Con la edición de 2013 cada vez más cercana, prosigo el repaso histórico del Festival de Cine Fantástico que se celebra en Sitges. Toca repasar lo sucedido y programado en 1980, un año en que pese a las críticas recibidas por la calidad de las películas seleccionadas en la anterior edición, el continuismo es obvio en un certamen que pasa una etapa marcada por la supervivencia. Lo cierto es que visto hoy se me antoja un entrañable festival de cine de serie B en el que las producciones de los países del Este y el vigor de la filmografía australiana de aquellos años seguían acaparando premios.
En lo personal, 1980 supone para mí un año muy especial ya que fue el primero al que asistí a algunas proyecciones. Tenía 15 años y me acompañó mi abuelo, que tenía amistad con los encargados del cine Prado. Los pases eran en versión original y las películas que pude ver fueron Maniac (nada menos), Don’t Go in the House (un olvidado slasher que ya ni recuerdo) y el Virus de Margueritti (creo que doblada al castellano).
El jurado del XIII Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Sitges, que se celebro del 4 al 11 de octubre de 1980, estuvo formado por el inclasificable poeta Joan Brossa, Hanna Sansonowska (polaca, pero no he podido averiguar su condición), nuestro querido Jacinto Molina (es decir, Paul Naschy), el escritor y ensayista italiano especialista en el género Danilo Arona y Eduardo Sou-er Mo, delegado taiwanés en España (tanto este año como el anterior hubo ignotas producciones de Taiwan en el Festival).
Palmarés
Clavel Medalla de Oro al Mejor director de largometrajes: Veljko Bulajic por Legenda O Caru Scepanu Malom
Clavel Medalla de Plata al Mejor director de cortometrajes: Josko Marusic por Riblje Oko
Clavel Medalla de Plata al Mejor guión: Everett de Roche por Harlequin
Clavel Medalla de Plata al Mejor actor: Nicholas Worth por Don’t Answer the Phone
Clavel Medalla de Plata a la Mejor actriz: Cyd Hayman por The Godsend
Clavel Medalla de Plata a la Mejor fotografía: Gary Hansen por Harlequin
Clavel Medalla de Plata a los Mejores efectos especiales: Wang Shin-Li por Sacrificio Nocturno
Premio Internacional de la crítica: Harlequin, de Simon Wincer
El Jurado y la critica repartieron premios y menciones especiales entre la australiana Harlequin y la yugoslava Legenda O Caru Scepanu Malo. El jurado, seguramente a propuesta de Paul Naschy, hacia una llamada a una mayor presencia del terror clásico en futuras ediciones.
Antes de continuar con la habitual hemeroteca con las crónicas publicadas en diversos medios (en una etapa en la que éstas son muy escasas), como curiosidad añadir que ese año se publicaron boletines diarios, en un claro precedente del ya mítico Diari del Festival que no tardaría mucho en aparecer. No he tenido en mis manos estos boletines de 1980. Hace un par de años se pusieron algunos a la venta en Todocolección, pero fueron adquiridos con rapidez. Me dio tiempo a hacer una captura de las portadas, eso sí.
Inaugurado el Festival de Cine de Terror de Sitges
Nota de la agencia EFE publicada en El Pais y ABC el 7 de octubre de 1980
Con la proyección del largometraje español Morir de miedo se inició el sábado, en Sitges, el XIII Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror, único en el mundo en esta especialidad y reconocido por la Federación Internacional de Asociaciones de Productores de Films (FIAPF).
Numerosas personalidades del mundo del cine asistieron a esta gala inaugural, figurando en lugar destacado Angel Huete, productor de la citada película, presentada a la sección competitiva, junto a su principal actriz, Mónica Randall.
El festival continuará en sesiones diarias hasta el próximo sábado con películas de Australia, Checoslovaquia, Taiwan, España, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Francia, Polonia, Yugoslavia y Sri Lanka, que participarán en las secciones competitiva e informativa.
Paralelamente, la sección «Retrospectiva» estará íntegramente dedicada al cine de Estados Unidos de los años cuarenta y cincuenta.
Por lo que se refiere a las distinciones, cabe decir que los premios serán otorgados por el jurado internacional, presidido en esta ocasión por el escritor Joan Brossa.
