Continúo el repaso histórico al Festival de cine fantástico de Sitges con la octava edición. Una edición curiosa con títulos indiscutibles del género, como The Parasite Murders de David Cronenberg (que se llevó el principal premio, inaugurando la tradición de Sitges como descubridor de futuros maestros), Phase IV de Saul Bass (grave ausencia en el palmarés), Dead of Night o un El Exorcista que, curiosamente, se pasó en versión doblada, censurada y cuando ya había sido estrenada en Madrid pero no en Barcelona (antaño estas cosas que nos parecen extrañas eran habituales). La programación se completaba con fantaterror (de la be a la zeta) hispano, británico o taiwanés formando una curiosa selección de títulos que hoy son bastante oscuros.
Los diversos filmes taiwaneses, la mar de ignotos (casi no hay datos sobre ellos por la red), suplieron los títulos que la censura no permitió programar. Ese hecho, habitual todos los años, siempre se expresaba con eufemismos del tipo "por razones que huelga comentar" o similares. Curiosamente, en los pies de foto de la edición española de Famous Monsters se decía claramente "películas retiradas por motivos políticos".
Cabe decir, a falta de saber qué titulos fueron los eliminados, que el erotismo ya no era criterio principal para la exclusión, ya que tanto el año anterior como este se programaron películas que incluían desnudos que no fueron censurados, cosa que como es lógico causaba una enorme expectación popular en la época. El suficiente para que la gente siguiera llenando las salas a la espera de alguna teta perdida por mucho que las películas siguieran exhibiéndose en versión original sin subtítulos en la mayoría de los casos.
La polémica, que no podia faltar, vendría de la mano de la composición del jurado, que incluía al productor Kevin Francis, hijo del gran Freddy Francis y fundador de la Tyburn, productora británica de corta vida: sólo tres filmes, dos de los cuales fueron a concurso ese año y uno, encima, estaba dirigido por su padre. Otro miembro del Jurado fue Sylvia Solar, protagonista femenina de otro título a concurso: La Maldición de la Bestia. Se instauró, también, el premio de la crítica, cuyo jurado se escogió por sorteo. Al parecer, su premio se fallo tras una árdua deliveración y tiene toda la pinta de ser el típico mínimo común.
En paralelo al Certamen Sitges acogió una Muestra Internacional del Cómic Fantástico. No era la primera vez que el mundo de la historieta española acudía a Sitges, y tampoco sería la última. Visión de futuro, si pensamos hoy en lo que se ha convertido la Comicon de San Diego.
El apoyo del ministerio de cultura se traducía en la visita de los altos cargos del régimen vinculados al mundo del cine, con el consiguiente eco mediático en los periódicos generalistas, que, por cierto, cubrieron menos extensamente el Festival porque sus fechas se solaparon con la Semana Internacional de Cine de Barcelona. Eso no quita que por primera vez alguna productura anunciara en prensa alguno de los pases o que se inaugura una tradición que aún perdura: el estreno durante las fechas del festival de alguna de las películas premiadas el año anterior. Fue el caso de No profanar el sueño de los muertos.
Para acabar: en el aspecto gráfico irrumpía un tipo de cartel (nunca supe quien era el ilustrador) con ecos dalinianos que se prolongaría algunos años más. Respecto a las crónicas de abajo, no se pierdan los efectos del calor en el anónimo comentarista de Famous Monsters y la mala suerte del periodista de El Eco de Sitges a la hora de no ver determinadas películas: se perdió todas las premiadas.
Jurado Internacional: Kevin Francis, Sylvia Solar, Joel Karoche, Eduardo Fajardo, Pedro Serramalera e Igaal Niddam.
Palmarés
Clavel-Medalla de Oro al mejor director de largometrajes: David Cronenberg (The Parasite Murders)
Clavel Medalla de Plata al mejor director de cortometrajes: Tomás Muñoz (Valdemar) (nota: muy pataleado)
Clavel Medalla de plata al mejor actor: Paul Naschy (La maldición de la bestia) (nota: muy pataleado)
Clavel Medalla de plata a la mejor actriz: Lana Turner (Persecution)
Clavel-Medalla de Plata a la mejor fotografia: Peter Hurst (Ghost story)
Clavel-Medalla de Plata a los mejores efectos especiales: Li Khek (Devil Crows) (nota: muy abucheado)
Clavel Medalla de plata al mejor guión: Alan Ormsby (Dead of Night)
Premio de la crítica: Ghost Story
Crónica de Carlo Fabretti para Nueva Dimensión #72
Del 4 al 10 de octubre ha tenido lugar en Sitges el VIII Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror. Tras la retirada de varias películas de diversos países, por razones que huelga comentar, el balance cuantitativo del certamen quedó en 13 largometrajes y 3 cortos a concurso, y 6 largometrajes en la «sección informativa». En cuanto a la calidad, hay que señalar este año una mejoría del nivel medio: si no se ha visto ninguna gran película, el público tampoco ha tenido que sufrir el baño de sangre de otros años, y casi todas las cintas a concurso eran, cuanto menos, soportables, lo cual es más de lo que se puede decir de la mayoría de los festivales hispanos.
Largometrajes a concurso:
Dead of night (USA), de Bob Clark, con John Marley, Lynn Carlin, Henderson Forsyth.
Al amparo de la ya caduca moda de los muertos vivientes, el film retoma el viejo tema de La pata de mono de W. W. Jacobs: una madre amantísima que se niega a admitir que su hijo ha muerto en Vietnam, lo llama mentalmente hasta hacerle regresar entre los vivos. Destacable el desenlace, con el feliz hallazgo del muerto regresando a su tumba muy cabreado y autoenterrándose con sus propias manos, mientras su madre tira de él para que vuelva, a pesar de su avanzado estado de descomposición.
