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28.10.07

PIONERISMOS DE LA ACCIÓN 3D Y LA ANIMACIÓN



Las hijas de puta están siendo inclementes estos últimos días, cosa que me ofusca y desconcentra, ténganlo presente si me ven divagar en exceso. Dicho lo cual me dejo de lamentos. Una de las experiencias más excitantes de ver crecer a absencito es observar su educación audiovisual y cómo reacciona ante ella. Pero no crean que sólo es él quien aprende. Yo también. Con tres años ya ha realizado alguna reflexión que merecerá aparecer por aquí los próximos días. O, por ejemplo, también me ha servido para descubrir que los largometrajes (OVAS) de Doraemon son buenísimos o que Pocoyo luce una minimalista estética plástica que me seduce.

Como saben, los niños son adictos a la repetición, y en el último año y medio son muchos los dibujos animados que han pasado como cien veces por el reproductor, y es una pena que no esté exprimiendo por aquí tamaña inmersión. Ahora ya empieza a estar algo harto, pero la recopilación de Silly Simphonies de la Disney ha sido un clásico de la sala de la Mansión Ausente durante muchos meses. Uno de estos cortos, curiosamente abstracto, son las Melodias Egípcias de 1931. El director, sin acreditar, fue Wilfried Jackson, uno de esos casos de artesano olvidado y arrinconado por el peso de Disney. Y eso que su nombre sí constaría, años más tarde, como responsable de La Cenicienta, Alicia en el País de las Maravillas, Peter Pan o el excepcional fragmento Night on Bald Mountain de Fantasía. Contemplando, por enésima vez, los cinco minutos de las Melodías Egipcias no dejo de pensar en El Bulevar de los Sueños Rotos de Kim Deitch y en esa visión bohemia de los primitivos de la animación, por un instante experimentadores totales de la creación y el placer audiovisual. Hay, en esta Sinfonía Tonta, todo un tratado sobre el pasado, el presente (de 1931) y el futuro de la animación. Breve, conciso, experimental, reflexivo y, al mismo tiempo, intuitivo. Intento explicarlo, a ver si soy capaz, y les dejo un par de Tutubos de muestra.



En las Melodías Egípcias una araña se introduce en la Esfinge de Gizeh, avanza por el laberinto de pasillos, descubre unas momias bailarinas (que imitan la exitosa Skeleton Dance que abrió la serie un par de años antes) y asiste a cómo las pinturas de la pared cobran vida en un espectáculo alocado que tiene mucho de homenaje a las técnicas primitivas de la animación anteriores al celuloide. Al final, las imágenes de panoramas móviles, lámparas, zootropos, flipbooks y otros juguetes ópticos se tornan un delirio de pesadilla que acaban por asustar del todo a la araña protagonista. El fragmento, pura alucinación audiovisual, lo tienen justo aquí abajo, pero fíjense que ya he introducido dos de las tres claves: presente y pasado. Jackson mimetiza el presente de la animación de la época con un formato de éxito (el baile de las momias) y nos aboca al delirio en un creo que voluntario homenaje a las precinematográficas imágenes en movimiento del siglo XIX.



Vale. Queda el futuro. ¿Es posible que un corto de animación de 1931 experimente con un recurso de la animación de finales del siglo XX? Sí, y de manera totalemente intuitiva por parte de Jackson. Aunqeu para ello es necesario saltar de medio. Del cine de animación al videojuego y la animación 3D, que aunque no son lo mismo sí comparten un tronco común. Uno de los recursos primitivos que nos hemos hartado de ver es el avance subjetivo por pasillos, presente en el 3D primitivo y en videojuegos tan memorables como el Wolfenstein, padre de todo un subgénero videojueguil. Pues bien, Jackson ya experimentó con la idea en las Melodías Egipcias de 1931. El paseo de la araña por los pasillos de la Esfinge es pura acción subjetiva 3D, pero sin joystick, claro. Un recurso que, más allá de la experimentación y del juego propio del creador, no encontró acomodo en la inmediata explosión industrial de los dibujos animados, por ser narrativamente abstracto o incomprensible para el espectador de la época, pero que, años más tarde, se convirtió en básico y habitual, primero como recurso para el desarrollo de la animación digital y luego como clásico del juego interactivo. Y ahí lo tienen, en un corto de 1931. El mismo corto que al final deliraba con el pasado de la animación. Detalles que convierten las olvidadas Melodías Egipcias en una obra maestra a reivindicar con urgencia.



ACTUALIZACIÓN. Crazy Japan me descubre la existencia de Hans Fischerkoesen y de un corto donde la intuitividad del 3D con tecnología artesanal 2D es exquisita, la Verwitterte Melodie. Además, la experimentación no se queda ahí y se amplia al campo sonoro. Una delicia.

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