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30.3.12

UNA MUJER MURCIÉLAGO EN CASTELLÓN


El próximo domingo 1 de abril, a las 19:30 horas, Trash Entre Amigos irrumpirá en ComiCS, las Jornadas de Cómic de Castellón. Estamos muy contentos por múltiples razones. La principal es que nos encantan las Jornadas de Castellón, organizadas por gente tan bella como competente. Pero tampoco es secundario el haber podido programar una joya del cine chatarra mexicano, una de esas películas para las que nació Trash Entre Amigos, uno de esos tesoros de derribo que ya por si sóla producen rostros boquiabiertos y mandíbula sbatientes, siempre desde el amor y el respeto. La Mujer Murciélago (René Cardona, 1968) es una versión apócrifa y sin pedir permiso del Batman televisivo de 1966, el de Adam West, es decir, un título de pOp mítico. Los mexicanos la enriquecieron primero con Maura Monti, jamona de armas tomar, y luego agitando un cóctel con referencias a 007 y su Operación Trueno, las películas de luchadores mexicanos, Hombres Pez que se pretenden Criaturas del Lago Negro y Mad Doctors enajenados hasta el sinsentido. Un tesoro, insisto, dirigido por el padre del cine bé mexicano, René Cardona Sr, y con guión de otro insigne nombre del cine Mad-Mex: Alfredo Salazar. Entre ambos suman como doscientos títulos de desenfreno de derribo. Para más información: la programación de ComiCS y la web de Trash Entre Amigos. Les esperamos.



UNA CITA


Esta tarde en la librería Fatbottom de Barcelona participo en la presentación de Cortocuentos 2, junto con Albert Monteys, Luis Bustos y Borja Crespo.

AVANCE TECNOLÓGICO Y SOCIEDAD DEL ORDEN








¡La porra linterna!


Vehículo anti disturbios para el retrosiglo XXI

TREKKIES EN LUCHA


Me entero, a través del Facebook de Grace Morales, que en 1968 hubo una manifestación de aficionados de Star Trek en protesta por la cancelación de la serie. Si ellos lo hicieron por la Enterprise, nosotros debemos protestar por un futuro dixtópico sino mejor, al menos más boníto. 


ILUSTRACIÓN VINTAGE E IDEOLOGÍA

La pirámide del sistema capitalista

La Pirámide del sistema capitalista. 

La ilustración es de 1900. No parece que las cosas hayan cambiado mucho excepto en la base, claro, porque de ese proletariado industrial poco queda ya.

KIDS FOR STRIKE

kids for riot

Los retoños de la Familia Ausente ya están listos para los disturbios.

27.3.12

MAUROSAURIO



Intento recordar como llegué a la obra de Mauro Entrialgo pero no lo tengo claro. Debió ser en el Salón del Cómic de Barcelona del 94, cuando compré La Pandilla galáctica y recuerdo buscar El asesino anda suelto con bastante interés. O quizá fue con el primer recopilatorio de Herminio Bolaextra, también comprado en el Saló en fechas similares. No puedo establecer el momento exacto, y eso significa que cuando llegó a mis manos fue como si siempre hubiera estado ahí. Ahora veo que en realidad ya lo conocía por sus primeras ilustraciones para Munster Records. Lo que si tengo claro es que cuando se inició El demonio rojo en El Víbora era lo primero que leía al comprar la revista. Iba a Mauro y luego a Álvarez Rabo; vamos, que si no tenemos en cuenta ese orden concreto hacía como todos. También recuerdo lo mucho que me disfruté con el recopilatorio de Tyrex. Supongo que ahí ya era fan convencido y entregado. Una de las cosas que hacen de Mauro uno de los grandes de nuestra cultura popular es su capacidad para convertirse en cita. Sé que no soy el primero que lo dice. En las conversaciones nocturnas, de juerga y sentidos alterados, Mauro suele aparecer. También debo reconocer que en ocasiones lo cité sin acreditar, haciendo mía su acertada observación. Estoy seguro de haberlo hecho en alguna ocasión hasta que la antigua pandilla se disolvió y se gestó una nueva en la que todos leemos a Mauro. Entonces ahí no hay escape y ya dices lo que es de rigor: “esto me recuerda aquella historieta (o tira, o lo que sea) de Mauro”. Por cierto, ya puestos a completar este esbozo de crónica autobiográfica con su obra, no puedo dejar de mencionar la maravillosa Los Domingos, donde me di cuenta que compartíamos lecturas y referentes en fechas similares; yo y tantos otros (apostillo de nuevo).


En los últimos meses, la presencia de Mauro Entrialgo en las estanterías de novedades ha sido bastante gozosa. Astiberri ha editado, por ejemplo, el primer recopilatorio (de tres) de Plétora de Piñatas, las tiras que estuvo publicando diariamente en el desaparecido diario Público entre 2007 y 2011. En lo personal, convirtió en diaria mi cita con Mauro. No al mismo nivel que El demonio rojo en El Víbora porque no era lo primero que iba a buscar al abrir internet, pero siempre acababa pasando por allí. Plétora de Piñatas funciona muy bien para recorrer con perspectiva corta un buen trozo de la obra más popular de Entrialgo. Aunque ojo, lo más popular (cifras de ventas y número de ediciones no engañan) está vinculado a Herminio Bolaextra, y es evidente que esa parte no podía llevarse a un periódico generalista (señal de lo malas que son las buenas costumbres y el respeto a morales que nos son ajenas). Por estas tiras circulan El demonio rojo o Tyrex lanzando afiladas respuestas ante comentarios peregrinos, o Silvia como espejo de una modernidad ególatra. También esos despieces tan de Bruguera sobre cualquier detalle de nuestras ciudades. Porque Plétora es, sobre todo, una crónica del ser humano urbano, su entorno y su sinsentido interesado.



