El género, tan de moda en estos tiempos, de la autobiografía o de la historia que puede (quiere) parecerlo (como es el caso: intuyo que parte de lo narrado proviene de la experiencia personal del autor) suele despertar inicialmente mi desconfianza (¿reálmente esas desgracias comunes merecen ser compartidas y merecen la atención y tiempo del lector?) aunque lo cierto es que luego en la mayoría de casos son lecturas que suelen gustarme. Será que tengo buen ojo al hacer la criba en la librería. O que realmente me interesa el género, muy útil para reivindicar la historieta entre los lectores no habituales.
Cualquier desconfianza de ese tipo ante Los Combates Cotidianos de Manu Larcenet esta injustificada. La semana pasada disfruté del placer de releer las dos primeras entregas para sumergirme, luego, en la tercera, recién editada aquí por Norma Editorial. Y jo. Mola. Mucho. Me interesa la historia de Marco, ex fotógrafo de guerra con crisis de ansiedad y problemas de comunicación con sus padres, hermano (ahí me hace tilín), pareja, compañeros de trabajo y vecinos. En parte, seguro, se debe al exquisito y personal dibujo, que aúna un toque caricaturesco con mucha expresividad en las líneas. Pero aún más a que sabe cómo hacer que la historia atrape a través de silencios, diálogos, emotividad y pinceladas aparentemente anecdóticas, por mucho que el protagonista no sea la persona más empática, coherente y dicharachera del mundo (o quizá por eso); con detalles como esas páginas en las que se reproducen las fotos que realiza el protagonista (paisajes en el primero, primeros planos de obreros en el segundo y trastos del cobertizo paterno en el tercero) con dibujos en blanco y negro muy expresivos junto a pensamientos intimistas...
Pues a pesar de esa pesada (y peligrosa) carga el cómic me resulta fresco y ágil, y eso es un mérito, como lo es introducir un elemento tan poco habitual en el género como es el continuará con cliffhanger con que terminan los álbumes segundo y tercero. Sucesos clave que impulsan la historia hacia nuevas situaciones. Un detalle que hace que cuando aparezca el siguiente (ai, supongo que dentro de un año) uno corra para hacerse con él no sin antes releer los anteriores (que es lo bueno del sistema de álbum anual franco-belga: incita a la relectura). Vamos, que está muy bien y lo recomiendo de manera entusiasta si este tipo de historietas son de su gusto.
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