano silencio del cretáceo
donde cada noche bajo perfectas estrellas
las pequeñas gemelas se cojen de la mano y cantan
mientras Mothra toca la guitarra.

Me muero de aburrimiento cuando mi aliento hace arder el bulevar
Guardo mis residuos y planeo retirarme
muy lejos en la Isla de los Monstruos
en el crepúsculo radiactivo
sorbiendo rayos X del cóctel celeste
donde la resaca de las olas es como en Hiroshima
y los peces vuelan de verdad.

Robert Oppenheimmer y yo tomamos una copa la otra noche
Le dije: Bob, si dejas tu trabajo, o si las cosas no van bien
Ven conmigo a la Isla de los Monstruos
Donde las palmera brillan como torres de electricidad
Donde el lago luminoso nunca se apaga
Y todos mis monstruos amigos
Cantan ¡Godzilla! ¡Godzilla! ¡Vamos!
Estoy tan cansado de pisotear Tokio



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16.12.06

LA REVANCHA ITALOZETOSA DEL CORTA Y PEGA, CON JAMONA Y DINOSAURIOS

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La muy desconocida La Regina di Pianeta Dinosauro (Edward Klosowicz, 1972) es uno de esos ejemplos que conmueve y altera las entrañas de todo adicto a la zinefagia. Un ejemplo de desvergonzado corta y pega (a la altura de Tomas Tang o del cine otomano), aprovechamiento de todo lo que caiga en las manos de sus apandadores realizadores y apelaciones al bajo instinto a la manera mediterránea, con claros acercamientos al ya inminente gore inmundo de saldo y al softcore mal rodado de tetitas y zooms. Al fin y al cabo, en algunos momentos se perfila como claro precedente del cine de zombis y caníbales que han hecho famoso el pais de los macarrones. Pero antes mejor les cuento una bonita historia introductoria.

En 1962 el soviético Pavel Klushantsev rodaba una hermosa cinta de ciencia ficción llamada Planeta Bur. El avispado Roger Corman compraba al poco los derechos, pero en vez de doblarla y estrenarla decidió aprovechar el metraje. Parte fue a parar a la estupenda Queen of Blood, parte fue usada en Voyage to the Prehistoric Planet y, finalmente, encargó a Peter Bodganovich el rodaje de nuevas escenas y un nuevo montaje para convertirla en Planet of the Prehistoric Women. Bodganovich explicaba que a Corman le preocupaba la no presencia de mujeres en el reparto original, así que le propuso que fuera a una cercana playa californiana a rodar escenas con chicas ligeras de ropa. El bueno de Peter contrató in situ algunas drogadictas que frecuentaban la desértica playa propuesta y las pseudo disfrazó de sirenas para que simularan rezar a un pterodáctilo o comunicarse telepáticamente con la protagonista propuesta, Mamie Van Doren.

La historia acabaría aquí ya de manera lo suficientemente hermosa para que algún día me ponga las pilas y les prepare una potente comparativa entre las tres, pero a ello hay que sumar uno de esos extraños requiebros tan propios de la coolzetosidad. Supongo que el dicho de quien roba al ladrón debe tener versión italiana, poque otro avispado productor decidió, ni corto ni perezoso, reutilizar metraje de los corta y pegas cormanianos para construir una tan romántica como paupérrima película que acabó perdida en algún cajón por pura verguenza y que tengo entendido que sólo llegó a distribuirse en algunos países del Tercer Mundo, cine de barrio españoles incluidos, aunque con tijeras.

El productor era Federico Verdirosi, miembro de una curiosa y pajera familia: sus dos hermanas, Franca y Bianca, trabajaron como maquilladoras en diversos en diversos subproductos (por ejemplo, la española La Orgía de los muertos o la zafia La última orgía de la Gestapo) y la segunda incluso hizo de actriz de reparto en filmes como Pianeta Venere (que habrá que ver si también tiene despieces como el que aquí les relato) además de protagonizar esta Regina di Pianeta Dinosauro con el seudónimo de Bianca Lucio. Por cierto, Federico Verdirosi aparece acreditado como James de la Rosa de la misma manera que el escaso reparto italiano tiene todo sus nombres cambiados, excepto el español Miguel López, secundario ignoto de algunos eurowesterns almerienses, normalmente haciendo bulto como bandolero mexicano.

La Regina di Pianeta Dinosauro es un filme más que entretenido si uno supera la barrera del insulto a la inteligencia. El guión es el clásico ejemplo de pote de pegamento: tenemos cosas que hay que ensamblar de alguna manera mínimamente coherente. Piensen ustedes que además de los fragmentos de Planet Burg encontrarán algunos aceptables efectos de stop Motion de origen polaco traídos bajo el brazo por su director, un tal Edward Klosowicz (aquí reconvertido en Sadowski), un animador venido del Este que seguramente regresó a su país y a sus finales koniec tras tamaña experiencia en las fauces del capitalismo. Incluso más: la mayor parte del vestuario estaba alquilado de saldos de algún peplum de Maciste (aunque Riley Howard, el hormonado protagonista masculino, tiene unas cualidades actorales tan ínfimas que ni siquiera da el pego como émulo primitivo de los machotes con sandalias).