Persecution (Gran Bretaña), de Don Chafey, con Lana Turner, Ralph Bates, Trevor Howard y el gato Sheba.
La trama gira alrededor de un curioso triángulo madre-hijo-gato, en el que el inexpresivo Bates (característico de la Hammer: Dr. Jekyll & Sister Hyde, El horror de Frankenstein, etc.) no está a la altura ni de la Turner (la madre) ni del gato. Algunos gags logrados, como cuando el hijo ahoga a la madre en un cuenco de leche.
Parapsycho (Alemania Federal), de Peter Patzak, con Marisa Mell, William Berger, Mathieu Carrière.
Está compuesta por tres episodios que pretenden ejemplificar sendos casos de facultades paranormales. El tercer episodio -Telepathi-, protagonizado por Mathieu Carrière, es el más logrado, con el feliz hallazgo de un telépata impotente que provoca el orgasmo de una mujer mediante influjo mental. En el segundo episodio se muestra con todo lujo de detalles una autopsia real, secuencia que fue muy aplaudida.
Ghost story (Gran Bretaña), de Stephen Weeks, con Anthony Bate, Marianne Faithfull, Murray Melvin.
Sin ser nada del otro mundo (en el sentido metafórico, pues en el literal sí lo es), fue probablemente la cinta más correcta del certamen. Sí se trata, sin embargo, de un film ni espectacular ni efectista, que no entusiasmo a un público ávido de emociones fuertes. Sobre un tema clásico del género (la casa encantada cuyos ocupantes reviven sucesos pretéritos), el realizador, respaldado por unos intérpretes y una fotografía excelentes, consigue una película sobria y convincente, aunque, por las razones aludidas, es probable que pase desapercibida.
Phase IV (USA), de Saul Bass, con Nigel Davenport, Michael Murphy, Lynne Fredegrick.
Reforzando el potencial dramático (casi diría épico) de Cuando ruge la marabunta con el impresionante detallismo fotográfico y el alarmismo científico de Los herederos de la Tierra, y articulando la mezcla con un argumento clásico de la ciencia-ficción (el enfrentamiento del hombre con una raza de insectos inteligentes), Bass ha conseguido una cinta de indudable impacto, y bastante sugestiva a pesar de su efectismo gratuito y del flojo y pretextual guión. Impresionante la manipulación de las hormigas.
Legend of the werewolf (Gran Bretaña), de Freddie Francis, con Peter Cushing, Hugh Griffith, Ron Moody.
Una más sobre el tema, con la particularidad de la caracterización, muy sobria y acertada, del licántropo, así como su interpretación en su faceta diurna (Griffith es un robusto mocetón que ya de por sí tiene cierta cara de lobo, y cuyos ademanes dan clara idea del animal que lleva dentro). Otro acierto es el persona de Peter Cushing (que, con una de sus sutiles interpretaciones entre sobria y autoirónica, mereció ampliamente el premio al mejor actor), que encarna a un científico de mente amplia y extraordinario aplomo, dispuesto a dialogar con el hombre-lobo y a intentar ayudarle. El licántropo, en principio, acepta el diálogo, pero intervienen las fuerzas del orden y lo liquidan de un tiro al aire (con bala de plata, por supuesto).
Frankenstein castle of freaks (USA), de Robert Oliver, con Rossano Brazzi, Edmund Purdom, Michael Dunn.
Un engendro digno de Jess Franco, con enanos libidinosos, hombres de Neanderthal (un tipo mofletudo con delantal de cabritilla), y beldades celulíticas. Es notable que, a excepción del malogrado Dunn, todos los que salen en la película, incluidos los caballos, son fofos y gordezuelos.
In search of Dracula (Suecia), de Calvin Floyd, con Christopher Lee.
Hay que empezar aclarando que la película tiene de sueca lo que Los cuatro mosqueteros de panameña. Cinta muy esperada, constituyó la gran decepción del certamen. Parece un No-Do sobre Dracula, con sus tediosos planos de grabados y monumentos nacionales y sus prolijos comentarios de guía turística. Christopher Lee, con bigote y chaqueta sport, hace de narrador y se autointerpreta en algunas secuencias.
Fairy fox (Taiwan), de Ting Chung, con Liu Wei Yang, When Lin, pei li.
El típico cuento chino llevado al cine con la habitual pobreza. Un desenlace bastante divertido por lo naif: cuatro dorados guerreros celestiales y una deidad budista bajan de las alturas para arbitrar una disputa entre dos magos y dos mujeres-zorra (aclaremos que en China llamar zorra a una mujer tiene unas connotaciones muy distintas que por estas latitudes).
La maldición de la bestia (España), de M. I. Bons, con Paul Naschy, Grace Mills, Silvia Solar.
Un bodrio más de Profilmes, de la serie hombre-lobo, con el inri de que el día anterior habíamos visto la correcta Legend of the Werewolf, por lo que la comparación era inevitable. Sale el Yeti.
Devil crows (Taiwan/Hong Kong), de Wang Sing Loy, con Sin Chu y When Yang.
Film híbrido de Los pájaros y El exorcista, nos presenta un poblado sitiado por una bandada de cuervos dirigidos por un espíritu maléfico, que en un momento dado se instala en el cuerpo de un niño contorsionista. Tediosa y nada convincente.
The parasite murders (Canadá), de David Cronenberg, con Paul Hampton, Joe Silver, Lynn Lowry, y la participación de Barbara Steele.