Aunque claro, para recorrer la obra de Mauro Entrialgo está el monumental y mastodóntico El Dibujosaurio que ha editado Diábolo. Para alguien como yo, fan de Mauro, esto es un regalo de los Dioses y un gozo continuo. También es mucho más que la mera compilación de casi toda la carrera gráfica de Mauro al margen de la historieta y el humor gráfico. Lo de “casi toda” no es un lujo completista sino que supone mucho más. El fastuoso Dibujosaurio recorre treinta años en la vida de un profesional del diseño y la ilustración, así que permite ver evolución (es sorprendente comprobar lo rápido que encontró su estilo único y personal) y un ramillete de trabajos de lo más variado (ilustración publicitaria, murales, portadas de discos). Además, el resultado se enriquece con los comentarios del propio Mauro, así que la obra puede (y debe) leerse como un diario anotado del trabajo de un autor que a mi parecer es clave para la cultura popular española contemporánea.



Y para acabar, una joya: De postre. Editado por Fulgencio Pimentel (reconocidos gourmets en la tarea de embellecer libros con sus cuidadas ediciones), recopila los chistes de una viñeta a página completa que se publicaron en el suplemento Zazpika del diario Gara, no se trata ya de destacar las hermosas acuarelas que dan color a esta obra, sino de ver a Mauro disfrutar con su dibujo e imaginación pOp. A Mauro se le etiqueta a menudo como perspicaz retratista de faunas urbanas, y es cierto que lo es, pero no sólo es eso. En De Postre se le nota libre de esa faceta más recurrente, ya sea en El Jueves o en la citada Plétora de piñatas, y aunque su humor sobre el absurdo cotidiano está ahí desde el principio, poco a poco deja paso a robots, dinosaurios, monstruos o platillos volantes. Además, el tamaño de la viñeta, también más grande lo habitual, le permite llenarla de esos árboles suyos, de esos laberintos y escaleras escherianas, de castillos y senderos serpentuosos. Llenarlo, en definitiva, de Mauro Entrialgo. Desconocía esta serie y me ha encantado.

Bola Extra:
Entrevisté a Mauro en la radio hace más de un mes; el audio aquí. En Entrecomics le han hecho una entrevista estupenda; puede leerse aquí. Y acaba de publicar El conflicto del Sahara en menos de 3000 palabras, tebeos de título explícito y enésima variable en este creador polifacético; puede descargarse el archivo cbr aquí.



24.3.12

HEIDI, FRANCO Y EL NACIMIENTO DE LA CULTURA DE LA TRANSICIÓN

La segunda de las jornadas de charlas y conferencias realizadas con motivo de la exposición Proto Anime Cut dedicó su segundo bloque a hablar de la prehistoria y éxito (hoy nostálgico) del anime en España. Alfons Moliné, probablemente la persona que más sabe de estas cosas, explicó una anécdota que me pareció sumamente bella y muy sugerente.


El sábado 21 de junio de 1975 fue una fecha importante para la historia de la cultura popular española. A las 15:30 del mediodía, tras el telediario, comenzó la emisión regular de la serie de animación japonesa Heidi. Digo lo de regular porque tirando de hemeroteca (en este caso la de ABC), veo que inicialmente se anunció para los viernes por la tarde. Pero no es algo relevante para lo que venía a contar.


A lo que íbamos. Heidi se convirtió en un fenómeno social impresionante. Lo sé porque estuve allí, con nueve años, e incluso me enojaba perderme capítulos porque mi familia tenía la sana costumbre de llevarme mucho al cine (lo expliqué en un Butano). Obviamente, en aquellos años sólo había dos cadenas de televisión, por lo que las audiencias masivas venían por defecto; pero eso no quita que las desventuras de la huérfana suiza se convirtieran en un fenómeno de masas. Parte del éxito se explica porque la serie no sólo cautivó a los más pequeños, sino que también enganchó a un buen número de adultos, en su mayoría madres y abuelas que disfrutaban del lacrimógeno serial como lo que era, un culebrón trágico y emocionante. Y ahí estaban las familias españolas, sentadas todos los sábados ante el televisor para ver Heidi cuando el jueves 20 de noviembre de 1975 la palmaba el dictador.


La muerte de Francisco Franco conllevó la lógica declaración del luto nacional y la programación televisiva habitual se suspendió para ofrecer una interminable emisión de loa y dolor catódico por el líder del régimen. Ese luto afectó al sábado y el episodio de Heidi que tocaba, el 26 (titulado El regreso del señor Sesseman), no se emitió cuando tocaba. Sí se hizo, al parecer, al día siguiente, domingo, sin previo aviso y fuera de su horario habitual. Así que el sábado siguiente, 29 de noviembre, cuando (casi) todas las familias se reunieron frente al televisor para continuar con las desgracias de Heidi, Clara y compañía, se encontraron con el episodio 27, La abuelita de Clara, y se percataron de que con el ajetreo de la muerte del llamado generalísimo les habían escamoteado un episodio de su serial favorito. Y al parecer hubo quejas y protestas, tantas que al sábado siguiente se alteró la programación para ofrecer los dos episodios seguidos.


He estado intentando contrastar esta historia en las hemerotecas digitales de ABC y La Vanguardia y no he encontrado nada sobre esas protestas y el anuncio de la doble programación. Tan sólo, eso sí, que del episodio El regreso del señor Sesseman no hay ni rastro. No se emitió en su momento y no se anunció en programación alguna de televisión, como tampoco ocurrió con la modificación, la semana siguiente, de algo entonces tan monolítico como la parrilla televisiva. Oficialmente, no sucedió nada. Vale. Supongo que para muchos esta historia les parecerá sólo una anécdota. A mí me resulta fascinante.