Aún así, la película está llena de detalles que conmueven al avezado zeta hunter, como la presencia de zombis zarrapastrosos (en la que quizá sea la mejor escena) que resucitan de sus tumbas con esos colores y nieblas tan propios del cine pulp italiano; referencias al universo lovecraftiano con un inombrable ente abstracto (y nunca mejor dicho) sobre el que gira el confuso y mal explicado climax final, y que el espectador debe casi imaginar ya que sólo podemos ver fragmentado: un par de tentáculos que ni siquiera son de plexiglás (más bien parecen retales de saco mal cosidos rellenos de espuma y con algún primitivo mecanismo rígido en su interior) y un enorme ojo de plastico que, sencillamente, provoca la risa inmediata. Otro detalle a tener en cuenta, además del par de escenas de softcore playero (bueno, mejor decir "de charca", rodadas con demasiados matos delante de la cámara) y el reencuentro con las drogadictas contratadas por Bodganovich (en serio, Verdirosi las ensambló de nuevo adorando a un pterodáctilo), es la presencia de caníbales y de una de las primeras escenas de destripamiento gore del cine italiano. Lo cual no es moco de pavo en términos de historiografía del cine de derribo. Lástima que se trate de un filme tan ignoto y de casi imposible recuperación por motivos obvios.


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THE AIP VISUAL EXPERIENCE (XXIX)


Daddy-O
Daddy-O (Lou Place, 1958)


Hermoso cartel para una nueva muestra de genuina explotación rockanrolera. Los perniles de la jamona descocada en primer plano, una sección de vientos en pleno éxtasis, jovenzuelos danzando y una foto en el que un pérfido gafapasta amenaza a una rubia, advirtiendo así al espectador de que aquí no sólo hay música. La película relata la vida de un conductor de camiones que por la noche, cual Cenicienta, se dedica a labrar una incipiente carrera de rock star en un garito de mala muerte. En apenas 74 minutos podremos disfrutar de números musicales, carreras y persecuciones automovilísticas (al parecer bastante aceptables pese al escaso presupuesto), rubias fatales (Sandra Giles, la de los perniles) y una banda de bellacos dedicados al tráfico de drogas y la extorsión de féminas. En definitiva: sexo, drogas y rock'n'roll, con la curiosidad de contar con una de las primeras bandas sonoras compuestas por John Williams. He encontrado un trailer en un fragmento del Meet Cleaver Theatre, justo después del soliloquio del anfitrion coolzetoso. Les dejo un tutubo un poco más abajo ya que...

...Mención aparte merece la presencia de Dick Contino. Leo en Space Age Pop el tipo de frase que me convence: "Dick Contino es un icono cool. Dick Contino toca el acordeón. Ambas cosas no son contradictorias". Aquí le pueden ver en el Cotati Accordion Festival del pasado agosto. Viendo las imágines del trailer podemos comprobar que con esos ojos arrejuntos el autodenominado "The World's Greatest Accordionist" no daba mucho el pego como émulo fílmico de Elvis Presley, así que su carrera como actor fue breve y regresó a su querido instrumento para seguir facturando discos de portadas tan bonitas como las que les dejo más abajo.







El bonito mosaico con acceso a las entregas anteriores...

LA ENAJENACIÓN QUE DESAFIÓ AL MUNDO (XXIV)

Dr. Russell Marvin: General, hemos visto algo extraño esta tarde. Parecía un platillo volante.
General Edmunds: ¿Un platillo volante?
Carol Marvin: Estuvo a punto de sacarnos de la carretera.
General Edmunds: ¿Están seguros de lo que están diciendo?
Dr. Russell Marvin: Carol y yo estamos sujetos a las mismas alteraciones atmosféricas que pueden afectar a otros observadores, pero hay una diferencia cualitativa: soy un científico.

La infalibilidad del científico de la era atómica certifica la existencia de los OVNIS en el clásico de 1956 La Tierra contra los Platillos Volantes.

En anteriores desafios enajenados...