Sin duda el plato fuerte del certamen fue esta astuta cinta, hábilmente realizada sobre el patrón de The Night of the Living Deads, y que bien podría titularse, parafraseando a su modelo, La noche de los muertos fornicantes. Los parásitos asesinos en cuestión son una especie de repulsivas babosas sanguinolentas que penetran en el cuerpo humano y provocan un desaforado apetito sexual, para que la víctima agreda a otras personas y haga lo necesario para que el astuto animalillo pueda propagarse (generalmente por vía oral, aunque tampoco desprecie otros conductos anatómicos). Si algún premio mereció esta cinta fue sin duda el de efectos especiales: las escenas en que se ve a las babosas bajar por la garganta (tras el ósculo propiciatorio) y moverse bajo la epidermis del huésped son increíbles, y resulta difícil imaginar el truco utilizado. Muy lograda también la secuencia en que una babosa emprendedora se introduce en los desagües y, tras hacer saltar el tapón de la bañera de Barbara Steele, penetra en el cuerpo de ésta por el primer orificio que encuentra.
Meat is meat (USA), John Zurli, con Victor Buono, Brad Harris, Karen Field.
Un mofletudo carnicero, al grito de guerra de «mi mujer no me comprende», se dedica a hacer longanizas con la gente. Uno se pregunta por que no hace longanizas con su mujer directamente, forma mucho más radical de atajar el problema, con lo que la película hubiera quedado en cortometraje y todos hubiéramos salido ganando. (Nota ausente: la Imdb acredita el filme como italo-germano con el título original de Lo strangolatore di Vienna, e internacionalmente es más conocido como The Mad Butcher)
Cortometrajes
Tras la retirada de varios países, los cortometrajes quedaron reducidos a tres, todos ellos a concurso:
O sidarta (Bélgica), de Michael Jakar, es una especie de reportaje poético sobre el mundo creado por el historietista Druillet. Correctamente realizado, utiliza algunos efectos sencillos pero eficaces para introducir la sensación de movimiento en las viñetas.
Valdemar (España), de Tomás Muñoz, es el típico engendro gratuito con pretensiones de simbolismo. Una más que añadir a las infinitas profanaciones fílmicas de Poe, a las que a menudo he aludido. El único acierto del corto es la desmesurada e inquietante lengua del muerto-vivo.
Pauvre sonia (Francia), de Dominique Maillet, es un intrascendente sketch sobre una joven que por la noche sale de la tumba para ligar. La cinta no explica por qué le gustan gordos, ya que, en contra de lo que se espera el espectador, no se los come.
Los premios
«Este Jurado Internacional manifiesta, ante todo, la honorabilidad en todas sus decisiones...». De esta forma tan sutil comienza el acta del Jurado de este año. No hay nada tan ridículo y a la vez tan sospechoso como iniciar una declaración manifestando la propia honorabilidad (especialmente penosa, en esta línea, la reciente autojustificacion del critico de cierto diario madrileño al comentar la película de cierto dibujante que colabora en el mismo diario). Con tanta declaración previa de honorabilidad, no hay que extrañarse de los fallos subsiguientes:
(…)
Hay que aclarar que dos de los miembros del Jurado estaban directamente relacionados con sendas películas premiadas, aunque en la honorable acta se hace saber que se abstuvieron de votar con respecto a dichas películas, lo que no deja de ser un detalle conmovedor.
De los Premios, casi todos arbitrarios, tres fueron sonoramente abucheados, y con sobrada razón: el corto Valdemar fue, con mucho, el peor de los presentados, aunque los otros dos no fueran nada extraordinario; los efectos especiales de Devil crows solo destacan por su torpeza, aunque cabe la sospecha de que en la decisión del honorabilísimo Jurado influyeran las increíbles y sumamente realistas contorsiones del niño poseído; pero da la casualidad de que en los numeritos del niño-cuervo no hay efecto especial que valga, pues, como he señalado antes sin la menor ironía, se trata de un niño contorsionista. Es como darle un premio al Freaks de Browning por la excelente caracterización de los monstruos.
En cuanto al premio a Paul Naschy, constituyó el chanchullo más obvio del honorable Jurado, y, en consecuencia, su proclamación fue recibida con el más estruendoso pateo. Pateo no a Naschy, que no lo merece, sino al honorable Jurado, que mereció ser pateado no ya en el suelo del cine sino directamente en las posaderas.
No habría nada que objetar a que se le concediera a Paul Naschy -cuya versión del hombre lobo es correcta- un premio, mención u homenaje por su labor global en el cine de terror indígena; pero darle un premio de interpretación, máxime por una película en la que se limita a dar saltos, y frente a actores de la talla de Peter Cushing, es una afrenta al público y un desprestigio para el Festival.
Premio Internacional de la Crítica
Este año se ha instituido oficialmente un Premio Internacional de la Crítica, concedido por un Jurado compuesto por cinco miembros. Se trata de un premio único al mejor largometraje, que fue otorgado a Ghost story, tras ardua deliberación. Las otras dos cintas en litigio fueron Phase IV y The parasite murders, a las que se concedió sendas menciones.
Sección Informativa
Lo más flojo del certamen fue la «Sección Informativa», y, teniendo en cuenta que una sección de este tipo está sujeta a menos condicionamientos que la de concurso, a la vez que ofrece un campo mucho más amplio donde elegir, resulta incomprensible que no se prepare con un poco más de cuidado.
Aparte de la excelente Invención Destructiva de Zeman, presentada como retrospectiva y sobradamente conocida por el público hispano (se pasó incluso en TV), no hubo nada de interés: dos chinas (la tediosa Kau Sam Neang y el intolerable bodrio Snake Oueen); un engendro con pretensiones del inevitable Klimovsky -El Extraño Amor De Los Vampiros-, que pretende ser desmitificador e irónico y solo consigue caer en el más espantoso ridículo; y la mediocre producción británica House Of Whipcord, que no desmereció del resto. En la sesión de clausura se pasó El Exorcista, doblada y cortada.
