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26.10.08

PRESIDENTIAL POP (IV): SUPER PRESIDENTE


Una de las tipologías planteadas en la Intro de este ciclo era aquella en la que el superhéroe, como avezado gestor del poder que es, se convertía en el líder político, en el presidente de la nación (o el mundo). La dinámica se tornó en tema común más o menos a partir de los 80s, pero ya se había dado con anterioridad con perspectivas mucho más inocentes. Super President es una de las muestras más bizarramente bellas al respecto.


La explosión pOp de los sesenta incluía a los superhéroes y tanto aquí como en Repronto hemos planteado que la química tenía que ver; pero al margen, o no, de nuestra discutible teoría lo cierto es que la segunda mitad de los 60s supone un nuevo periodo de esplendor pOp. El estallido de la Marvel y el éxito catódico del Batman de Adam West llevaron a inundar la televisión de superhéroes animados. Además las lógicas adaptaciones, el estudio de Hanna & Barbera creo, por ejemplo, un reivindicable plantel (Birdman, Space Ghost, los Herculoids, Mighty Mightor, Galaxy Trio). En este contexto, cualquier marcianada era posible, y Super President lo fue.


Realizado por el estudio de DePatie-Freleng (el mismo del Show de La Pantera Rosa), la idea era sencilla: James Norcross, presidente de los EEUU, había recibido sus poderes en una tormenta cósmica (al igual que Los 4 Fantásticos) que le permitían volar, tener fuerza sobrehumana y capacidad metamorfa. Así que cuando el Mundo Libre se enfrentaba a un grave problema (usualmente de origen extraterrestre) dejaba de lado sus tareas de gobierno y se lanzaba a la aventura. La influencia batmaníaca era evidente: la mansión presidencial ocultaba un pasaje a la base secreta y utilizaba un vehículo especial tuneado, el Omnicar.


La serie sólo permaneció una temporada en antena (septiembre de 1967 - septiembre de 1968). En Bad Movie Report de Stomp Tokyo, un lugar al que el Blog Ausente siempre acaba yendo a parar, dan algunas claves para el fracaso: por un lado, era inaudito que el traje de superhéroe del presidente de los EEUU tuviera los colores de Canadá; por otro, el personaje al que habitualmente se rescataba era el secreterio de estado, y como muy bien se indica:
"Shapely female assistant in bondage = big time ratings and faithful following. Fat guy wiggling in bondage = emotional scars and future therapist bills".

Es decir: que no es lo mismo practicar bondage a una fémina ayudante que a un regorderte político con pipa y gafas. Lo cierto es que Super President era una marcianada, emitida a sólo cuatro años vista del aún fresco magnicidio de JFK, que coincidió con el inicio de la Guerra de Vietnam. Demasiado pOp para un momento en el que demasiadas sombras se cernían sobre Washington. Dos meses después de que la serie fuera cancelada, Nixon se hacía con la presidencia del Imperio.





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