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8.4.07

ESCAPA GÜEY! (IX) : LOS TEMIBLES HALCONES COMBATEKAS



En el número 22 del legendario fanzine hispano 2000 Maníacos, un especial dedicado al cine mexicano, Mauricio José Schwarz escribe lo siguiente:

“En 1971 corrieron rumores de que (Zovek) había entrenado en combate cuerpo a cuerpo al grupo paramilitar gubernamental “Halcones”, que realizó la matanza del Jueves de Corpus de ese año”.
También el crítico cinematográfico Rafael Aviña se refiere, en su libro Una mirada insólita: Temas y géneros del cine mexicano, al oscuro pasado de Zovek y a sus vínculos con la sangrienta organización paramilitar. Hay quien ha llegado a decir que, en realidad, fue asesinado, como en este post del foro Mexico Legal:

"También le comento que, para parecer "chico bueno", reingresé a los Scouts (como dirigente) y como tal, en agosto del '69, comandando una visita guiada en el Campo Militar Número Uno, un "Subteniente de complemento" de apellido Chapa y a quien se le conoció públicamente como "El Profesor Zovek", nos dió una demostración de soldados que él entrenaba y los ví hacer "lagartijas" sobre un dedo de cada mano y avanzando a saltos, los militares que nos guiaban dijeron que esos no eran "soldados" y después del 10 de junio de 1971, "El Profesor Zovek" dijo que él había sido patriota pero no para lo que pasó y que todo lo pondría en claro, sin embargo nunca lo hizo pues murió en un "accidente" mientras hacía una de sus presentaciones, accidente que muchos consideran provocado pues murió después de que fuera estrellado varias veces "por imprudencia" mientras colgaba de un cable que jalaba un helicóptero que, si no mal recuerdo era militar y piloteado por un militar."
¿Un sabotaje? ¿Un disparo desde un montículo cercano? ¿Pura conspiranoia? ¿Una forma de silenciarle? ¿Venganza? ¿Una falacia que ensombrece su más que digna carrera en el mundo del espectáculo? Demasiadas preguntas. La clave estaría, pues, en los Halcones, paramilitares combatekas de triste recuerdo.



1968. Un año siempre recordado por las revueltas estudiantiles. Los medios, en su ávida generalización, siempre se refieren a ese clamor de juventud airada y rebelde recordado París o Berkeley. Pero las protestas, como si de una moda cualquiera se tratase, traspasaron fronteras y también llegaron al país de Santo, Blue Demon y el guacamole. Y el México de esa época era una aparente democracia formal gobernada, en realidad y con mano dura, por el PRI, un partido político famoso en el mundo entero por ser de los más corruptos que se recuerdan, tejedor de todo un entramado de prebendas que le permitió mantenerse en el poder durante décadas. Ya en ese año mágico, las primeras manifestaciones de jóvenes de pelo largo acabaron en la que se conoce como La Matanza de la Plaza de las Tres Culturas. Al parecer las fuerzas del orden y el ejército irrumpieron con tal virulencia que la cosa acabo muy malamente. Con muchos muertos y heridos. Tanto joven universitario echado a perder no dejaba en buen lugar a las fuerzas gubernamentales, así que los dirigentes en el poder (al parecer todo apunta directamente al entonces presidente Luís Echevarría) optaron por la clásica estrategia opaca: los grupúsculos paramilitares. Otras versiones indican, por el contrario, que la estrategia ya estaba bastante avanzada y que los Halcones ya estuvieron presentes, como francotiradores y en periodo de prueba, en esta primera masacre de universitarios.



Fueron varios los comandos financiados, de estranquis, por el erario público. Las brigadas blancas, el Batallón Olimpia, “Acuario”, “Abejas”. De todos ellos el más conocido y virulento fue el conocido como Los Halcones, al mando del coronel Díaz Escobar. Y es precisamente este grupo de élite el que se vincula a Zovek, quien al parecer fue uno de sus entrenadores. Se sabe que Zovek tenía vínculos con el gobierno y preparó a miembros del ejército, forma parte de su biografía, pero ¿sus célebres combatekas eran algo más que inocentes alumnos de atléticas aficiones? ¿Practicaron los halcones el Vuelo sin Escalas? En diferentes artículos de investigación consultados se pueden leer cosas como estas:

“Los Halcones estaban entrenados en aikido -arte marcial que enseña a usar los dedos para fracturar al oponente- y en kendo, técnica de ataque mediante el uso de un bastón. (...) La mayoría fueron entrenados en campos solitarios alrededor de la capital y otros más en el extranjero, como Japón y Estados Unidos.” (La Crisis, junio de 2003).