Muestra Internacional del Cómic Fantástico
En esta edición ha tenido lugar también una Muestra Internacional del Cómic Fantástico, que en lo sucesivo se celebrará anualmente, como acto paralelo, en el marco del Festival, organizada por Editorial Doncel en colaboración con la dirección del certamén. En la MICF de este año se celebró una mesa redonda sobre «Cine y cómic», moderada por Alfonso Alvarez Villar, con ponencias del conocido historietista Esteban Maroto y de Carlos Cornejo. Asimismo, se montó una exposición de cómic fantástico, con la participación de los más destacados autores españoles del género: el citado Maroto, Carlos Giménez, Luis García, Adolfo Usero, Ventura y Nieto, De La Fuente y otros.
Conclusión
La 8ª edición ha superado a las anteriores en cuanto a organización y nivel medio del material a concurso. Por otra parte, la creación de actos paralelos, como la MICF, constituye un gran acierto, y es de esperar que en el futuro proliferen las iniciativas de este tipo.
Para la 9ª edición, me atrevería a sugerirles a los organizadores que se esforzaran por conseguir una sección informativa más interesante y un Jurado menos honorable.
Como de costumbre, la participación indígena (este año bastante reducida, por fortuna) ha sido coherentemente penosa. Si la reverdecida consigna de consumir productos nacionales se extiende al Cine, habrá que refugiarse en el teatro de marionetas.
Crónica publicada en Famosos Monsters del Cine núm. 8
(sin firma acrediatada)
(sin firma acrediatada)
Del 4 al 10 de octubre, más tarde que otros años, por lo que desgraciadamente los dos últimos días iban a coincidir con el inicio en Barcelona de la Semana de Cine Internacional (antes Cine en Color) se celebró en Sitges la octava edición de la semana de Cine de Terror, en un ambiente internacional de todos bien conocido, que llevó a que varias delegaciones nacionales retirasen las cintas que habían presentado a concurso o información. Esto, indudablemente, iba a perjudicar un tanto la programación, que debió nutrirse en exceso de las películas de dos filmografías, la británica y la china, con lo que iba a existir un claro desequilibrio con el resto de países.
Así las cosas, la programación definitiva iba a quedar compuesta por 13 largos y 3 cortos que participaban en la sesión concurso, y otros 6 largometrajes en la sección informativa. Y, a pesar de la retirada de películas, lo cierto es que la calidad media de esta Semana ha sido superior a la de otros años, colocándose en muy buen lugar entre los festivales nacionales, todos ellos muy poco recomendables y algunos francamente insoportables.
Veamos cuáles han sido estas películas, por orden de su proyección en los sucesivos días de la semana:
El día 4, en sesión inaugural, se proyectaba Dead Of The Night (A altas horas de la noche), cinta de Bob Clark, interpretada por John Marley, Lynn Carlin y Henderson Forsyth. Esta cinta intenta modernizar el clásico tema del muerto que vuelve de la tumba, trasladándolo a la época vietnamita de los Estados Unidos. La madre de un soldado no quiere aceptar que su hijo haya muerto en la guerra, como le va a comunicar un oficial. Y comienza a invocar al difunto que, de repente, aparece en su hogar, convertido en una especie de fantasma-vampiro (al estilo de los aparecidos chinos), que tiene que beber la sangre de los vivos para que prosiga su “segunda vida”. (...) No estuvo mal esta cinta inaugural del Festival.
El día 5, a primera hora de la tarde, se proyectaba, en sesión informativa, la cinta checa Una Invención Destructiva, de Karel Zeman, obra ya conocida por los cinéfilos, que combina dibujos y actores reales con unos excelentes maquetas, para lograr una fantasía que, además, es servida con una buena dosis de humor, en una ambientación juliovernesca. Película muy interesante para quien no la hubiera visto.
A segunda hora de la tarde se proyectó la cinta británica Persecution (Persecución) de Don Chaffey, interpretada por la veterana Lana Turner, Ralph Bates, Trevor Howard y, personaje importantísimo en la historia, el gato Sheba. Y digo importantísimo, pues la historia se basa en la alucinante relación entre una madre, su hijo y el gato. Bates, al que los aficionados conocen por su interpretación de Jeckyll en Dr. Jeckyll Y Su Hermana Hyde, trata de encarnar al hijo, completamente traumatizado por una madre que quiere hacerle pagar su odio al mundo, a través de una extraña obsesión con los felinos sucesivos que va teniendo. Buenos momentos, tales como los que sale el gato, o cuando la madre es ahogada en un cuenco de leche por el hijo, y la actuación de una enfermera francesa.
Por la noche, fue programada la película de Alemania Federal Parapsycho, de Peter Patzak, con Marisa Mell y William Berger, cinta de la que me perdí casi toda su proyección, pues el tremendo calor de la sala del festival, que no tiene acondicionamiento alguno, me puso enfermo, y tuve que salir a tomar el aire, tras haberme quitado la chaqueta y corbata que este año se volvía a exigir en Sitges para las sesiones de la noche.
Al parecer, la obra está compuesta por tres episodios en los que se presentan otros tantos casos de poderes para normales. Lo que más le gustó a la gente fue una autopsia, al parecer realizada con todo lujo de hemoglobina y el tercer episodio, en el que un telépata se dedica a hacer cosas feas a las señoras que le gustan, a través de su poder mental.
El día 6, en la primera sesión de tarde se proyectaba, en sesión informativa, la primera de las cintas chinas de relleno, Kau Sam Neang de Sang Ha-Li que narra una de las típicas aventuras de aparecidos tan habituales en la filmografía oriental.