Los premios
Los premios serán el clavel-medalla de Sitges, en plata dorada, al mejor realizador de una película de largometraje y la misma distinción en plata a los mejores actor, actriz, guión, fotografía, efectos especiales y realizador de un cortometraje. Continuará también otorgándose el premio de la Crítica Internacional a la mejor película del festival a criterio del jurado de críticos acreditados, que en esta ocasión estará presidido por el argentino Carlos Hugo Aztarain.
La película Morir de miedo fue severamente acogida por la crítica, que la estimó carente de la suficiente entidad para ser presentada como pórtico del festival.
Nota ausente: Las críticas a la película española que inauguró el festival fueron duras y unánimes, como se desprende de la siguiente crónica de La Vanguardia.
Sopor español y la dinastía de los Bava
Crónica de Lluis Bonet Múgica publicada en La Vanguardia el 7 de octubre de 1980
Con el poeta y escritor Joan Brossa en la presidencia del Jurado Internacional y un programa en el que, como siempre, hay de todo, pero con la certeza por parte del aficionado de encontrar agradables sorpresas, el Festival de Sitges ha iniciado su decimotercera edición en el ámbito del cine fantástico y de terror.
Los restantes miembros del Jurado son Jacinto Molina (España), Danilo Arona (Italia), Eduardo Sou-er Mo (China Nacionalista) y Hanna Samsonowska (Polonia). Recordemos que Jacinto Molina, alias Paul Naschy, obtuvo en 1975 el premio de Sitges por su transformismo interpretativo en La maldición de la bestia. Naschy ha interpretado nueve veces al licántropo, la última en El regreso del hombre lobo, de la que es también guionista y director, cuyo rodaje terminó precisamente la pasada semana.
El certamen tuvo una decepcionante Inauguración, el sábado, con la película española Morir de miedo, de Juan José Porto. En el palco de invitados se encontraba Mónica Randall, su protagonista femenina. Con la aseveración en los títulos de crédito, de que el rodaje de esta película se inició el día en que murió Hitchcock: el cine ya no volverá a ser igual. Morir de miedo —que en algunos momentos de la proyección se convirtió en morir de tedio— es una laboriosa, aplicada y estéril realización de Juan José Porto, quien se pasa al cine de suspense tras su itinerario nostálgico-sentimental con El último guateque, El curso que amamos a Kim Novak y Crónicas del bromuro.
La endeblez del guión y la incapacidad de recrear el ambiente claustrofóbico en que se desarrolla el filme aparecen como dificultades casi insuperables en esta historia de marido enfermo del corazón y acomplejado, esposa enamorada pero insatisfecha y amante que planea la muerte por causas naturales del primero. Una narración lenta con diálogos que en algunos momentos bordean el ridículo y tres únicos personajes que intenta mantener en vilo –consiguiéndolo pocas veces- al espectador. La habitual convicción interpretativa de Mónica Randall, bien secundada por Miguel Ayones y Simón Andreu, contrarrestan la insignificancia temática del filme.
De tal palo.. .
En su segunda jornada el certamen cobró mayor interés homenajeando indirectamente al realizador, director de fotografía y maestro de los efecto especiales, el italiano Mario Bava fallecido el pasado mes de abril. Así debe interpretarse la selección de Macabro, .ópera prima de su hijo Lamberto Bava. Inspirada en un hecho acaecido realmente en Nueva Orleans, Macabro es una narración muy sólida y no engaña en sus propuestas terroríficas —sólo el efecto final, que provocó auténticos alaridos del público, puede considerarse como un truco— que a primera vista parece impropia de un debutante, aunque se apellide Bava.
La perversidad de una niña aparentemente ingenua es el eje de la historia. Ahoga a su hermano pequeño en la bañera para que su madre, que pasa la tarde con un amante, se sienta culpable. Al regresar precipitadamente los amantes sufren un accidente automovilístico. Él muere y la mujer enloquece. Su locura se verá incrementada ante les manejos de su hija. La cinta transcurre casi íntegramente en una barroca mansión, propiedad de un joven ciego, en la que ha buscado refugio esta pobre demente. Fetichismoexacerbado, buen ambiente claustrofóbico y una acción que va in crescendo sin caer en el recurso fácil. Una soberbia fotografía de Franco Dell Colli y los magníficos intérpretes redondean el producto.
