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7.12.08

PAPÁ DESCANSA CON LOS MONSTRUOS

monsters are good for you

"Capté la atención de mentes maleables en un momento en el que, supongo, necesitaban una especie de figura paterna. Y allí estaba yo, un hombre adulto que no fruncía el ceño ante sus intereses, y del que sus padres podían estar seguros de que no iba a animarles a beber o a drogarse".
El pasado 4 de diciembre moría, a los 92 años de edad, Forrest J. Ackerman. Una noticia esperada desde que Ain't it cool news anunció anunció, hace ahora un mes, que le quedaba un mes de vida; a veces hay cosas que cuadran, y Forry (que es como le llamaban sus amigos) resulta vital para cuadrar la subcultura popular del siglo XX.

Fuí uno de esos niños abducidos por el horror pOp de la mano de Famosos Monsters del Cine, la versión española de Famous Monsters of Filmland (FMOF). El impacto, obviamente, no fue el mismo aquí que allí, aunque estoy seguro que no fui el único niño español hipnotizado por todas aquellas fotos de monstruos de películas cuya existencia, en muchos casos, parecía imposible. Hombres largarto, orugas gigantes, gorilas enfurecidos, rostros deformes, vampiros con la boca abierta. Y pululaba por sus páginas un señor cuyo nombre se repetía como un encanamiento y cuya estampa aparecía, de vez en cuando, en habitaciones repletas de objetos y máscaras salidos de aquellas películas. Y lo mejor de todo es que aquella exhibición de tesoros cambiaba de una foto a otra, pero nunca el señor con traje, gafas gruesas y rostro bonachón. El anfitrión y propietario de la Ackermansion despedía mucha más confianza que Walt Disney. Saltaba a la vista.

Famous Monsters of Filmland 1 - 1958
El tipo elegante y con fulard que se ocultaba tras la máscara de Frankenstein,
en el primer número de Famous Monsters of Filmland (1958), era su editor Jim Warren.


En EEUU Famous Monsters tomó la alternativa de los cómics de horror por lo que hace a la seducción del inocente; en realidad, la cruzada de Wertham afectó a la industria del tebeo, pero apenas cuatro años después de la entrada en vigor del comic code los autocines se llenaron de terrores de serie bé, y, lo que es peor, la televisión empezó a programar matinales presentadas por anfitriones siniestros y llenas de monstruos en blanco y negro. Famous Monsters se convirtió en el noticiero universal para una generación de boy scouts tentados por el horror a un nivel nunca antes experimentado. Stephen King, Joe Dante, John Landis o Steven Spielberg fueron algunos de aquellos niños contaminados por la radioactividad pulp que emanaba de la revista dirigida por Ackerman, y así lo han confesado siempre. Jim Warren, el editor, se animó ante el éxito de la publicación y decidió lanzar sus magazines de horror. Los tebeos de miedo volvieron a los supermercados.

Famous Monsters no fue el único trabajo realizado para Warren. En 1969 diseñó, junto a Frazetta, el personaje destinado a reflotar la editorial en un momento de crisis. Hija bastarda (por yanqui) de Barbarella, la bautizó como Vampirella y escribió el guión de su encantadora primera historieta, Vampirella of Draculon, con dibujos de Tom Sutton.

Vampirella of Draculon

Ackerman jugaba con la serie bé y difundía el sentido de la maravilla. Con lo segundo no hacía más que transmitir aquello que había sentido en 1926, con nueve años, ante el descubrimiento del primer número de Amazing Stories. La magía de la fantasía. Y es que referirse sólo a Famous Monsters y a Vampirella no hace justicia al padre, también, de los fanzines, tal y como hoy los entendemos. En la década de los 30 fundó The Time Traveler junto a Mort Weisinger y Julius Schwartz (futuros e históricos editores de DC) y The Science Fiction Magazine (editado por los creadores de Superman: Shuster y Siegel). De hecho, se le considera principal acotador de la ciencia-ficción como género cuando, a finales de los 40s, la Biblioteca Pública de Los Ángeles le pidió ayuda para catalogar aquel extraño fondo que había ido reuniendo. Ackerman sintetizó los obvio con una tipología dual que sigue vigente: Fantasía y Horror y Ciencia Ficción, a la que también apodó sci-fi.


Padre del fandom e impulsor de las primeras convenciones, fue el descubridor de Ray Bradbury y agente literario de Isaac Asimov, pero también de Ed Wood, cineasta icono de la serie Z, y Ron L. Hubbard, padre fundador de la cienciología. Un cuarteto tan dispar como sugerente que revela el carácter poliédrico de Forrest J. Ackerman como visionario del pajerismo ilustrado, en el que cohabita la excelencia y el delirio. Un tipo mentalmente sano que no por haber leído a los mejores repudiaba las esquinas más sucias y baratas, sino más bien al contrario. Escribía con el mismo humor y fascinación sobre The Bride of Frankenstein que sobre The Bride of the Monster. Y su presencia puede ser rastreada en películas como Queen of Blood, Dracula vs Frankenstein (del tremendo Al Adamson; no se pierdan su conversación con Drácula mientras conduce en este tutubo) o Aullidos (a la derecha de este enlace encontrarán un lista bastante exhaustiva de su actividad fílmica). Añadan que era un reconocido experto en esperanto y que fue miembro de honor de la agrupación lésbica Daughters of Bilitis por su apoyo y por los relatos de fantasía lésbica agrupados bajo el nombre de Laurajean Ermayne para intentar conformar un rompecabezas imposible.

Ackerman con Florence Marly y gorila

Les dejo con esta entrevista televisiva en la que realiza un tour por una Ackermansion que ya no existe, y con un bello sampler de sus participaciones cinematográfica.
Gracias por todo, Forry.







Bola extra: la entrevista que le hizo Luís Vigil para Nueva Dimensión que subí hace unos meses.

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