La segunda de la tarde fue Ghost Story (Historia de fantasmas) de Stephen Weeks, interpretada por Anthony Bate, Marianne Faithfull y Murria Malvin. Una película muy acertada, dentro del estilo artesanal al que nos tiene acostumbrado el cine fantástico británico, que narra como un joven universitario, marginado por dos compañeros con los que va de cacería, muy ingleses y correctos ellos, cae bajo el hechizo de una casa embrujada, acabando por desaparecer en la dimensión misteriosa de los fantasmas.
Y, por la noche, nos ofrecieron el corto O Sidarta, y la película que, para mí, iba a ser el plato fuerte de la Semana, la norteamericana Phase IV de Saul Bass, interpretada por el conocido Nigel Davenport, Michael Murphy y Lynne Frederick. Película de Ciencia Ficción, que cuenta con una sensacional fotografía, y unas hormigas que actúan con la precisión de actores veteranos.
Esta película nos cuenta, con unas teorías un tanto esotéricas acerca de las relaciones entre distintas especies, como se produce el enfrentamiento entre un grupo de humanos (dos científicos y la superviviente de una granja destruida) con unas hormigas evolucionadas, que han logrado la inteligencia. El final es de tipo optimista, pues supone que las hormigas inteligentes no van a tratar de destruir a la raza humana, a pesar de la agresión inicial de esta, sino de adaptarla a una convivencia.
El día 7, en primera sesión de tarde, estaba programada la película española El Extraño Amor De Los Vampiros, que no vi pues ese día llegué tarde. Pero, según me contaron los asustados espectadores (asustados por la baja calidad del film y no por el terror del argumento), más me había valido perder el tren...
En la segunda sesión de tarde, vimos la cinta británica Legend Of The Werefolf (La leyenda del hombre-lobo) de Freddie Francis, interpretada por el genial Peter Cushing, Hugh Griffith y Ron Moody. Se trata de una cinta más de hombres-lobo, realizada con la habitual buena ambientación tan propia del cine de las islas que, además, cuenta con la excelente actuación de los dos protagonistas, Griffith y Cushing, La historia tiene, por cierto, la peculiaridad de que el sabio de siempre (Cushing), intenta dialogar con el licántropo (Griffith), pero antes de que logre convencerlo para que se deje curar, intervienen las fuerzas del orden público, que solucionan las cosas en su forma habitual, es decir matando al licántropo de un tiro... con bala de plata, por supuesto.
Por la noche íbamos a ver el segundo de los cortometrajes: Valdemar del español Tomás Muñoz, del que prefiero no hablar, por aquello de que “cuando tengas que hablar mal, procura callarte”.
Y, como plato fuerte, la cinta norteamericana Frankenstein Castle Of Freaks (El castillo de los fenómenos de Frankenstein), una cinta no menos mala que el corto, con hombres de Neanderthal que más parecen subnormales con taparrabos de pieles y otras lindezas por el estilo, dignas de una película española de las que hemos visto otros años en Sitges.
El día 8 estaba programado, en primer lugar, una cinta que había causado mucha expectación, la sueca In Search Of Dracula (En busca de Dracula) versión del libro del mismo título (que es un interesante estudio sobre el Drácula histórico y el de la ficción). Por desgracia, no pasó de ser un largo documental sobre los lugares en que vivió Vlad Tepes, con el único aliciente de una antología de secuencias de las cintas dedicadas a este mito del terror.
En segunda sesión pasaron otra de las chinas, Fairy Fox (La zorra bruja), que me perdí por motivos extrafestivaleros, pero que, al parecer era la clásica cinta de animales fantásticos, tan al gusto de los públicos orientales.
Y, por la noche, se proyectaron el corto francés Pauvre Sonia (Pobre Sonia) de Dominique Maillet, una obrita ni fú ni fá, que narra los ligues de una muerta en vida que, de noche sale de su tumba en busca de alegría. Luego se vio el largo español La Maldición De La Bestia, otra de las cintas esperadas, pues en ella actuaba nuestro monstruo nacional, Paul Naschy.
Dirigida por M.I. Bonns e interpretada además por Grace Mills y Silvia Solar, la cinta es una nueva aventura del licántropo que ha dado fama a Naschy, que esta vez actúa en el “exótico” paisaje del Himalaya (que, por la habitual pobreza presupuestaria es, en realidad, el del Pirineo, lo que se ve a veces). Luchando con bandidos asiáticos y con el mismo yeti, Naschy ha dado prueba, una vez más, de saber muy bien lo que quiere el público de sus películas, al que ofrece un guión y una interpretación que convertirá en muy taquillera, como todas las suyas, a esta cinta.
El penúltimo día se programó, como informativa, la cinta Snake Queen (La reina de las serpientes), otra china que tampoco vi, con gran satisfacción por mi parte pues según los disgustados espectadores, fue un bodrio insoportable hasta para los más amantes del cine que nos llega de Oriente.
En segunda de tarde se vio Devil Crows, otra cinta más o menos china (de Hong Kong), que pretendía repetir el éxito de Los Pájaros de Hitckock con un argumento que 'narra el ataque a un pueblo por una banda de cuervos, pero que no llegaba, ni con mucho, a ser la sombra de la cinta del genial director yanqui.
Y, por la noche, nos pasaron otra de las películas esperadas: The Parasite Murders (Los asesinatos de los parásitos), obra canadiense de David Cronenberg, protagonizada por Paul Hampton, Joe Silver, Lynn Lowry y la que en otro tiempo fue llamada “reina del terror”, Bárbara Steele. Nos habían prometido una película con gancho, e indudablemente lo tenía: un doctor, que cree que en el mundo hay demasiada violencia y poco amor, experimenta con un parásito que, al introducirse en un cuerpo humano, da a su huésped deseos de amar y no de guerrear. Cabe imaginar las situaciones a las que esto da lugar en una isla residencia en la que los parásitos, escapados a pesar de un intento de destrucción de su creador, invaden a los residentes.