Por un lado, una idea hermosa: la primera protesta de los españoles tras la muerte de Franco fue reclamar el episodio de Heidi que les habían birlado. Pero es que hay más dónde rascar. El silencio de los medios al respecto (al menos los que he consultado), que no se hablara de esas quejas, puede tener explicación por la propia dinámica del régimen político, poco dado a hablar de quejas y victorias populares. Tiene sentido: se ha muerto el tirano y la gente anda reclamando que por eso se han perdido un episodio de dibujos animados. Aún así, yo no dejo de ver en este suceso el anuncio, el nacimiento, de la CT, la Cultura de la Transición de la que habla el periodista Guillem Martínez y sobre la que está a punto de publicarse un libro colaborativo que pinta la mar de bien (CT o la Cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española será su título). La idea de la CT, básicamente, consiste el mostrar cómo la Transición democrática implantó un tipo de cultura inocua en la que cualquier contenido social o cultural problemático y/o conflictivo era silenciado. Una dinámica que aún arrastramos hoy en día. Es posible que esa dinámica cultural diera su primera muestra con Heidi y el capítulo El regreso del señor Sesseman. Un capítulo problemático cuyo rastro y existencia ha desaparecido de las hemerotecas porque nunca estuvo ahí.

21.3.12

ANIME, AEREONÁUTICA Y CÓMIC ESPAÑOL


Mañana Hoy tiene lugar la tercera y última de las jornadas sobre anime que hemos organizado al amparo de la exposición Retro Anime Cut en el Espai Cultural Caja Madrid de Barcelona (Plaza Catalunya, 9). Espero que a los asistentes os esté gustando lo hecho hasta ahora (en lo personal me ha parecido divertido e interesante al mismo tiempo). Lo de la asistencia es importante porque quizás nos dejen organizar más cosas parecidas. También es importante avisar de un cambio para lo inicialmente programado por un cambio de agenda de Ángel Sala (está en el  Filmart de Hong Kong), así que Jordi Ojeda nos hablará de Aereonáutica en el anime.

En concreto:

Jueves 22 de marzo

19 h. Conferencia La visión desde el cielo: la aeronáutica en el anime. Ponente: Jordi Ojeda ( director del proyecto "Cómic, ciencia y tecnología", con el apoyo de la Cátedra UNESCO de Técnica y Cultura de la UPC y de la Societat Catalana de Tecnologia,).

20 h. Mesa redonda Del manga al tebeo: La primera generación de dibujantes españoles que creció bajo la influencia del manga y el anime. Ponentes: Man Carot (dibujante), Javi Rodríguez (dibujante) y Joan Navarro (editor de Naruto en España, entre otros mangas de éxito). Modera: Rubén Lardín
 



Respecto a la jornada anterior, muy divertida la mesa nostálgica, en especial cuando se hablo del episodio de Heidi cancelado por la muerte de Franco o los ataques de moralistas de izquierda y derecha hacia Mazinger Z (espero escribir sobre ambos temas en breve). Antes, Jordi Sánchez Navarro nos deleitó con una charla magistral sobre anime y videojuegos. Pueden verla aquí por gentileza de @sinatributos.

18.3.12

EL GRITO EUROPEO AMENAZA LOS CONTINENTES



Una de las películas que se estrenaron en plena fiebre del cine de artes marciales de principios de los 70 lucía el hermoso título de El grito chino amenaza los continentes. El título original de esta producción tailandesa era Wan li xiong hua e internacionalmente es conocida como Rider of Revenge. Aquí la vieron más de medio millón de espectadores y no sé si el bello título tuvo alguna influencia en el tirón popular, pero sería de justicia que así hubiera sido.


He pensado en El grito chino amenaza los continentes al ver el video promocional que me envía mi amigo GMR. Es un anuncio institucional realizado por la Unión Europea como parte de una campaña de prevención del racismo entre la juventud europea. Como pueden apreciar, Europa es una jamona émula de Kill Bill que se enfrenta a un chino, un índio y un negro, los tres bien machotes y aguerridos. Kill “EU” Bill les vence utilizando ese poder de pacificación que ha caracterizado nuestro viejo continente desde hace siglos (es un decir). La campaña ha sido acusada de racista por hacer un uso estereotipados de las tres razas, y cierto es que los dibuja como tipos de no muy buenas intenciones que acosan a la muchacha protagonista. Bueno, también es cierto que puestos a jugar con los códigos del cine de artes marciales para atraer a la juventud poca cosa más se podía hacer. Como campaña yo la veo bella, pero por una mezcla entre los motivos equivocados y amor a la cultura pop de derribo. Al fin y al cabo esto no es más que una fantasía europea revestida de imaginario de serie bé.


Es muy bello contemplar como en nuestra sociedad borderline el pop de derribo se infiltra por su poderoso inconsciente colectivo. El viernes nos entusiasmamos todos al descubrir el ejército de mujeres ninjas a disposición del gobierno iraní del temido y atómico Ahmadineyad. 3500 hembras entrenadas con bombas de humo, nunchakos, katanas y afilados shurikens. El tono del artículo es hermoso porque si uno lee la noticia en realidad tan sólo se trata de una escuela de artes marciales. Si lo pieso un poco, en realidad me daba más miedo me daban las escuelas de takwondo que había en mi barrio, En Guerra Eterna apuntan al origen de la noticia, donde se decía que Estas mujeres podrían ser el peor enemigo de Occidente. Así que nos vendrá muy bien la ayuda de Kill Bill Europa para defendernos de la amenaza de los ayatolás. Lástima que como decía sea un personaje de ficción. Tranquilos, no se pongan nerviosos. Para luchar contra las ninjas iraníes tenemos la solución: falleras con revolver. ¡Chúpate esa, Ahmadineyad!

14.3.12

RETROANIME Y VIDEOJUEGOS



Mañana Hoy tiene lugar la segunda de las jornadas sobre anime que hemos organizado al amparo de la exposición Retro Anime Cut en el Espai Cultural Caja Madrid de Barcelona (Plaza Catalunya, 9). En concreto:

Jueves 15 de marzo

19 h. Conferencia Videojuegos: espacio y velocidad; Videojuegos y anime: sinergias, confluencias, desencuentros y fusiones. Tanto desde el punto de vista industrial como del estético. Ponente: Jordi Sánchez-Navarro (Doctor en Comunicación Audiovisual, especialista en cibercultura, cine y videojuegos).

