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4.11.08
PRESIDENTIAL POP (XIII): WONDER WOMAN FOR PRESIDENT
La idea del superhéroe como presidente (o líder político mundial) ha aparecido con cierta recurrencia durante las últimas décadas. Es, al fin y al cabo, una idea lógica y casi atávica (incluso darwinista): al más poderoso le corresponde el mayor rango político. Desde ese punto de vista, no deja de ser la mar de curioso que el primer caso de superhéroe presidente (aunque verán que no exactamente) corresponda a Wonder Woman, la heroína de la Edad de Oro. Arriba tienen la portada del número 7 de su colección (DC, invierno de 1943) . Una mujer optando a la presidencia, una idea potente y arriesgada lanzada desde la portada de un tebeo publicado sólo veinte años vista tras la consecución del voto femenino en los EE.UU (1920). Es el tipo de cosa a la que me refiero cuando hablo del poder subversivo del pop de derribo.
Recorrer un tebeo de la Wonder Woman original es un placer. Los dibujos de Harry G. Peter son una maravilla de inocencia y vigor plástico. Y lo mismo puede decirse de sus historias, a cargo de Charles Moulton (William Moulton Marston), psicólogo también conocido por haber inventado el polígrafo, el mítico detector de mentiras. Un vínculo bizarro entre personaje de cómic y artilugio psycho-pOp que siempre me ha fascinado. Casi tanto como los tebeos, que hacen gala de un voluntarioso feminismo pero al mismo tiempo están escritos por un varón nacido el siglo XIX. El resultado es una deliciosa amalgama. Vayamos con la historieta.
Ya les anticipo que es una aventura temporal, es decir, en una cronología futura (con todos los problemas que eso implica). La reina de las amazonas muestra a su querida Diana (alter ego de Wonder Woman) el aparato conocido como Esfera Mágica, que monitoriza el tiempo (pasado, presente, futuro) de manera filosóficamente sencilla: los eventos del futuro están provocados por los eventos del pasado. Al conocer el pasado, se puede observar el futuro, o mejor dicho el futuro más probable. (a partir de aquí dejo el dolor de cabeza a mis comentaristas). Como mujeres que son, lo primero que harán será observar cómo viste una secretaria mil años en el futuro.
La vertiente de psicologo inventor de Moulton se deja ver en la viñeta de abajo, en la que se describe un aparato del futuro, una invención de las mujeres llamado Controlador Fonético de Brazos, una bizarro input-output cerebral a base de impulsos eléctricos que permite teclear tan rápido como se dicta.
Sigamos observando el futuro. La presidenta de los Estados Unidos del Mundo (dentro de mil años ya seremos uno y trino, aunque desconocemos si por vía pacífica o belíca) es una mujer, Arda Moore. Su mano derecha es una versión futura del cachas de Steve Trevor (nota para profanos: el chico florero de Wonder Woman). En la viñeta de abajo les vemos recibir en audiencia a una especie de magnate con gorro cordobés que afirma "El presidente es sólo una mujer". "Ser mujer me enorgullece más que ser presidente", responde la presidenta. Y sí, como pueden ustedes suponer, el machista del puro es el malo de la primera historia del tebeo.
Sé que no viene al caso, pero no puedo pasar por alto el transporte del futuro soñado en 1943 que tienen abajo. Retrofuturismo de postín y una muestra del delicioso arte de la serie.
El tebeo se compone de varias historietas. En la primera la presidenta era una mujer, y los entuertos los desfacerá la Wonder Woman del Futuro. Pero es en la segunda historieta, otra visión del futuro, en concreto del año 3.500, en el que Diana se presentará a las elecciones presidenciales. Abajo tienen su proclamación como candidata del Partido de las Mujeres. Sí amigos, la lucha de sexos llevada al terreno de la lucha política democrática.
El candidato de los varones es Trevor (de nuevo la lucha de sexos, pero en esta ocasión a escala individual, un viejo truco muy apto para una tensión sexual que aquí no se explota en absoluto). Abajo tienen el recuento, y el enfado de Diana rompiendo papeletas cuando los datos demuestran que ha perdido. De ahí que les dijera hace un rato que lo del superhéroe presidente no era del todo correcto: Wonder Woman no gana las elecciones (aunque también es cierto que se presentaba bajo su identidad secreta).
Los problemas del Trevor presidente del futuro no tardan en comenzar, y es que los lobbys (machistas y fumadores) del futuro han tramado un fraude electoral (sin que el bueno de Trevor se enterase) y ahora exigen un decreto presidencial que borrará todas las pruebas: exigen la destrucción de todas las papeletas de voto.
Ni qué decir tiene que, de nuevo, Wonder Woman desfacerá el entuerto, y, como honorable heroína que es, pasará por alto el fraude. Trevor seguirá siendo presidente.
Les dejo con una viñeta de la tercera historieta para que comprendan el carácter subversivo de la Wonder Woman de la Edad de Oro: unas mujeres perversas han secuestrado y maniatado a un señor. Será la superhembra quien acuda al rescate. Para un niño de 1940 eso era, definitivamente, el mundo al revés. Entre otras muchas cosas.
<span>quiero en español</span>
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