Producción norteamericana con alma colombiana (por director, parte del reparto y localizaciones), lo cierto es que es un producto muy de género, muy honesto en ese aspecto, alrededor de las casas encantadas, posesiones diabólicas y maldiciones de brujas. La historia se aleja levemente del más de lo mismo con un par de buenas ideas argumentales (cómo te conviertes en víctima de la posesión y cómo eliminar al monstruo) que podían dar más de sí, porque lo cierto es que la película está llena de efectismos estridentes, primeros planos histéricos y un barullo idiomático por su mal llevado bilinguismo colombiano-inglés.
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