20 h. Mesa redonda Retro Anime Sesión nostalgia. El anime en la televisión española, desde Comando G hasta Bola de Dragón, pasando por Heidi, Mazinger Z, Sailor Moon o Campeones, un repaso a series míticas que se han implantado aquí como cultura popular. Ponentes: Jordi Sánchez-Navarro (Doctor en Comunicación Audiovisual, especialista en cibercultura, cine y videojuegos), Alfons Moliné (escritor, editor, teórico, especialista en manga y animación) y Enrique Garcelán (escritor, comunicador, responsable de CineAsia). Modera: Raúl Minchinela.

Vuestra presencia será muy agradecida, y de hecho la jornada de la semana pasada estuvo bastante bien y se dijeron cosas interesantes. La conferencia de Jorge Gorostiza sobre espacios urbanos en el anime fue una auténtica delicia. Arquitecto y divulgador cinematográfico, su charla (bien surtida de imágenes) desbordaba la pasión de quien concoce un tema (urbanismo) y lo localiza y disfruta en un montón de títulos de animación. En la mesa siguiente, que yo moderaba, dejamos claro la influencia del anime en el cine contemporáneo.

En Bereshit, el fantástico blog de Enric H. March, su autor, que tuvo el detalle de asistir, escribió algunas reflexiones en un interesante texto titulado La cultura popular: un patio de vecinos que empieza haciéndose eco de la muerte de Lina Romay, Miguel Iglesias Bonns y Moebius y acaba reseñando la jornada del pasado jueves. Les traduzco del catalán un párrafo. Más, aquí.
La charla sirvió para poner sobre la mesa aspectos de la creación artística que a menudo pasan desapercibidos porque la malsana adoración de la originalidad reniega de los vínculos con la tradición. (...) La telaraña que se podía trazar confeccionaría una red donde se verían atrapados el cine, el cómic, la televisión o la ilustración, que conforman el panorama artístico que de la posguerra mundial hasta hoy: desde Godzilla y el terror nuclear hasta Matrix y Avatar y los mundos virtuales, pasando por el cine de terror, el cine erótico, los spaghetti western, el cine de artes marciales, la literatura gótica, la ciencia-ficción y todo el cómic, remontándonos también hasta Disney y Max Fleisher. Y, claro, el manga y el anime.


 La foto la tomó Jordi Ojeda

13.3.12

PALABRAS DE MOEBIUS

Termino con el homenaje póstumo a Moebius (creo, porque al final he acabado haciendo tres entradas cuando no era mi intención). La cosa es que el domingo me puse a leer las historietas cortas que Ediciones B compiló en cuatro álbumes en los 90. Cuatro álbumes que hasta hace poco se podían encontrar saldados en librerías de viejo y demás. Como me crié con el Moebius de las revistas de los 70s-80s, siempre fui muy fan de la obra corta de Moebius. Ahí están muchas de sus mejores historietas pero, por otro lado, su publicación ha sido muy dispersa, y más en nuestro país. Pues bien, me puse a leer esos álbumes y descubrí, proque no lo recordaba, que Moebius decía cosas muy interesantes sobre los procesos creativos de esos títulos, de sus influencias, lecturas, intenciones o contextos. Me pareció tan interesante que decidí compartir esas introducciones en el blog. He puesto, también, la primera plancha de cada una de las historietas comentadas, entre otras cosas para ayudar a la memoria fotográfica. Espero que disfruten de las palabaras de Moebius tanto como yo. (y si quieren seguir leyendo sobre Moebius, os recomiendo el blog de Pepo Pérez, muy activo estos días)


De la introducción del álbum The Long Tomorrow (Ediciones B, 1994)


Dibujé The long tomorrow en 1975, cuando trabajaba con Alejandro Jodorowsky en la adaptación cinematográfica de Dune. En principio, Douglas Trumbull debía ocuparse de los efectos especiales, pero, al no llegar a un acuerdo, Jodorowsky contrató a Dan O’Bannon para reemplazarlo. Dan vino a París. Barbudo, vestido informalmente, era el típico poshippie californiano. Su verdadero trabajo empezaría cuando se iniciara el rodaje, cuando se contase con elementos materiales. Como todavía estábamos en la etapa de los preparativos y de las ideas, no tenía prácticamente nada que hacer y se aburría bastante. Para matar el tiempo, dibujaba. Dan es conocido sobre todo como guionista, pero es un excelente dibujante. De haberlo querido, hubiera podido convertirse en dibujante de historietas. Un día, me enseñó lo que dibujaba: era el story-board de The long tomorrow. Una historieta policíaca clásica, pero situada en el futuro. Me entusiasmó. Cuando los europeos se lanzan a ese tipo de pastiche, el resultado nunca es del todo satisfactorio: a los franceses les queda demasiado a la francesa, a los italianos demasiado a la italiana... Tenía ante mis ojos un pastiche que era más original que el propio original. Creyendo parodiar, Dan seguía la tradición. Como la historia era muy potente, enseguida presentí que me permitiría jugar gráficamente, con toda libertad, sin artificios convencionales, para concentrarme constantemente en un sujeto fluctuante. El traje de Pete Club, por ejemplo, está en el límite de lo ridículo, muy lejos de la tradición y la gabardina a lo Bogart. Y lo mismo ocurre con la mayor parte de los elementos visuales. Seguí escrupulosamente el guión de Dan. Me gustaría que un día se publicasen las dos versiones, una al lado de la otra. Como la historieta le gustó a todo el mundo, le pedí una continuación, pero no me atrajo. Era simplemente una aventurita y nunca la he dibujado. Tras el fracaso de Dune, Dan me llamó para Alien... pero ésa es otra historia.