Unos efectos especiales francamente buenos y un recuerdo cariñoso a La Noche De Los Muertos Vivientes hace que esta cinta sea de lo mejor, como terror, visionado en la Semana. ¡Y el autor de estas líneas debe reconocer que nunca se imaginó que pudiera llegar un día en el que la idea de una señora en plan sexy, le pudiera dar escalofríos, como le ocurrió mientras visionaba varias de las escenas de la cinta canadiense!.
El último día se inició con Meat Is Meat (La carne es carne), película estadounidense de John Zurli, interpretada por Victor Buono, Brad Harris y Karen Field. En ella se nos narra la historia de un carnicero, muy bien interpretado por Buono, actor de indudable comicidad, que se dedica a hacer picadillo a quienes caen en sus manos, para luego hacer con este picadillo unas ricas salchichas. Buena cinta en lo formal, que le dejaba a uno con muy pocas ganas de comer la hamburguesa que fue mi cena de varias noches del Festival.
En segunda de tarde fue pasada House Of Whipcord, una cinta inglesa que, desafortunadamente, coincidía con un interesante programa de la Semana de Barcelona y, dado que uno no tiene, hoy por hoy, el don de la ubicuidad, me fue preciso elegir un programa, en detrimento de Sitges.
En cuanto a la noche, en sesión de gala y clausura, fue pasada The Exorcist (El exorcista), cinta de la que ya se ha hablado demasiado como para que ahora la comente en un artículo de dimensiones tan reducidas.
Quedaba el cóctel final (En una semana abundante en este tipo de actos sociales), en el que se iba a anunciar la decisión de los jurados encargados de otorgar los premios. (…) Hay que hacer notar que tres de los premios, el de cortos, el de efectos especiales y el del mejor actor fueron recibidos con muestras de desagrado por una parte del público, que parecía no estar nada conforme con las decisiones del Jurado. En cuanto al Premio Internacional de la Crítica, concedido por un grupo de periodistas elegidos por sorteo entre las acreditadas en la Semana, fue dado a Ghost Story.
Resumiendo, una Semana siguiendo la línea ya tradicional en Sitges, con una considerable mejora en el material presentado a concurso y que apunta ya la posibilidad de que incorpore actos paralelos, como la exposición de comics fantásticos celebrada este año, que darían (como siempre ha afirmado el autor de este artículo) nueva vida al Festival. Esperemos, pues, que en años sucesivos se consolide esta tendencia así apuntada, para bien del Festival de Sitges y de sus fervientes seguidores.
Crónicas de Ángeles Maso para La Vanguardia
“Paapsycho” de Alemania, en el terreno de la parapsicología. 7 de octubre de 2010
Ha comenzado el VIII Festival Internacional’ de Cine Fantástico y de Terror. La primera proyección fue Dead of Night de Bob Clark (USA), con John Martey, Lynn Carlin y Henderson Forsyth. Una película de buen planteamiento, interesante y en cierto modo original en la presentación de un vampiro de hoy. Vampiro creado por una madre que no se conforma con la noticia de que su hijo ha muerto en la guerra. El hijo, después de un conjuro, aparece en la casa. Todos creen que hubo un error hasta que los acontecimientos demuestran que el hijo ya no es de este mundo. Clark ha recurrido a técnicas elementales, pero ha sabido mover bien los personajes sobre todo hasta la primera mitad de la película. Y colocar dos o tres golpes de efecto que fueron aplaudidos por el público.
Más hondura dramática en «Persecution», de Don Chafey (Inglaterra) que tiene como eje la turbia personalidad de una madre atormentada por los recuerdos de sus amores ilícitos El hijo se hace blanco de todos sus rencores hasta llegar a límites insospechados. La interpretación de la madre corre a cargo de Lana Turner, la bella sexy de los cuarenta. Un papel ingrato que la
Turnar lleva con dignidad. La cinta está bien relatada y el clima de Inquietud que Chafey pretende crear es suficientemente sólido como pera mantener la atención del espectador.
En las dos primeras jornadas, pues, tenemos sendas madres como instrumento de una historia de terror. Una por amor y la otra por odio. Pero no acaba aquí la coincidencia. La tercera película a concurso —vimos también «Invención destructiva» de Checoslovaquia, pero en sesión informativa— es Parapsycho, de Petar Patzak (Alemania Federal). Cinta de episodios, el primero titulado «Reincarnation», el segundo «Metempsychosis» y el tercero «Telepathi». Terror psicológico que pone como fundamento fenómenos parapsicológicos. El segundo de ellos nos coloca de nuevo en una familia conturbada. La esposa ha descubierto que su marido —profesor— tiene una amante. Cuando viaja en automóvil en compañía de su marido y su hija provoca un accidente en el que ella pierde la vida. El hecho ha de modificar la existencia del resto de la familia. Se suscitan extraños fenómenos que, naturalmente, entran en el mundo da lo inexplicable. Lo mismo ocurre en el primer episodio, que trata de una especie de retorno a antiguas situaciones o como indica su título, una reencarnación. Esta cinta se ha buscado el «baño de erotismo» que compone la fórmula que no falla en el terror. Patzack ha llevado a cabo la realización con buen ritmo y mano firme. Los principales intérpretes coadyuvan al excelente tono de la película.
El VIII Festival de Sitges, pues, está en marcha. La inauguración tuvo lugar en el Palacio de Maricel bajo la presidencia del señor Cercos, subdirector general de Cine; del alcalde de Sitges y del director del festival, señor Rafales. Como novedades, el primer mercado del filme y un premio de la crítica cuyo jurado se resolvió por sorteo.