Con Mother’s Day, de Charlie Kaufman, el cine americano sigue apuntándose al pastiche terrorífico estilo Viernes 13, aunque el filme recuerda todavía más a Las colinas tienen ojos, de Wes Craven, exhibida en Sitges-77 y estrenada comercialmente el pasado mes de enero. Aquí el peligro proviene también de una familia muy poco recomendable: una madre loca y sus dos hijos, tan paranoicos como ella, a los que alienta en sus salvajadas. Las víctimas serán tres ex compañeras de colegio que pasan el fin de semana yendo de camping en unos parajes supuestamente idílicos. El filme se sustenta en los efectos especiales. Encontramos nuevamente el leit motive de estas cintas americanas: las personas más pacíficas también liberan sus instintos reprimidos y se vuelven tan salvajes como el agresor. Una tesis ciertamente pesimista. El repertorio de armas mortíferas tiene la variedad y sadismo habituales incluyendo la utilización de un televisor en funcionamiento como arma homicida lo que encierra un sarcasmo que el público rubricó con risas y aplausos.
Nota ausente: me gustaría destacar la frase final, en la que ya se señala que al público de Sitges le iba la sangre y aplaudía las escenas violentas.
Casa con fantasmas, mala es de heredar
Crónica de Lluis Bonet Múgica publicada en La Vanguardia el 8 de octubre de 1980
Dos filmes de correcta pero no muy inspirada realización ocuparon la tercera jornada del certamen. En la sección retrospectiva un clásico dirigido por Jacques Tourneur, en 1942, La mujer pantera, hizo añorar los delirios fantásticos de antaño, cuando el género establecía su mitología romántica.
Basándose en un libro de éxito escrito por el inglés Bernard Taylor, The Godsend, subtitulada ¡...O una maldición del infierno!, es una película que insiste en el tema de la niña demoníaca cuya influjo maléfico destruirá el hogar de sus padres adoptivos. La alegoría del cuclillo, pájaro que pone sus huevos en los nidos de otras aves, eliminando sus crías recién nacidas los otros huevos o crías, contrapuntea las andanzas de Bonnie una niña depositada también en un nido ajeno. En suma, una digna producción británica dirigida por Gabrielle Beaumont con irreprochable profesionalidad, pero carente del suficiente atractivo como para entusiasmar al público. Además, el recuerdo de El otro, aquella magnífica película de Robert Mulligan, pesa aún demasiado en el ánimo de los aficionados.
Tampoco el norteamericano George Bowers consigue potenciar en The Hearse las reiteraciones de un guión en el que suceden muy pocas cosas aparte de los consabidos efectos nocturnos que atemorizan a la protagonista, una maestra recién divorciada y cuya madre acaba de morir, que decide pasar las vacaciones de verano en la casa que ha heredado de una tía. El filme va de casa encantada, un poco al estilo del hit Terror en Amityville, aunque resulte menos espectacular.
Trish Van Devere —la esposa de George C. Scott y su partenaire en Al final de la escalera, excelente muestra del género que se estrenó hace pocas semanas— interpreta con notable convicción el papel de esta maestra, vulnerable pero obstinada, que intenta romper la hostilidad de sus vecinos y desentrañar el misterio de la mansión qué ha heredado. La persecución de la protagonista por un coche fúnebre eleva considerablemente la tensión del filme. El elemento romántico de la pesadilla adquiere también un tono sorprendente con las relaciones que la maestra mantiene con un hombre que en realidad murió hace mucho tiempo. A destacar a estimulante presencia del veterano Joseph Cotten en el papel de un corredor de fincas cuyo despacho se encuentra presidido todavía por un retrato del presidente Truman.
The Hearse se estrenó en España con el título de Pasaje para un coche fúnebre
The Hearse es un filme visualizado con agradable corrección pero falto do hemoglobina, lo que provocó algunos silbidos al término de la proyección. Por lo visto, el público mayoritario prefiere el terror por el terror en la línea de La matanza de Texas o el reciente Viernes 13, donde la degradación oportunista del género resulta manifiesta.
Nota ausente: de nuevo, el público de Sitges hace público sus gustos pese al criterio del enviado de La Vanguardia.
Aguardando la traca final
Crónica de Lluis Bonet Múgica publicada en La Vanguardia el 12 de octubre de 1980
El certamen reserva sus dos mejores cartas para la última partida. Quienes pudieron colarse en la sesión matinal reservada al jurado, coinciden en señalar que el filme yugoslavo La leyenda de Scepanu Malom y el australiano Harlequín son con notable diferencia sobre el resto, los mejores del festival.