Rock cíty es un encargo de Métal Hurlant para el especial rock. Aunque el tema venía impuesto, no dudé en tratarlo bajo el prisma de la ciencia ficción, retomando el tema clásico de las sociedades cerradas propio de un montón de novelas de los años cincuenta, como Las bóvedas de acero de Asimov o La ciudad y las estrellas de Clarke. Leyendo la prensa especializada, se percibe que el rock engendra también una especie de microsociedad con su propio idioma, sus propias costumbres, sus propias reglas. Forma una especie de mundo distinto, no geográfica sino sociológicamente, cuya cultura es exportada a todo el planeta por los medios de comunicación. Traspuse esa contracultura a un espacio-tiempo cerrado, y surgió algo insoportable, una verdadera prisión. El héroe está aprisionado en ese mundo, en esa cultura. Como una rata encerrada en una jaula de experimentación, intenta evadirse desesperadamente, pero siempre es atrapado y devuelto al laberinto para una nueva prueba. Es, por supuesto, una analogía con nuestras propias sociedades, un poco simplista pero útil para mostrar que la violencia no sirve para conseguir escapar. La verdadera liberación sólo puede lograrse espiritualmente. Rock city es una historia muda, como Arzach o Hermético absoluto. Creo que las historietas mudas tienen una magia muy particular. Lo descubrí durante la adolescencia, leyendo historietas norteamericanas sin traducir. No comprendía el texto de los bocadillos, ni siquiera intentaba comprenderlo, y así las historias ganaban en impacto poético. Es eso lo que he querido recrear con mis historietas mudas. Intento proyectarme en otro mundo, y a la vez proyectar al lector, para transformarnos en observadores que desde un planeta muy lejano mirasen por un potente telescopio: lo verían todo, pero sin poder oír lo que dicen allá abajo. Para mí, la necesidad que tiene el lector de recrear por sí mismo los diálogos, añade una poesía que ningún bocadillo podría expresar.


El humor, más bien negro, de El Universo es un pañuelo, tiene algo de espontáneo. En esa época, no quería censurarme ni imponerme a priori finales optimistas o pesimistas; me guiaba por mi placer al narrar. Siempre tenía tendencia a terminar mis historias de una manera muy sombría. Cuando decidí cambiar gracias a la meditación me di cuenta de que mis historias también evolucionaban... En lugar de llevar a la muerte a mis personajes, éstos mostraban un cambio de plano, una transformación física o espiritual, a menudo simbolizada por un despegue hacía la luz.


Dibujé Barbarroja y el cerebro pirata para Pilote. Quería hacer una historieta que estuviera en consonancia con los relatos de ciencia ficción norteamericana tipo Sheckley o Emsch. El tema entronca con la tradición de los EC Comics, pero el grafismo y el ambiente están más cerca de las ilustraciones de la revista Galaxy. (Todas las historietas agrupadas en este álbum pueden reivindicar esa doble herencia.) La historia está trufada de referencias y guiños. El ordenador jura y maldice como el capitán Haddock; Barbarroja es un personaje de Jean-Michel Charlier, etc. Si no se mira con atención, se pierden muchos detalles. Estaba muy contento de estas páginas y, cuando terminé la última, experimente una satisfacción casi dolorosa.


Se me ocurrió la idea de El artefacto mientras paseaba por una de las playas de la isla de Re. En las obras de ciencia ficción salen muchas playas, en Vermillion sands de Ballard o en Dune de Frank Herbert, por ejemplo: es la frontera entre dos mundos y, en plan simbólico, entre el consciente y el inconsciente, el lugar donde van a depositarse los objetos soñados. Es el despertar.

Aproximación a Centauri es una especie de desafío. El guión es de Philippe Druillet. Quise poner la misma energía que pone él en sus páginas, pero conservando mi estilo. No se trataba de plagiarlo, sino de expresar con la misma calidad sus visiones de pesadilla. Era una buena ocasión para medir mis límites. Trabaje en un formato muy grande, como él. A pesar de todos mis esfuerzos, el resultado me decepcionó... Había esperado más fuerza. Algunas partes son buenas, como las dos primeras planchas, que muestran el interior de la astronave. Es mi universo, pero los monstruos son artificiales, no te los acabas de creer. No los sentía. Las pesadillas de Druillet son auténticas, sinceras, y nos conciernen a todos. En cambio, las mías no llegan a su altura. A Philippe le gustaron, pero su mirada debía de ser como la del campeón de tenis que disputa un partido de exhibición con un campeón de esquí o de Formula 1. Aunque este último no salga del todo mal parado, el otro sabe a qué atenerse...

Variación N.4027 sobre El Tema es un encargo de Jacques Lob para un número especial de Métal Hurlant consagrado a la guerra nuclear. No tuve ninguna dificultad en tratar ese tema, porque coincide con mis propias preocupaciones. Desde hace años considero que hay una desproporción pavorosa entre la estrechez del concepto de nación y la amplitud planetaria de las armas de destrucción. El honor, el interés nacional, las reglas que intentan salvaguardarlos, todo eso me parece superado cuando la vida está amenazada en esta tierra. En el plano gráfico, me inspire en los dibujos de Steinlein, muy negros, muy poderosos. Me ocurre espontáneamente cuando me enfrenta a ese tipo de tema. Cuando se publicaron, esas páginas no suscitaron ninguna reacción, nadie habló de ellas. No obstante, no tienen nada anodino, temblé mientras las dibujaba... Es cierto que, para muchos, la historieta no es más que un simple divertimento.

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De la introducción del álbum La ciudadela ciega (Ediciones B, 1994)

Todas las historias recogidas en este álbum pertenecen más al género «fantástico» que al de la ciencia ficción. A la quincallería galáctica le queda poco espacio cuando lo que predomina es el sueño. La mayor parte nacieron de forma fortuita, de conversaciones o lecturas... Para un creador, no es sano frecuentar ambientes que únicamente se interesan por la historieta. Uno termina creyéndose una estrella. No es más que un espejismo. Encontrarse con gente muy interesante y que, no obstante, nunca ha leído una historieta, coloca las cosas en su verdadera perspectiva. A veces cuesta de digerir, pero es sano.

