Nuestro hombre era un tipo inquieto. Aunque su carrera como preparador físico y mental cobraba cada vez mayor enjundia, realizó sus primeros (y tímidos) pinitos para triunfar en el mundo del espectáculo, al parecer recreando en sí mismo un personaje que no tuvo éxito: el agente X-1, un émulo de James Bond. Ya se sabe, era 1966. Sean Connery y el personaje de Ian Fleming estaban en pleno apogeo. Desconocemos en qué consistía este empeño, ni qué demonios pretendía con el personaje ni como iba a triunfar con él si no era cinematográficamente (o si en realidad no se trataba exactamente de una personalidad de ficción, aunque el terreno de la especulación conspiranoica y política lo dejamos para más adelante). Fuere lo que fuere lo que pretendía, la cosa no prosperó. Pero a este primer fracaso en el mundo del showbisnis siguió el éxito profesional en el campo del entrenamiento marcial. Sus alumnos y discípulos, cada vez más numerosos, recibían el titulo de “combatekas” al acabar satisfactoriamente la instrucción.
En el periódico mexicano La Jornada, en un artículo conmemorativo de su muerte que me ha sido de indispensable ayuda para recrear toda esta etapa, se escribía lo siguiente:
“En 1968, Chapa del Bosque dio a conocer Vuelo sin Escalas, un método que acercaba al individuo a la perfección física. Adolfo Álvarez, su asistente, revela que este sistema de acondicionamiento físico fue aplicado a niños, miembros del Ejército, alumnos del Instituto Nacional de la Juventud Mexicana y de escuelas primarias, con excelentes resultados”.Es una pena que, a la escasa información que se tiene sobre los “combatekas” de Zovek, posiblemente una mezcla de karate o judo con algún tipo de lucha más propia del espíritu mexicano (a la que sin duda debe hacer referencia ese imaginativo uso del término “combate”), haya que sumar la absoluta ignorancia de quien ésto escribe sobre la evocadora denominación Método Vuelo sin Escalas, al parecer una revolucionaria combinación de yoga, concentración mental y arte marcial de combate (aunque tampoco es fácil resistirse a fabular con el aire de chamán de Zovek y a la utilización o el símil con drogas psicodélicas) . Hay que destacar dos elementos del párrafo reproducido que serán muy importantes de cara al futuro: por un lado, el hecho de que entrenara a miembros del ejército; por el otro, el vínculo con las instituciones del gobierno mexicano de la época.
De hecho, el nacimiento oficial de El Increíble Profesor Zovek también se produjo al amparo de las instituciones oficiales. Volviendo al reportaje del periódico la jornada:
"El 6 de enero de 1969 realizó su primera gran representación, en un festival organizado por el Instituto Nacional de Promoción y Protección de la Infancia, en el Palacio de Deportes, realizando un escape de una camisa de fuerza”.
No deja de sorprender ese brusco cambio de actividad: un tipo que ya es toda un gurú de la meditación y el arte de la lucha, con discípulos aplicados que lo admiran, que incluso recibe encargos oficiales para el ejército, un buen día se inventa un alterego exótico y se dedica al escapismo que hizo célebre a Houdini o al Kavalier del ganador de un premio Pulitzer Michel Chabon. Cierto es que a Javier Chapa del Bosque siempre le atrajo lo de ser una estrella, pero quién sabe, quizá quisiera dejar atrás una etapa de su vida, la más oscura, como veremos más adelante, entrenando fuerzas paramilitares y usando sus influencias gubernamentales para hacerse un hueco en uno de esos festivales de la infancia de los que todos guardamos un grato recuerdo. Fuera lo que fuera, el camino hacia la fama no había hecho más que comenzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario