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24.4.09

LOS HIGADILLOS DE LA LIBERTAD


- ¿Y a usted que películas le gustan, señor Guardans?
- Uf. Al rato de aceptar ya lo pensé “¿Y ahora las tendré que ver todas?” Mira, me resulta más sencillo decir qué películas no me gustan.
- ¿Y cuáles son?
- Las de sangre e higadillos (sang i fetge en v.o.)
Fragmento de una entrevista a Ignasi Guardans, nuevo director general de Cinematografía del Ministerio de Cultura, escuchada casualmente el pasado miércoles a eso de las nueve de la mañana en Els Matins de Catalunya Ràdio. No es un político que me caiga especialmente mal y es lógico que tenga sus gustos, y también que se le supone que administra para todos, incluidos los que disfrutamos y defendemos el cine de Sangre e higadillos, de la violencia ficcionada, de la exhibición de atrocidades.


Pero aún partiendo de la presunción de buena gestión pública a cargo de un político profesional (oigo risas de fondo, pero a veces se da), que el director general de cinematografía defina el cine que le guste en negativo utilizando el subproducto de derribo lleva implícita una filosofía cultural que creo nefasta, además de ser una muestra de la siempre peligrosa corrección política: ¿Qué es lo malo? La exhibición de atrocidades.

La primera conclusión de todo esto ya la sabíamos: el cine de sangre y tripas es subversivo. Prosigamos.

“Pienso que debería haber más sexo y más violencia en televisión, y no menos. Ambos son poderosos catalizadores del cambio social, en momentos en que se necesita desesperadamente un cambio.”
La cita es de Ballard y la encontré hace unos días en las páginas finales del (muy recomendable) Homo Sampler de Eloy Fernandez Porta. Si Guardans formulaba sus gustos en negativo, yo me permito reformular la frase de Ballard en su negativo:

Sin la exhibición pública y masiva de sexo y violencia no hay cambio social.

Status quo a través de la versión más teletubbie de la Sociedad Borderline. Habrá quien apunte que la televisión ya está llena de violencia, con todos esos informativos y telediarios que exponen la carne encima de la mesa, sacan el cuchillo de carnicero y empiezan a trocear. Sin catarsis colectiva alguna. Supongo que les falta sutilidad y, sobre todo, que esa violencia informativa no es subversiva y obedece a una cosa bien distinta: la Cultura del Shock, el miedo como medio para el control social. Lo reflexionábamos de Repronto hace bien poco: las noticias que nos brindan los telediarios actuales pueden dividirse en dos grandes grupos: noticias de zombis y noticias de psicópatas. Zombis fuera y asesinos en serie dentro.

Unamos los efectos de las dos ideas vertidas: la ficción pierde la sangre y los higadillos (no sería la primera vez, llevo días explicando un caso histórico) y el monopolio de la exhibición de atrocidades se queda en los telediarios y su aparente realidad. Lo primero niega el cambio social y lo segundo refuerza el control por la vía de lo irracional. Supongo que explica porqué no vivimos en el universo de Battle Royale.

Buen fin de semana.

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