Estudié la espiritualidad con Appel-Guery, en el seno de un grupo en el que la mayoría de los miembros nunca había abierto un álbum de historietas. Cuando vieron lo que dibujaba, descubrieron inmediatamente el aspecto, a veces mórbido, desesperanzado, negativo, de mis historias... Sentí una especie de vergüenza y decidí cambiar mi estilo, a fin de demostrarles que era capaz de crear otras cosas. En aquella época, tenía un amigo que leía la leyenda del rey Arturo y me aseguró que era preciosa. Me pareció buena idea lanzarse a una vasta epopeya que recogiera el tema de los caballeros de la Tabla Redonda, con elfos, duendes, el Grial... en fin, toda la parafernalia. Me puse a dibujar La ciudadela ciega y, evidentemente, las cosas no salieron como había previsto... Mi inconsciente se puso a galopar y de nuevo surgió una historia mórbida. Cuando les dije a mis amigos que acababa de dibujar una historia de caballería se mostraron muy interesados: cuando vieron el resultado, se desternillaron de risa y decidieron que no tenía solución.


Balada nació de una lectura. Cuando vivía en París, solía sentarme en la terraza de los cafés para leer un libro de ciencia ficción o de poesía. Un día compré Las iluminaciones de Rimbaud, y leí tres o cuatro páginas magníficas. Después, el libro durmió en un estante de mi biblioteca durante un año por lo menos, hasta que, teniendo que dibujar una historieta para Metal Hurlant, me encontré sin ideas... Entonces, recurrí a un viejo truco: en estos casos, hay que vaciar el espíritu, estirar la mano hacia un libro y abrirlo. Tienes muchas probabilidades de encontrar la solución. En aquel caso, mis dedos se posaron sobre Las iluminaciones y leí el poema titulado Flor. Las imágenes acudieron solas. Tras haber dibujado las primeras páginas, hubiera querido seguir, pero debía entregar el material... Entonces, evidentemente, opté por la terrible comodidad de matar a los héroes de una forma sorprendente, inesperada, humorística. Es espantoso. He utilizado a menudo esa clase de abominación. Lo siento, me gustaría arreglarlo, demostrar que es un truco mezquino, que esos personajes todavía viven en alguna parte.


Hermético absoluto es muy representativo de un periodo en el que buscaba una gran libertad trabajando directamente a tinta, sin dibujar a lápiz ni seguir un guión preconcebido. Este método permite cambios de dirección relativamente brutales, el placer nace de la ejecución de un dibujo que puede conllevar una bifurcación no prevista en la historia. He trabajado así durante tantos años, que esta forma de actuar se ha convertido más o menos en mi marca de fábrica... El título asocia «absoluto» y «hermético», es decir, completamente cerrado; en suma, otra versión del Garaje hermético. Se impuso a sí mismo, según el principio de la escritura automática de los surrealistas. El tema de la caída corresponde a algo que en esa época vivía con intensidad. Un amigo psicólogo vio un esquema clásico en toda terapia: la representación simbólica de un paisaje interior de neurosis y sueños, relativamente poco codificado por las convenciones de la historieta. De hecho, Moebius es exactamente eso: la exploración interior... Eso explica por qué, aunque bajo formas distintas, mi personaje favorito es un viajero, un explorador: Arzach, el mayor Grubert, el Starwatcher... Todos son personajes errantes que van por caminos que yo he transitado, representando cada uno una parte de mí mismo. Arzach es un explorador del sueño; Grubert sería la versión razonable, y a veces ridícula, de mi condicionamiento social. Todos los dibujantes segregan ese tipo de proyección, pero los imperativos racionales enmascaran casi siempre el verdadero fondo de las cosas.


Dibujé Pastel de manzana para Ah Nana, una revista enteramente realizada por mujeres. Mi mujer era redactora y me dio la idea de partida: dar forma, en dos o tres páginas, a un pequeño fantasma femenino muy virulento. Entonces, lo apliqué a una interpretación onírica personal, integrando referencias seudoamericanas que, vistas desde aquí, añadieron un poquito de poesía.


Pesadilla blanca es fruto de la indignación. Una mañana, mientras me afeitaba, oí por la radio que un cortometraje relativo a ciertos incidentes racistas acababa de ser censurado por el Ministerio del Interior. Lo encontré escandaloso, y decidí inmediatamente hacer una historieta recogiendo el tema para expresar mi solidaridad con las víctimas del racismo y con el joven realizador censurado. Como todo el mundo comparte algo de esas pulsiones, intenté ponerme en el lugar de todos los personajes, identificarme con ellos para mostrar, desde el interior, todo el horror, toda la bestialidad de un comportamiento así. Al principio, pretendía hacer una historia muy rotunda, pero después tuve la idea de desplazarlo todo, de traducir el sueño de todos los que desean un mundo más fraternal, la pesadilla de los racistas, la pesadilla blanca.


Cuento de Navidad es un encargo de Métal Hurlant para el número de diciembre de 1977. Partiendo del tema de los ángeles, enseguida pensé en otras criaturas aladas de un género muy distinto, los pavos sacrificados en las comilonas de Navidad; más tarde, en todos los pájaros masacrados por los cazadores. Levantar las aves para lanzarlas contra los fusiles de los cazadores siempre me ha parecido una práctica atroz. Quise invertir los papeles y que los animales se rebelasen, darles una oportunidad a las víctimas para que el crimen no sucediera. El problema es que se sigue cometiendo un crimen. Si hiciera esta historia hoy día, no abriría literalmente la cabeza de los cazadores con esa trampa mortal, buscaría una manera de abrírsela espiritualmente.


Me sentí muy impresionado por la lectura de los libros de Lovecraft, en especial por Demonios y maravillas, El caso de Charles Dexter Ward, El color que cayó del cielo... Al leerlos, no tenía una conciencia muy clara de toda la energía subterránea que vehiculaba esas historias, pero seguía los pasos de mis amigos, para los que Lovecraft era realmente un Dios y Druillet uno de sus profetas. En Ktulu integré esa mitología porque dispone de un sistema de referencias precisas y conocidas por un público, lo bastante vasto para que una cita pudiera constituir un gag, y la ligué con una anécdota que en aquella época me escandalizaba: el hecho de que el presidente francés Giscard D’Estaing abusase de su cargo para ir a cazar y matar animales a África. No obstante, no tomé directamente a Giscard como blanco, porque eso me hubiera llevado a tener que hacer caricaturas, algo que me horroriza, y porque mi prudencia natural me prohibía ir demasiado lejos en el ataque personal, sin conocer todos los elementos de ese asunto. Así, me incliné por una fábula humorística...