Así, la penúltima jornada resultó bastante anodina, exceptuando la película polaca Golem, presentada fuera de concurso. En la sección competitiva, Estados Unidos nos deparó otro típico producto de serie B. Una serie B actual o sea, carente del encanto que tenía antaño, cuando dos géneros menores corno el thriller y el fantástico se nutrían casi exclusivamente de un cine americano económicamente modesto pero sobrado de imaginación.
Sólo dos filmes exhibidos en días anteriores Don’t Answer the Phone, de Robert Hammer, y Maniac, de William Lustig, nos devolvieron el tono ajustado del antiguo cine de serie B.
Don’t Go in the House, escrita y dirigida por Joseph Ellison, insiste en el tema del maníaco traumatizado por sus recuerdos de la infancia y víctima del autoritarismo materno. La madre fallece repentinamente; pero el joven protagonista ya no puede liberarse de la dominación ejercida por ella y mantendrá diálogos con su cadáver. Las obsesiones religiosas y el puritanismo constituyen los ejes de una película que no utiliza trucos gratuitos ni pretende engañar al espectador facilitándole pistas falsas. Intenta practicar un suspense onírico, pero raramente alcanza el clima deseado. Una moraleja final: los niños maltratados por sus padres pueden convertirse el día de mañana en unos pobres enfermos sádicos.
El engañoso cartel alemán de Don't go in the house.
Al prolífico realizador italiano Antonio Margheritti (alias Anthony M. Dawson), autor de Danza macabra, un pequeño clásico en los anales del cine de terror, nadie puede negarle una encomiable profesionalidad que le permite cumplimentar; con esmero y prontitud, cualquier encargo. Virus, una coproducción hispanoitaliana, es un producto entretenido y comercial gracias a la soltura narrativa de Margheritti.
Rodado en Madrid, Roma y Nueva York, el filme va de veteranos de Vietnam aquejados de canibalismo a causa de las atrocidades sufridas y cometidas en Indochina. El coproductor español José Frade, se auto homenajea incluyendo escenas de otra coproducción suya (nota ausente: se refiere a De Dunkerke a la victoria, película que se proyecta en un cine donde por un momento se centra la acción), y el público aplaudió en diversas ocasiones los efectos especiales.
Terminemos registrando el conato de escándalo surgido en el certamen. Cierta noticia facilitada por una agencia —que luego la desmintió— indicaba la existencia de disensiones en el seno del Jurado al pretender intentar alguno de sus miembros boicotear la película española Morir de miedo (unánimemente masacrada por la crítica). Organizadores y jurados negaron cualquier problema en este sentido. Todo responde, según parece, al virus de notoriedad y al afán de publicidad gratuita para un filme cuya presencia en la gala inaugural constituye todavía un misterio.
Nota ausente: He estado buscando más información sobre ese supuesto escándalo que se señala al final pero no he encontrado nada.
Se premió la fantasía
Crónica de Lluis Bonet Múgica publicada en La Vanguardia el 14 de octubre de 1980
Como ya anticipamos en la crónica anterior, La leyenda de Scepanu Malom, del yugoslavo Veljko Bufajic, y Harlequin, del australiano Simon Wincer, se erigieron en las grandes vencedoras.
Su proyección en la última jornada elevó considerablemente el hasta entonces discreto nivel del certamen. Hubo unidad de criterios en los los jurados del Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror. Mientras el internacional, que presidía Joan Brossa, premiaba al realizador yugoslavo Veljko Bulajic, haciendo constar, por añadidura, una mención especial a su película La leyenda de Sceoanu Malom, al considerar que une unos elevadísimos valores técnicos y temáticos, el Jurado de la crítica otorgaba su premio al filme australiano HarIequín, pero concediendo también por unanimidad, una mención especial a la cinta de Yugoslavia.
Ambos Jurados desecharon truculencias y tremendismos gratuitos, premiando dos obras cuyo nivel de calidad estaba muy por encima del resto de títulos presentados a concurso. Como ocurriera en la anterior edición, con el triunfo del extraordinario filme La bella y la bestia, del checo Juraj Herz, se reconocían nuevamente los méritos de un cuento fantástico, La leyenda de Scepanu Melom, realizado con acentuada ironía e inspiración artística.
Disidentes y tercera vía
Porque en La leyenda de Scepanu Malom, su director y coguionista Veljko Bulajic nos propone una curiosa, inteligente y en ocasiones vitriólica parábola sobre una tercera vía (¿el titismo?). Bajo el aspecto de un filme de época y con una incursión onírica en los infiernos, La leyenda… descubre su carácter de fábula alegórica desarrollada con humor y lucidez.