“Para entonces ya se había perfeccionado en artes marciales, en cursos impartidos “por gentes que vinieron de Singapur, el señor Tai Soon Lee y la maestra Mary Lee Chan... bueno, era ella china”. (Memorias de un Halcón, La Jornada, noviembre de 2002).
Así pues vemos que, por un lado, había pasta invertida y, por otro, recibieron entrenamiento en las más modernas y sofisticadas técnicas de lucha. Y no eran pocos. La mayoría de fuentes los cifran en quinientos, aunque algunos testimonios hablan de un auténtico ejército formado por tres mil halcones. Es posible que unos fueran la élite entrenada y los otros delincuentes a sueldo capaces de cualquier cosa por unos pocos pesos.



El 10 de junio de 1971, tan sólo ocho meses antes de la muerte de Zovek, es tristemente recordado como el día de La Matanza del Jueves de Corpus. Casi una cincuentena de muertos y centenares de heridos. Los responsables de tamaña masacre, auténticos bersekeers, fueron, claro, los Halcones. Algunos se infiltraron entre los manifestantes (el viejo truco) mientras que el resto planificó una auténtica encerrona. La crónica de dos periodistas que presenciaron el suceso relataba lo siguiente:

“Los ‘Halcones’ –varios miles de individuos armados con rifles, pistolas, machetes, garrotes y piedras– se lanzaron corriendo hacia la vanguardia estudiantil. Al mismo tiempo, por la retaguardia otros grupos de ‘Halcones’ realizaban una maniobra envolvente para copar al núcleo de manifestantes. Los estudiantes se atrincheraron en la Normal.” y describen al comando paramilitar como “sujetos de pésima atadura, vestidos de civil, la mayoría de ellos menores de edad.”
Un par de testimonios más para dejar claro que la cosa no fue moco de pavo. Sotero R. Garcíarreyes de El Heraldo de México, describía la batalla en certeros flashes (al fin y al cabo ero fotógrafo):

“Los heridos caen por todos lados. Disparan contra todo lo que se mueve...” (...) “Más de quinientos agresores, la cuarta parte de ellos armados y perfectamente municionados, avanzan metro a metro” (...) “Los agresores han enloquecido. Ebrios de pólvora y sedientos de sangre, arremeten contra unas 40 personas que han buscado refugio en un pequeño local”.
Y un estudiante superviviente, David M., relata:

"Me integré al contingente y apenas habíamos avanzado unos 25 metros cuando comenzaron los disparos. Ahí fue cuando vi a los halcones; eran jóvenes que llevaban tenis, camisetas y tenían el cabello muy corto. Se distinguían del resto porque la mayoría de los estudiantes llevaban el pelo largo como los hipies; ellos no corrían con miedo como los demás y llevaba unas varillas gruesas con las que golpeaban a la gente. Los palos parecían de escoba pero te daban una descarga eléctrica terrible. Después supimos que eran un invento coreano que importaron funcionarios para usarlos ese día.”
Todas estas declaraciones e investigaciones periodísticas son recientes. Han sido provocadas por la desclasificación de documentos de la CIA norteamericana, que también financió y entrenó estos batallones de choque. En algunos documentos de la administración Nixon se habla de colaborar en la preparación de una tropa de asalto mexicana experta en “control de multitudes, para el manejo de manifestaciones estudiantiles y motines”. Los archivos y documentos del gobierno mexicano han estado cerrados a cal y canto y sólo ahora tímidas voces reclaman justicia.



Es evidente, pues, que cualquier relación del Increíble Profesor Zovek, estrella de la televisión, maestro zen, héroe y referente para miles de niños y adolescentes, ensombrece la leyenda y el sentido recuerdo del Houdini Mexicano.


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