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De la introducción del álbum Escala en Faragonescia (Ediciones B, 1994)


Escala en Faragonescia es un producto puro de ciencia ficción delirante. Quise que fuera deliberadamente descuidado, con un estilo que aunara el humor de Robert Sheckley y la coherencia de un demiurgo como Jack Vance. Es, por otra parte, el estilo de todas y cada una de las historias que componen este volumen. Faragonescia es humorística y, no obstante, bajo su apariencia frívola, bajo los símbolos y los dobles sentidos, toca el problema metafísico de la transformación del ser, de la naturaleza de la magia e, incluso, del riesgo moral y físico que corre el que mete la nariz en todos lados sin tomar precauciones, especialmente en aquellos lugares de los que ignora totalmente sus códigos y sus reglas. Al principio, tenía que ser historia corta; pero después, fue tomando peso por sí sola. Forma parte de las historietas que realicé sin que me fueran encargadas, sólo para distraerme dibujando... Está claro que, durante los periodos de intensa actividad profesional, este tipo de descanso es raro. Sobre todo cuando trabajo en Blueberry, al terminar el día, me doy cuenta de que he gastado toda mi energía; pero, cuando hago cubiertas o cosas menos absorbentes, por la noche me digo, “¿qué podría hacer para sentirme bien, para ser feliz? ¿Mirar la televisión? ¿Ir al cine?¿Leer un libro? ¿O hacer una historieta? Muchas veces prefiero crear una historieta, porque es como tener mi televisión personal, la televisión ideal donde proyecto mi propia película o escribo mi propio libro, que leo poco a poco. Así empecé Faragonescia, por ansia de dibujar, en un momento de exaltación, de delirio creativo... Partí, como sucede a menudo, de un tema clásico de la ciencia ficción: la llegada de un personaje a un país desconocido. Hice las tres primeras páginas, pero tuve que volver a trabajos más urgentes y las olvidé durante casi un año. Las volví a descubrir al hojear por casualidad el cuaderno en el que las había dibujado, y quise llegar hasta el final, llevar el tema hasta el absurdo de su conclusión lógica. La belleza del gag vino de la implacable insistencia con la que se desarrolla. Me encanta ese tipo de estructura. Es un poco como cuando se tira de la hebra de un jersey para deshacerlo por completo. Gráficamente, pretendía algo muy libre. Durante muchos años he buscado un estilo rápido que me permitiera encontrar el equilibrio justo entre la energía consagrada al dibujo y la que debe estar disponible para la narración. Porque, si has tenido una idea pero te cuesta horas y más horas darle forma, acabas desalentándote y pierdes el hilo del relato. O bien, tienes que volver a los métodos tradicionales y escribir un guión... En Faragonescia no lo tenía, ni siquiera notas preliminares; todo fue dibujado poco a poco, viñeta tras viñeta, haciendo dos o tres páginas seguidas entre dos trabajos.


Hay un príncipe encantador en Fenixón, igual que en Faragonescia, está cerca del espíritu de los relatos de Robert Sheckley, con un final basado en el desengaño del personaje. El suplicio de Tántalo es ideal para enfocar lo imprevisto: poner en escena a alguien que espera una satisfacción y, por ejemplo, quitarle el caramelo de la boca en el último momento... Dibujé esas cuatro páginas mientras estaba de Vacaciones en la isla de Re. Es un lugar maravilloso. El grafismo traduce mi estado espiritual del momento, enfrentado a la belleza de los paisajes. En cuanto a los nombres, están muy influenciados por Boris Vian, que tenía un talento extraordinario para encontrar patronímicos y neologismos. Como Jack Vance. La historieta se iba a publicar en Pilote. En aquella época, dicha revista era extraordinariamente abierta y ofrecía toda clase de posibilidades. Buscaba y publicaba historias muy cortas. Es difícil hacerlas, y sobre todo porque en Francia no hay una tradición, ni siquiera en literatura. El relato es un género literario y una práctica editorial mucho más desarrollados en los países anglosajones.


Doble Evasión, a su vez, es una historia muy breve, muy directa y completamente simbólica, cuyo tema es la relación entre el cuerpo astral y el físico. Hay algo intuitivo, un placer lúdico y gráfico, pero sostenido por la evidencia de que, en el fondo de nuestro espíritu, somos nuestros propios carceleros.


¿Está bueno el hombre? es mi primera historia de ciencia ficción. La dibujé con un estilo muy rápido y espontáneo. Quería alcanzar un alto nivel de calidad, produciendo algo completamente nuevo, inédito, en una época en la que cada dibujante tenía su estilo bien definido y a él se atenía rigurosamente por imperativos profesionales. Mi intención era experimentar mis capacidades gráficas al máximo, incluso forzarlas un poco, como en las obras maestras de los artesanos. Sólo hay dos maneras de conseguirlo: cuantitativa o cualitativamente.