La Vanguardia, 9 de octubre de 2010
Sltges. (De nuestra redactora enviada especial.) — Los creadores cinematográficos del terror y la fantasía se repiten excesivamente según podemos comprobar año tras año. Probablemente por esta razón después de la originalidad viene la repetición burda y sin Interés.
Esto es lo que ha ocurrido en la cuarta jornada. Tras una película de ciencia ficción «Phase IV» de Saul Bass (Estados Unidos) que ha dejado un espléndido recuerdo por su original y bien presentada temática —un enfrentamiento entre terribles hormigas y los humanos— ha llegado una de «hombre-lobo».
Nada nuevo. Simple relato de terror que tiene como baza más importante la personalidad de Peter Cushing, un científico que trabaja con la policía. Su interpretación es buena y la ironía del diálogo en sus labios es, digamos, la evasión de tanto asesinato por hombre-lobo a la luz de la consiguiente luna nueva. «Legend of the Werewolf» ha sido dirigida por Freddie Francis sobre guión de John Elder. Una más, simplemente dentro del género.
Pero lo peor del Festival hasta ahora —y esperemos que sea así— es Frankestein Castle of Freaks, poco más que un tebeo. Su responsable Robert H. Oliver y los intérpretes Rossano Brazzi, Edmund Purdom y el pequeño—en tamaño— actor ya fallecido Michael Dunn. El doctor Frankestein continúa siendo un «personaje» cinematográfico. El tema interesa según como se trate. En ningún momento la cinta citada tiene profundidad, intencionalidad o tacto. Rossano Brazi interpreta a un doctor Frankestein que no logra verosimilitud ni inquietud en ningún momento.
Es un festival de signo sajón. Antes del Frankestein made In USA se vio Ghost Story, de Stephen Weeks (Gran Bretaña), que demuestra que los ingleses aun en los momentos menos inspirados saben manejarse con el cine de terror.
Salvo una película, Phase IV, el resto de lo visto hasta ahora es en original sin subtítulos. El crítico ha de dominar, pues, este idioma si quiere entrar en las profundidades de los terribles problemas que presentan los filmes del género.
CLAUSURA CON LA PRESENCIA DEL DIRECTOR GENERAL DEL CINE
Se proyectó «El exorcista» de William Friedkin
La Vanguardia, 12 de octubre de 1975
Con a presencia del director general de Cine, don Rogelio Díez, así como del subdirector general don Marciano de la Fuente, y las autoridades locales se clausuró la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Sitges. Triunfo de Canadá con The Parasite Murders, dirigida por David Cronenberg, según guión del mismo. Película aplaudida antes que premiada —en general, no se prodigaron los aplausos en este festival— con terror de «buena ley», es decir, no gratuito.
Paul Naschy resultó premiado por su papel de «hombre lobo» en la película «La maldición de la bestia». El actor especialista en terrores sí recibió muchos aplausos al comenzar la proyección en su día, pero menos a la hora de dar publicidad a los premios en el cine Retiro. Y Lana Tuner fue premiada podría decirse que por su interpretación de «mujer gato». Por lo menos éste es uno de los móviles que induce al crimen a su hijo en Persecution. Lana se alía con una gata persa para torturar a su familia.
El jurado internacional hizo constar su buena fe. Se había dicho que el productor de un filme presentado a concurso y una actriz que interpretaba una cinta también en competición formaban parte del jurado. En el acta se hacía constar que la composición del mismo había debido de ser así por insalvables dificultades. Que la F.I.A.P.F. ya tenía conocimiento de ello y que los interesados en las películas se habían abstenido de votar cuando se ventilaron los méritos de sus filmes.
La última película proyectada fue «El exorcista», de William Friedkin. Una cinta que despertó gran expectación. Que se exhibe ahora en Madrid y ha sido vista a lo ancho y a lo largo del mapa, pero que no se ha estrenado todavía en Barcelona. Vale decir por ahora que Friedkin ha seguido con fidelidad lo que es una obra literaria de gran tiraje. Friedkin, el director de French Conection, ha realizado una puesta en escena de gran mérito.
La película logra interesar e inquietar al espectador por su atmósfera de verismo, dentro de un argumento que se sitúa entre lo inexplicable. Un hecho real que sucedió a un niño hace algunos años en Estados Unidos. Aquí, la posesa es una encantadora jovencita, que encarna Linda Blair. La madre nos llega bajo la magnífica interpretación de Ellen Burstyn. La cinta, abreviada en la versión española, ha sido dirigida en su doblaje por Fernando Rey.
Como hemos visto —y recogiendo la impresión que la programación en su conjunto nos causó desde un principio— el palmarés tiene signo sajón. El filme canadiense en versión inglesa se llevó el premio gordo. Excepto los galardones concedidos a Naschy y a Tomás Muñoz por su cortometraje «Valdemar», Norteamérica e Inglaterra se llevaron la mejor parte. Para China, el premio a los efectos especiales.
Pero todo hay que decirlo, el palmarés, en este sentido, no defraudó. La gran perdedora, sin duda, «Phase IV», de Saul Bass, que destaca entre la programación del VIII Festival de Cine Fantástico y de Terror. — Angeles MASO
BLANCO Y NEGRO Crónica de Rafael Monzó para El Eco de Sitges (19 de octubre de 1975)
Intentamos escribir sin perder el equilibrio. He aquí lo que nos parece positivo y negativo del VIII Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror.