El asesinato de Pedro III de Rusia por instigación de su esposa, que le sucede en el trono con el nombre de Catalina II, moviliza al mismísimo Satanás, que ve peligrar el equilibrio de fuerzas sobre la Tierra. La acción transcurre en Montenegro (recordemos que era un pequeño principado balcánico, incluido como república federal de Yugoslavia desde 1946), adonde llega Farfa, un demonio enviado por Satanás y que es un sosias del emperador asesinado. Farfas deberá minar la influencia de la iglesia ortodoxa y restablecer la hegemonía del Infierno. La amenaza turca y el poderoso vecino que es Rusia, convierten a Montenegro en un punto neurálgico de la política internacional. Pero ocurre que Farfa, el demonio enviado especial, empieza a pensar por sí mismo y se toma en serio su papel. Rompe con el Averno, limita el peder religioso y es proclamado zar de Montenegro, prometiendo un régimen de libertad e independencia.
Pero ni el Infierno ni la Iglesia ortodoxa pueden permitirlo y asesinan a Farfa. Bulajic se muestra muy explícito en esta requisitoria en clave de cuento fantástico. Y así, cuando el agente luciferino rompe con Satán, éste le recrimina llamándole... disidente que busca una tercera solución. Un filme alegórico, lleno de humor y magníficamente realizado, del que pueden efectuarse múltiples y jugosas lecturas. A destacar las escenas que transcurren en un Infierno visto con una óptica felliniana.
En la gala de clausura, Australia evidenció nuevamente la gran calidad de su cine fantástico. Después de gratos descubrimientos como Picnic at Hanging Rock y Patrick (que en 1978 obtuvo el gran premio de Sitges), Harlequin, de Simon Wincer, aporta una solidez narrativa y temática admirables. Al margen del premio de la Crítica, la película obtuvo galardones por el guión original de Everett de Roche (también guionista de Patrick) y la espléndida fotografía de Gary Hansen. Pero su protagonista, el inglés Robert Powell —a quien recordamos por sus trabajos en Mahler, Tommy y Jesús de Nazareth— merecía el premio al mejor actor, por su soberbia creación de este arlequín que entabla una extraña relación con la familia de un político manipulado por sus asesores. En suma, un filme que cerró con acierto la decimotercera edición del Festival de Sitges.
Nota ausente: es curioso el impacto que supuso Patrick en 1978. Tanto las crónicas de 1979 como éstas de 1980 no dejan de mencionarla como una gran muestra de cine de terror, que lo es y estuvo acompañada de un enorme éxito, aunque curiosamentehoy esté algo olvidada.
Para acabar la selección de crónicas, en La Vanguardia se publicó una entrevista a Paul Naschy aprovechando su presencia en Sitges en calidad de jurado
Paul Naschy: Un hombre lobo en el Museo del Prado:
"El sexyterror acabó con el cine fantástico"
Entrevista de Lluis Bonet Múgica publicada en La Vanguardia el 9 de octubre de 1980
Se llama Jacinto Molina, tiene 42 años y lleva doce ejerciendo de monstruo cinematográfico nacional bajo el seudónimo de Paul Naschy. Actor, guionista y director, Naschy es ante todo un maestro del transformismo. Hombre lobo en nueve filmes, y varías caracterizaciones de Drácula o Jack el Destripador. Sin embargo, su último trabajo es un documental sobre el Museo del Prado.
—Esta oportunidad debo agradecérsela a los japoneses pues se trataba de una empresa económicamente prohibitiva: siete semanas de rodaje y un presupuesto cercano a los treinta millones de pesetas. Algo insólito en un documental. Pero éste dura siete horas y media, que tras el montaje quedarán reducidas a cinco. Se ha filmado en 35 mm. y podrá ser exhibido indistintamente en el cine o la televisión.
Además, Paul Naschy ha escrito, dirigido e interpretado la primera coproducción hispano-japonesa que registra la historia de nuestro cine. Se trata de El carnaval de las bestias, película que describe como de “suspense, acción y aventuras”.
—Mi contacto con los japoneses empezó al ser llamado por ellos para interpretar un filme titulado Amor blanco, en 1979. Mis películas han sido estrenadas allí o se han pasado por televisión. Pero lo que más les agradezco es la confianza que depositaron en mí con el documental sobre el Museo del Prado. Aquí jamás me hubieran encargado una obra de esta envergadura.
