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11.10.08

SINCRÓNICAS DE SITGES (IX): SINECDOQUE NEW YORK

La parte por el todo. Si nos ponemos así, lo asumo: la parte (su segunda hora) convierte el todo en un rollo patatero. Me decía Hijo Tonto si tenía sentido ofrendar una Máquina del Tiempo a Charlie Kaufman. Me parece bien. Al fin y al cabo el fantástico no son sólo hombres lobo, sino también lecturas de la realidad tras el lente de la imaginación, y en eso Kaufman (Charlie, como el vietkong) ha hecho un buen trabajo. Pero Sinécdoque me ha hundido en la miseria. Llegué a Sitges cansado, las necesarias dosis de ultraviolencia levantaron mi moral, pero esto ha sido como un ladrillo... que coño ladrillo, como un piano de cola arrojado sobre mi maltrecha salud mental. Me parece muy bien que Kaufman se disponga a narrar la vida de un director teatral en clave subjetiva. No es el primero, y no pienso en Woody Allen sino en All That Jazz. La hipocondría inicial está bien, el desdoblamiento autor/personaje y el complejo de demiurgo también. Pero no. A Kaufman se le va la olla, la película y el todo (por la parte). Y uno acaba desenado la muerte del personaje para poder salir de la sala por patas. Y no. La película sigue, el hombre no se muere, la losa te hunde. Maldito Kaufman: su película me ha hundido en el sopor, lo ha enganchado a mi piel y no voy a ser capaz de superarlo. De entrada, lo primero que he hecho al salir es pasar de Tokio, la peli a seis manos (Gondry, Carax y Bong Joon-ho) que proyectaban después. Necesitaba aire.

1 comentario:

  1. <span>Pienso lo mismo que el autor de esta critica. odie al personaje.
    </span>

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