En cuanto a la calidad, basta con llevar el grafismo hasta un punto que impresione al lector, del tipo “imagen pequeña de una ciudad con todas su ventanas”. Es algo relativamente fácil. La puse en práctica en La desviación, por ejemplo, donde multipliqué los momentos de lucimiento llenándola de detalles muy trabajados. La hazaña cualitativa es otra cosa, porque ahí, lo determinante es la belleza, la invención la simplicidad. Es mucho más difícil. La perfección no es fruto de la cantidad de horas consagradas a una página, sino de tu maestría técnica. ¿Está bueno el hombre? fue para mí una etapa importante, como si hubiera abierto una puerta y descubierto un nuevo campo de experimentación gráfica. Un estilo fluido permite consagrar la parte esencia de tu energía a la belleza, a la calidad del dibujo, y no a la cantidad de detalles. Un solo personaje, un decorado muy simple, extraterrestres divertidos, fáciles de dibujar: las imágenes se convierten casi en escritura. En este sentido, en el de un grafismo más libre, ¿Está bueno el hombre? prefigura a Arzac. La historia, aunque anodina, es buena por que encubre, como también el título, un final divertido. El héroe es una especie de Rambo del espacio, metralleta siempre a mano y muy macho. Y, al final, se encuentra desnudo, bajado de su pedestal, humillado y rechazado a un nivel que no podía prever. No por su inteligencia, su fuerza, su tecnología, no, simplemente a causa de su sabor, de su mal sabor como alimento. El golpe de la oreja tampoco está mal. La oreja parece un feto, es un símbolo muy conocido y, en la acupuntura china, representa a todo el organismo humano. Así, cuando el extraterrestre mastica la oreja, está probando a toda nuestra especie. En su época, esta historia tuvo bastante éxito. En Pilote, todo el mundo hablaba de ella con una sonrisa de satisfacción. Disfruté haciéndola, y los demás disfrutaron leyéndola. Es un ejemplo de buena comunicación entre un artista y sus lectores.

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De la introducción del álbum Las vacaciones del Mayor (Ediciones B, 1996)

Asesino a sueldo es una historia que me encanta, la encuentro genial. Es una historia hecha con absoluta libertad, que se burla constantemente de sí misma, que se ríe de todo y de todos, y que termina con una revelación. Es un espacio liberado, pero ya me había saltado los convencionalismos mucho tiempo antes, cuando hice La Desviación. Las convenciones las aceptamos todos, en realidad se imponen de manera implícita, forman parte de la cultura. Empecé a desembarazarme de las convenciones cuando dejé el “estilo Blueberry”, que es el ejemplo perfecto de un estilo convencional -en este caso, el término convencional suena un poco peyorativo, yo lo llamaría sistema, sistema convenido de representación. Pero jugar en espacios recién liberados es otro cantar. No basta con liberarse para conseguir de golpe la felicidad total. La mayor parte del tiempo se es más feliz con lo convencional que con lo inesperado, porque no se sabe muy bien qué hacer con la libertad. Digamos que Asesino a sueldo forma parte de esos momentos en los que he disfrutado de verdad jugando con total desenvoltura con los temas, el grafismo, la planificación de página, la narración... y el lector, por supuesto. Evidentemente, está repleta de referencias. Hay muchas formas de jugar con el dibujo: una, consiste en crear un universo propio; y otra, en jugar en patio ajeno. Al hacer esto, en cierto sentido, experimentas la forma de pensar de los demás. Es muy divertido, sobre todo si no tienes que hacerlo mucho tiempo. Creo que vale la pena aceptar la convención de imitar tal estilo, tal manierismo o tal época durante, digamos veinte días. Se hacen descubrimientos extraordinarios, porque cada estilo, cada época, permite expresar un cierto tipo de energía, una cierta mentalidad. Es un poco como hacer de actor.

Cuando hice A usted le pasa esto y lo otro ni siquiera pensaba que se publicaría; en cierta forma, lo que me guiaba era mi propio sentido personal de la maravilla. Y también la alegría de ver si era capaz de hacer cosas como las que había leído cuando era niño, cosas que se habían hecho muy seriamente y que quería rehacer en clave de humor. No hay que olvidar que las historietas para niños están hechas por los adultos. Por aquel entonces, el concepto que se tenía de la infancia era arbitrario y casi siempre falso. ¡Cuando te diriges a un niño no tienes por qué hacer el cretino! Todos hemos caído en ese error al querer hacer algo absolutamente libre, autónomo y forzar al máximo las posibilidades de la historieta. Éramos un grupito que quería jugar a fondo con las capacidades gráficas y narrativas del medio, pero sin abandonar el universo que nos había visto nacer... en su aspecto más grotesco. Queríamos mirar a la historieta de cara, sin hacer trampas, sin pactar con el enemigo.


Los misterios del erotismo fue un intento de ver si era capaz de hacer cosas... nada morales. Cuando se está solo en la mesa de dibujo, cuando no se tienen ganas de trabajar en la serie que nos han encargado, pero sí de dibujar, los pintores saben cómo arreglárselas: hacen que pose un modelo y después firman Picasso, Braque... Siempre he tenido añoranza por ser un dibujante que cuente historias... ¡es tan misteriosa la creación de una historia! Es como los chistes: Mario encuentra a Olivia... ¡es increíble! No se valora lo suficiente a la gente que crea historias. Es milagroso. Franquin pide ayuda a los amigos, y se nota que los argumentos de Gastón El Gafe, incluso los de las Ideas negras, proceden de muchos lugares distintos. Conocí a un dibujante que se paseaba siempre con un lápiz y una libreta en las manos. Cuando no los tenía, entraba en una papelería, pedía un rotulador y escribía la idea del gag en la palma de su mano o en su antebrazo... ¡era una obsesión! En realidad no soy un humorista, ni un gagman fabuloso, pero las historias cortas como Split, Grand Hotel B, El invasor, John Watercolor, Escasez de medios, Música ininterrumpida o Fábula rápida 317, son intentos de hacer humor y funcionaron bien; no son nada del otro mundo, pero tienen lógica interna. Es posible que, en cierto momento, todos hayamos querido hablar de los Bidochon (historieta de Binet que se publica en la revista Fluide Glacial y que parodia al típico francés medio)...de nuestros padres, en realidad.


La caza del francés de vacaciones es una historia con el Mayor Grubert, flanqueado por un factótum que no es otro que yo mismo. Jueves negro es Little Nemo en Pesadíllalandia. Debía estar irritado, indignado... desengañado. Como cuando se dice que el sistema está podrido. El sistema es, sobre todo, incomprensible, muy arbitrario...