A las primeras de cambio, desencanto en parte del público. Juicios prematuros. A pesar de dificultades ajenas a los organizadores, el Festival merece la calificación de notable. La cinta de apertura, Dead of night, aunque absurda en parte, cumple con los rigores de la especialidad. Un problema excepcional. Pero ¿cómo sorprenderse de que un excombatiente que regresa a su casa, después del infierno de una guerra, se manifieste como un demente furioso y sangriento? El terror habita en su ánimo...
El film inglés Persecution nos muestra a Lana Turner en su apogeo otoñal, casi desconocida, sofisticada y ansiosa de aparentar una lozanía ya imposible, pero actriz de cuerpo entero en un personaje difícil, imperturbable, cruel y sádico a manos llenas y hundido en un ambiente señorial pero emocionante, pero estremecedor, como producto de un terror bien conseguido.
Alemania Federal llegó este año con Parapsycho. Tres episodios con presunta base científica referidos al amor: Reencarnación, Metempsicosis y Telepatía en discutibles teorías. Buenos actores, bellas mujeres, supuestos hechos y apreciable dirección. Ambiente propicio y personajes en trances irreales.
Primeras muestras del país de Mao. Exquisitas y deliciosas porcelanas chinas. Finura, gracia, pulcritud, esmero y señorío ofrecido con parsimonioso ceremonial y con un derroche de excelentes efectos especiales.
Y la lucha de la ciencia contra una espantosa colonia de hormigas, capaces de hundir la vida de la Humanidad. Excelente film de U.S.A. muy bien conseguido y con su acostumbrada acumulación de elementos técnicos y de cualquier otra clase.
Meat is Meat, también de U.S.A., nos recuerda en algunos de sus felices momentos el inolvidable film El incinerador de cadáveres aunque sin alcanzar su altura. El sarcasmo y el terror cogidos de la mano. Narración cinematográfica de tono muy estimable.
Y la cinta inglesa House of Whipcord deja una profunda impresión en el público, de la que se sale como de una angustiosa pesadilla. En todos estos films se aprecian delicados y también desabridos matices, asombrosos efectos especiales, excelente color, exacta interpretación y acertada dirección en la mayoría de ellos.
No pudimos presenciar la proyección de Legend ofthe Werewolf, The parasite murders, Devil Crows, La maldición de la bestia y Ghost story. En nuestras apreciaciones prescindimos del fallo del jurado calificador.
Las demás producciones ya entran, según nuestro criterio, en una calificación gris. Así, El extraño amor de los vampiros nos pareció mediocre y con una actriz, Emma Cohen, apoyada en su juventud en sus bellos ojos, pero poco más. U.S.A. envió una detestable versión de Frankenstein , con actores medianos y la grotesca creación de Goliath, hombre de las cavernas que el doctor Frankenstein ha vuelto a la vida (¡!!). La misma inverosimilitud de otras veces, los mismos absurdos y parecida ausencia de originalidad. Suecia, carente de fantasía por esta vez, ha concurrido con un pedante y aburrido documental sobre el desarrollo de la leyenda de Drácula en la Historia. Eso sólo se aguanta si la lluvia nos impide salir a la calle.
El Festival mantiene su importancia en lo cinematográfico, aunque muchos no se hayan percatado de ello. Defectos de mínima importancia. No olvidemos que en toda actividad está siempre latente el riesgo de tropezar alguna vez. Pero nunca es tarde para rectificar.
El exorcista, fuera de concurso, pero con el mérito por parte de los organizadores de haberlo podido estrenar antes que en Barcelona, merece capítulo aparte. Queda, pues, con otros comentarios, para nueva ocasión.
Entregas de esta serie:
1967 - Sitges Año Cero
1968 - Sitges Año Uno
1969 - Sitges Año Dos
1970 - Sitges Año Tres
1971 - Sitges Año Cuatro
1972 - Sitges Año Cinco
1973 - Sitges Año Seis
1974 - Sitges Año Siete
<span>Cojonuda entrada y sobresaliente recopilación.Una de las entradas mas nutritivas con la que me he tropezado ,desde el punto de vista de este bloggero cinefago.Seguiremos la pista a esas obras y a las futuras entradas de este mitico espacio.Larga vida
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<span>¡Phase IV! Hace poco se la intentaba describir a David Sánchez. "Encuentros en la IV Fase", la titularon aquí, jaja...Me acuerdo que me llevaron a verla estando de colonias (!) en Vilanova i la Geltrú, en el 81. Me pareció la cosa más mega-rara del mundo. También recuerdo que nos pasaron el trailer de "El resplandor" y me quedé acojonadísimo. Desde luego, fue el mejor día</span><span> de aquellas putas colonias. </span>
ResponderEliminar<span>Perdón, "SUCESOS en la IV Fase" la llamaron!</span>
ResponderEliminarSiempre me pareció un título maravilloso, por explotativo.Tuvieron la peli de Bass (diseñador de los títulos de crédito de Hitchcock, no lo olvidemos) sin estrenar un par de años y tras Encuentros en la 3a fase, dijeron, ei, aquí tenemos una que se llama Phase IV. Y le añadieron el Sucesos porque tras un encuentro lo lógico es que pasen cosas. Y el pobre espectador desprevenido se iba a ver la continuación de la de SPielberg (ni no na) y se encontraba con una de hormigas en la que apenas hay líneas de diálogo.
ResponderEliminar<span>Por favor, nos podrías deleitar antes que acabe el verano con nuevas y jugosas entregas del sobresaliente repaso que te estás kurrando del festival de sitges edicion a edicion?? Las esperamos con profunda ansiedad.MOLTES GRÀCIES!! </span>
ResponderEliminarEs uno de sus títulos alternativos, en imdb también consta como título alternativo y es el título con el que se estrenó en Sitges (en primicia mundial); así consta en el catálogo de aquel año y así la llamaron las crónicas en su momento.
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