14.12.06

Simpsonario (DXVI)

Quitanieves

En El señor Quitanieves lo conduce Homer, que llega a convertirse en hijo predilecto de Springfield e incluso consigue el honor de recibir las llaves de la ciudad. Según la típica filosofía estadounidense, estos honores conducen a la envidia y a la competitividad: su amigo Barney, autonombrándose " El rey de los Quitanieves " lo desafía con un vehículo extraordinario, tal vez como revancha del hecho de que cuando eran jóvenes (escena que se muestra en flashback) fue Homer quien lo inició por el camino de la cerveza hacia su perdición, el borracho hoy por todos conocido. Pero más allá del espíritu pionero yanqui, emerge el bastante asentado sentido cívico del norteamericano medio que, ante las catástrofes naturales, suele acudir en ayuda, no solo de sí mismo, sino también de la comunidad, perfectamente consciente de la importancia del bien colectivo y de las deficiencias de los servicios públicos y sus gestores.

13.12.06

UN CLÁSICO: BAMBI CONOCE A GODZILLA

Si no hubiera estado en el tutubo lo hubiera subido yo mismo. Bambi Meets Godzilla, el mítico corto de animación realizado por Marv Newland en 1969 que ningún fan de Godzilla debe desconocer.

Simpsonario (DXV)

Pitonisa

En La boda de Lisa una gitana predice el futuro a la niña vaticinándole una importante relación sentimental con un rico estudiante inglés de su misma universidad. Los flashforward dominan todo el episodio, incluso el encuentro de Hugh, el novio, con la terrible familia Simpson; estilos de vida en confrontación…

12.12.06

TRESCIENTOS TREINTA Y TRES DISCOS PARA AGITAR EL BOOGALOO ENCEFÁLICO # 017/333


CHARLES WRIGHT & THE WATTS 103rd STREET RHYTHM BAND : EXPRESS YOURSELF - THE BEST OF...

Lo cierto es que antes que un grandes éxitos me hubiera gustado hablarles del celebrado álbum de 1970 que daba cabida original a Express Yourself y cuya portada les dejo al final, pero los hados del p2p nunca me son propicios con él. Así que debo conformarme con este fastuoso recopilatorio de una banda, liderada por Charles Wright pero que contaba entre sus miembros a un par de los fundadores de Earth, Wind & Fire, situada en un glorioso medio camino entre el soul de la Stax y el funk de Mr. Please Please Me (aka James Brown). Watts es el ghetto negro más conocido de L.A. y la 103 su arteria principal, y haciendo honor a su nombre, la Watts 103rd Street Rhythm Band apelaba al fluir rítmico vital y directo al corazón. Y aún así, nunca han dejado de ser una banda de soul casi secreta, un tesoro que aguarda a ser descubierto y que yo reivindico con entregada pasión y alborozo. Bueno, las tribus del hip hop (y más en concreto los NWA, donde militaba el hijo de Mr. Wright) ya lo hicieron y propiciaron el presente álbum a base de sampleados de esa maravilla sinuosa que alegra cualquier día que es Express Yourself. Y aunque tamaño temazo justificaría la inclusión de este Best Of como indispensable en la selección del boogaloo encefálico, sus compañeras redondean el goce ausente, ya sea a base de funk subterráneo de hipnóticos punteos (Til You Get Enough) o del sudoroso y catárquico (Do Your Thing), instrumentales que van de lo hiperactivo (The Joker) y lo simplemente brutal (65 Bars And A Taste Of Soul) a la efervescencia chasqueable (Spreadin' Honey), gospel-soul apopado para tatarear con cara de imbécil (Keep Saying o Doin' What Comes Naturally), inmediateces souleras (Sweet Lorene), ritmicidades imparables (One Lie), sin olvidar el par de demoledoras baladas de rigor. Si es que esto es una maravilla, que lo digo yo, que estos eran un incansable y engrasado motor de ritmo y sudor plagado de felices vientos y guitarrazos funk capitaneados por un cantante capaz del mejor susurro y el más cortante desgarro. El cofre del tesoro esperando a que lo desentierren.


En Anteriores Boogaloos Encefálicos...

Simpsonario (DXIV)

Quimby, Joe

El muy corrupto alcalde de Springfield, un personaje con el que los guionistas se ensañan mostrando una concepción del poder político basada en la especulación, el despotismo, la vanidad y el favoritismo. Populista y mujeriego, la figura de Joseph Fitzpatrick Fitzgerald Fitzsimmons Quimby Junior, sin duda uno de los grandes secundarios de la serie, acude no sólo con su nombre al paralelismo con John Fitzgerald Kennedy, en un envidible ejercicio de demolición del inocente icono pop en el que se ha convertido el presidente asesinado en 1963: Quimby conserva el mismo acento de Massachusetts (lógicamente en la versión original), pertenece al partido demócrata y se le apunta una larga saga familiar que incluye vínculos con la Mafia aún vigentes. Así, su esposa recuerda a Jacqueline, su sobrino es el objeto de un juicio escandaloso (como ya sucedió con William Kennedy) y su sobrina sería la esposa del actor Rainer Wolfcastle (como pasa con su émulo Schwarzenegger).

