Coño, me he puesto al día en reseñas. Aprovechen que no sé cuando tendré toda una tarde libre de nuevo. Que aquí no ha parado de llover en todo el día, haciendo incómodo ese eterno transitar del pueblo al auditorio y viceversa que es este festival que tanto quiero (y que tanto me ha hecho sufrir). Piensen que este pueblo ha sido (es) la segunda residencia de mi familia desde tiempos inmemoriables. Y que yo, ya de muy pequeño, disfrutaba sólo con ir a ver los carteles de las películas que proyectaban.
Hoy he tomado la decisión de quedarme en casa a descansar tras la peli del mediodía. Podía haber intentado recuperar el Seven Swords de Tsui Hark o acercarme a la nueva de Jackie Chan (con enormes reparos). Y ya doy el Fragile de Balagueró por perdida (el pase de prensa era a las ocho de la mañana y yo salí a las cuatro y media de la golfa sicotrónica).
Sitges siempre se ha impulsado por el caos y hay cosas que no cambian. El trato sigue siendo igual de pésimo que siempre. El caos acaba por invadirme y pasa lo que pasa. También es cierto que me he llevado un disgustillo personal y eso facilita que mi mente se salga de las películas de vez en cuando. Por eso era un buen día para quedarse en casa. Y ahora, a la cama, que a las ocho toca Simpathy for Lady Vengeance. Y esa quiero verla sin moverme de su interior, que Oldboy y Simpathy for Mr. Vegeance me gustaron mucho. Mañana, si puedo, les cuento.
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