Paul Naschy, que estos días actúa de jurado en el Festival de Cine Fantástico y de Terror de Sitges, lleva una temporada de incesante actividad. Acaba de finalizar el rodaje de El retorno del hombre lobo, película de la que es también actor, guionista y director. Asimismo ha interpretado un papel en El misterio de la ia isla de los monstruos, de Juan Piquer, al lado de Peter Cushing y Terence Stamp.
Vuelven los monstruos
Antes de iniciarse en el cine Paul Naschy trabajó como ilustrador de libros y portadas de discos. También fue campeón de España de halterofilia, lanzador de jabalina y futbolista profesional. El suyo es un currículum repleto de sorpresas.
—Mi auténtica vocación es el cine. Como director llevo realizadas diez películas en las que he tocado diversidad de géneros, incluida la comedia. Pero me atrae el gótico, el fantástico. Siempre me fascinaron las viejas cintas de la Universal norteamericana con Lon Chaney, Boris Karloff y Bela Lugosi. Era un cine ingenuo y romántico. Drácula es una encarnación del demonio; pero el hombre lobo, mi preferido, es un ser casi patético. Un pobre hombre sujeto a una maldición de la que sólo puede ser liberado por amor.
Naschy se considera un marginado, un francotirador: “El género fantástico empieza a encontrar una mayor comprensión. Su renacimiento es un hecho, aunque en realidad sólo murió en España. Lo mató el «sexy-terror» producto espurio que después enlazaría con la fiebre de las películas «S». Pero vuelven los monstruos, los auténticos mitos del cine fantástico. En Norteamérica se está relanzando el género a base de producciones de gran presupuesto, como ha sido el caso del Drácula de Badham, interpretado por Frank Langella.
Nuestro monstruo nacional, con perdón, piensa participar en este revival. Después de El regreso del hombre lobo, ya se encuentra preparando el retorno de otro mito, Fu Manchú, el famoso personaje creado por Sax Rohmer.
Nota ausente: del Fu-Manchú de Naschy nada más se supo.
Otras películas proyectadas
Hubo más películas además de las comentadas en estas crónicas, en las que se citan, muy de pasada, dos clásicos del slasher ochentero como fueron Maniac y No respondas al teléfono. Otras películas proyectadas, según el catálogo conmemorativo de ese año, fueronlas siguientes:
Sacrificio Nocturno
Al igual que el año anterior, una ignita producción taiwanesa de la que no he encontrado ninguna referencia más allá de la escasa ficha en Imdb. Se llevó el premio de los efectos especiales y he escaneado la página que le dedica el catálogo del festival de 1980.
Doctor Quatermass
Refrito de una serie de televisión dedicada al Doctor Quatermass hoy muy olvidada. La serie original constaba de cuatro episodios de 50 minutos cada uno pero la versión cinematográfica que se vio en Sitges y se estrenó comercialmente en salas tiempo después eran 105 minutos, poco más de la mitad.
La Nuit des Traquees
Un año más, una producción de Jean Rollin, director francés muy querido (es un decir) en Sitges.
La ciudad de acero
Producción checa centrada en la figura de Julio Verne.
La Capilla Ardiente
Producción española de Carlos Puerto que no hetenido el gusto de ver.
The Martian Chronicles
Otro refrito de una serie de televisión que en esta ocasión adaptaba el gran clásico de Bradbury. La serie original constaba de tres episodios de 120 minutos cada uno y lo que se vio en Sitges eran 110 minutos.
Summer of Fear
Un Wes Craven bastante olvidado que se estrenó en España con el título de Las dos caras de Julia.
La restrospectiva se dedicó al cine estadounidense en versiones dobladas al italiano (!!!) y constó de los siguientes títulos: Cat People, The invisible Man's revenge, Frankenstein 1970, It came from outer space, Devil Bat, Invasion of Body Snatchers y The thing from another world.
Entregas de esta serie:
1967 - Sitges Año Cero
1968 - Sitges Año Uno
1969 - Sitges Año Dos
1970 - Sitges Año Tres
1971 - Sitges Año Cuatro
1972 - Sitges Año Cinco
1973 - Sitges Año Seis
1974 - Sitges Año Siete
1975 - Sitges Año Ocho
1976 - Sitges Año Nueve
1977 - Sitges Año Diez
1978 - Sitges Año Once