11.12.06

SPY-FI



Me abalancé sobre The Incredible World of Spy-fi nada más conocer su existencia. El subtítulo era la cosa más prometedora del mundo: Wild and Crazy Spy Gadgets, Props and Artifacts from TV and the Movies. La idea de un grueso volumen dedicado a compilar todos esos cacharros para la guerra fría pulp que poblaron el imaginario del agente secreto sesentero me parecía no ya indispensable sino vital para mi subsistencia. No me negaran que la sóla propuesta es una delicia pajera difícil de igualar. Lástima que , una vez con el libro en la mano, uno se lleve una decepción. Su autor, Danny Biederman, no entra a matar. Ni realiza un catálogo exhaustivo de artefactos ni deja volar su imaginación. No. El muy cabrón se limita a enseñarnos su jodida y malsanamente envidiable colección de souvenirs originales. Mr. Biederman no es un pajero sino un acaparador de sangre fría y billetero abultado que se ha dedicado a buscar los cachivaches utilizados en las películas. Y cuando ha tenido muchos les ha hecho unas fotos, ha escrito unos comentarios no demasiado jugosos (y bastante faltos de humor) y se ha editado un catálogo del tipo "jódete y mira lo que tengo en mi casa bien guardado".

Es cierto que los tipos sensibles (como usted y yo) encontrarán numerosos objetos que nos harán soltar lagrimitas o nos dejaran boquiabiertos. Pero no. Mostrar tal como eran esos objetos manufacturados por la industría del espectáculo les resta ingentes cantidades de encanto. Ya sabemos que eran carton piedra, pero despojados de su contexto pop y exhibidos como si fueran máscaras funerarias etruscas es una traición propia de SPECTRA. Sí, definitivamente este libro hubiera podido ser mucho mejor por mucho que el tipo nos muestre la Walther PPK de Bond, el escritorio de Blofeld, la tarántula del Dr. No, el cuchillo extraible del maletín de Desde Rusia con Amor, el logo de la Drax Corporation, un misil del Aston MArtin, falsas primeras planas de periódicos urdidas por el equipo de Misión Imposible, la radiotabaquera o las estilográficas transistor de los hombres de UNCLE, el uniforme de Galaxy que vistiera James Coburn en Flint, Agente Secreto, la cámare de fotos lanza cuchillos de Matt Helm o los tres míticos gadgets que les dejo a continuación:


El zapatófono de Get Smart


La cinta que se autodestruirá en cinco segundos de Misión Imposible


El completamente desmontable UNCLE Special

Simpsonario ( DXIII)

Quimby, Freddie

Es el sobrino del alcalde de Springfield, un vanidoso y joven playboy que, en El niño que sabía demasiado, es acusado de haber apalizado brutalmente a un antipático camarero francés; sin embargo, Bart, que lo vio todo, sabe que no es verdad.

10.12.06

THE AIP VISUAL EXPERIENCE (XXVIII)

dragstrip riot
Dragstrip Riot (David Bradley , 1958)


Olvidadísimo filme cuyo hermoso cartel propone un febril crossover temático: si hasta el momento hemos visto por aquí películas de moteros y películas sobre cincuenteros bólidos teen tuneados, ahora la AIP nos lo da todo junto y esperemos que revuelto: los moteros se pegan con los d los automóviles. A la violencia habrá que sumar la típica subtrama de romance adolescente rodeada de badboys y badgirls. La película resulta casi imposible de visionar (no hay ediciones legales de vhs o dividí) pero aún así, rastreando por la red he localizado una captura del título en los créditos y unas cuantas, jugosas y coloreadas, fotos publicitarias de esas que cuelgan en la entrada del (auto)cine. Gracias a ellas uno puede hacerse una idea de los 68 minutos de argumento destinado a la identificación inmediata para con el público de los drive-in: los chicos hacen carreras con sus bolidos tuneados; los chicos y las chicas hacen guateques y bailan rock and roll; los chicos y las chicas se van de picnic a la playa (lo cual conectaría con las ya inminentes comedias de surf and beach); las chicas lucen sus mejores bañadores; por la zona anda un grupo de moteros malos; los moteros malos, atraídos seguramente por las lozanas títis de los chicos de los bólidos tuneados (la llamada del sexo y el instinto primitivo siempre a flor de piel) van a la playa y se lía la reyerta playera. Aparentemente, por cierto, se intuye un claro mensaje: los chicos de los bólidos son más buenos que los chicos de las motos. Tiene sentido: el autocine es territorio de las cuatro ruedas y la moto no tiene asiento de atrás, y eso siempre dispara necesidades hormonales que hay que aplacar como sea. Tampoco hay que descartar la lucha de clases.









El bonito mosaico con acceso a las entregas anteriores...